AFAM

Blog

¿Viviendo o sobreviviendo?

Dios te creó para vivir plenamente


  • Compartir:

Por Alyne Cardoso 

Desarrollar hábitos saludables debe ser una prioridad para hoy (Foto: Shutterstock)

Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Yo sé que ha escuchado eso algunos cientos de veces. Pero los clichés solo se hacen clichés porque son verdades. No vivir los sueños de Dios es pasar por esta vida como si estuviéramos respirando por aparatos; literalmente, sobreviviendo.

            A los 33 años tuve una profunda crisis existencial. Ya estaba casada y graduada como nutricionista, con algunas especializaciones, pero estancada. Todo parecía vacío, y no veía el sentido de levantarme de la cama. Pasaba horas del día frente a la TV, como un escape de mi realidad de fracaso, pero mi corazón sangraba, y no sabía cómo salir de esa situación. Entonces, le pedí ayuda a Dios; yo quería hacer la diferencia en este mundo, porque no tenía sentido continuar “sobreviviendo” de esa forma.

            A partir de ese momento, con la ayuda divina, pude ver la raíz de mi problema. Dejé de tercerizar mis responsabilidades, asumí el control de mi vida y comencé a reconstruirla. Empecé a cuidar mi salud física y emocional, y el crecimiento personal y profesional fue tomando forma. Nada ocurrió de un día para el otro; fue un hábito por vez, que se volvía prioridad y rutina.

            Como decía Hipócrates, “antes de curar a alguien, pregunte si la persona está dispuesta a dejar las cosas que lo enferman”. Cambiar duele, cansa, pero es necesario y vale la pena, porque el crecimiento solo viene con transformación. Por eso, quiero traer a su consciencia algunas actitudes que empiezan siendo pequeñas, pero son progresivas y fundamentales para su evolución.

Una red interconectada

            Como nutricionista funcional, recibo muchas preguntas sobre cómo desarrollar hábitos saludables que proporcionan más energía y disposición y, consecuentemente, satisfacción y felicidad. Sé que el primer paso de este camino es tener la valentía para caminarlo. Después, entender que el cuerpo y la mente son un todo indivisible, y que cuidar de la salud de uno implica, necesariamente, cuidar de la salud del otro. Muchas veces, no tenemos los resultados que esperamos porque no vemos esa interdependencia, nos enfocamos en uno y somos negligentes con el otro.

            ¿Quiere tener un cuerpo saludable y desarrollarse como persona y como profesional? Comience gestionando las palabras que salen de su boca, pues todas ellas influencian su realidad. Arranque las trivialidades y negatividad de su mente y empiece a pensar y a hablar sobre salud y cosas buenas. Exprese positividad en todas las áreas de su vida.

Otro paso fundamental: ámese. La salud pasa enteramente por los sentimientos y por la autopercepción. Si no se siente importante, cualquier cosa le servirá; cualquier comida, cualquier relación, cualquier palabra, y así sucesivamente. Estamos enfermando por la baja autoestima y de la escasez de amor propio, y les transferimos ese patrón a las personas a nuestro alrededor, creando así un ciclo que se repite por generaciones.

Lo básico que funciona

            Cierta vez, leí una narrativa del pastor Amin Rodor. Él hablaba en un encuentro de médicos y estudiantes de medicina, todos cristianos, donde uno de ellos lo sorprendió con una pregunta: “¿Cuál es el secreto del crecimiento espiritual?”. Antes que el pastor pudiera decir algo, el médico completó: “Pero por favor, no me venga con el tradicional ‘estudio de la Biblia, oración y testificación’. Eso ya lo sabemos”. Entonces, el pastor Amin respondió con otra pregunta: “Supongamos que una persona obesa lo busca porque quiere la fórmula para adelgazar, pero le dice: ‘Pero no me venga con eso de dieta, abstinencia de azúcar y ejercicio físico. Eso ya lo sé’ ¿Qué le diría?”.

            Querida colega de ministerio, muchas de las “fórmulas” que buscamos para resolver nuestros problemas ya están frente a nosotras. En los siguientes párrafos, leerá cosas que ya ha escuchado muchas veces, especialmente en el contexto de la Iglesia Adventista, pero el recordatorio nunca está de más.

            Nuestra red funcional empieza por el sueño de calidad, actividad física, nutrición adecuada, contacto con la naturaleza y la buena relación con Dios y las personas. De estos puntos vienen el equilibrio químico que mantiene el buen funcionamiento de todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo.

¡Duerma bien!

            Usted, querida amiga, que suele esperar a su esposo hasta tarde en la noche, come e interactúa con dispositivos electrónicos hasta altas horas, o que trabaja hasta la madrugada, sepa: estos hábitos retardan la producción de la hormona melatonina, que es responsable de avisar a su organismo que comenzó el periodo de reposo y restauración. Después de todo, dormir tarde desorganiza todos los procesos de regulación y desintoxicación del cuerpo. Al despertarse, ya sea temprano o tarde, no tiene energía suficiente para las demandas del día, y puede estar de mal humor, irritable, desconcentrada, con tendencia a la procrastinación y a los pensamientos negativos.

            En un estudio de 2013, científicos descubrieron que una semana de privación de sueño altera el funcionamiento de 711 genes, incluyendo algunos que afectan los niveles del estrés, los procesos inflamatorios, la inmunidad y el metabolismo. Y todo eso interfiere directamente en el cerebro. Elena G. White afirma que “La acción armoniosa y saludable de todas las facultades del cuerpo y la mente, produce felicidad; mientras más elevadas y refinadas sean las facultades, más pura y sin mezcla será la felicidad” (Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 283). ¿Ha perdido el brillo y la alegría de la vida, del trabajo, del matrimonio…? Tal vez, sea una señal de que necesita ajustar sus horarios y crear una rutina de sueño más adecuada.

            Y no sirve de nada pensar que solo importa la cantidad de sueño, ya sea de día o de noche; también existe un periodo correcto para acostarse y levantarse. Nuestro cuerpo reacciona a la luz natural, entonces, levantarse temprano y ponerse en contacto con la luz solar despierta el cuerpo para las actividades del día y ya se prepara para producir hormonas correctamente para que la siguiente noche de sueño sea buena.

            La privación del sueño también interfiere en la producción de las hormonas grelina (que aumenta el apetito) y leptina (que genera procesos inflamatorios y desregula el funcionamiento de la tiroides). Si cualquiera de sus hormonas está en desorden, incluyendo las sexuales y suprarrenales, preste más atención a su sueño; esta puede ser la causa del problema. Y no hay remedio o suplemento en el mundo que equilibre los niveles de leptina; solamente un sueño de calidad y las buenas elecciones alimentarias tienen ese poder.

¡Buen provecho!

Ahora, vamos a hablar de otra cosa buena: la comida. Ya debe saber el peso que tiene la alimentación en el bienestar del cuerpo y de la mente. La salud gastrointestinal, la desintoxicación del organismo, la energía que el cuerpo usa para continuar funcionando bien, todo eso depende del equilibrio y de la calidad de los nutrientes que ingerimos.

             Cuanto más consumimos carbohidratos refinados y procesados, más desregulados estarán nuestros niveles de leptina e insulina. Entonces, si tiene dificultad para dormir bien, puede ser que deba disminuir la cantidad de carbohidratos de su dieta. Además, esté a algunas señales que pueden indicar que usted presenta alguna resistencia a la insulina:

  • Exceso de peso y presencia de “rollitos”;
  • Incapacidad de perder o mantener peso;
  • Cansancio después de las comidas;
  • Presión arterial alta;
  • Deseo constante por determinados alimentos, especialmente dulces y estimulantes;
  • Estrés y ansiedad constantes;
  • Hambre en medio de la noche;
  • Osteoporosis;
  • Alto nivel de triglicéridos de ayuno, principalmente cuando es igual o superior a los niveles de colesterol.

Muchas personas sufren enfermedades que podrían ser evitadas. Lo que sucede es que muchos permiten que las emociones conduzcan su apetito, y comen cuando están ansiosos, felices, tristes, aburridos, pero nutren poco el cuerpo. Las consecuencias de eso las llevan a ir cada vez más lejos de sus objetivos personales, como una adicción de la que no pueden librarse. Si ese es su caso, busque ayuda profesional; un psicólogo y un nutricionista pueden ayudarle a dejar la compulsión y tener una alimentación consciente y balanceada. También hágase chequeos, sin miedo a los resultados de los análisis; el diagnóstico no es una sentencia, sino un punto de partida.

¡Sea feliz!

            Dios es demasiado sabio como para equivocarse. Él nos hizo con una increíble farmacia interna capaz de prevenir y curar la mayor parte de nuestros problemas de salud física y emocional. Las hormonas como la endorfina, dopamina, serotonina y sus variantes controlan buena parte de las emociones y actividades de nuestro cuerpo.

            Endorfina significa “morfina interna”. Es un analgésico natural producido por nuestro cuerpo en respuesta, principalmente, a la risa y a la actividad física y sexual. Si está faltándole lívido y motivación para estas actividades, dormir temprano va a darle un empujoncito. Los beneficios de que el cuerpo esté abastecido por esta sustancia son, entre otros:

  • Relajación y placer;
  • Mejora de la memoria;
  • Mejora del humor;
  • Mejora del sistema inmune;
  • Mayor resistencia física y mental;
  • Restauración de las lesiones en los vasos sanguíneos;
  • Combate a los radicales libres, previene el envejecimiento precoz;
  • Reducción de la depresión y la ansiedad.

La dopamina, otra querida, actúa en el sistema nervioso central proporcionando energía y la sensación de felicidad. La falta de esta está directamente relacionada al mal de Parkinson, a la esquizofrenia y a la depresión. Su producción es estimulada por la manifestación del amor, ya sea con gestos, palabras o acciones. Entonces, vamos a besar y abrazar más, elogiar sinceramente y aprender a recibir elogios, agradecer más y quejarnos menos, pasar tiempo con las personas que amamos y, claro, mantenernos conectadas a la fuente de todo amor, que es Dios.

La serotonina ganó mucha fama, ya que la insuficiencia de esta es responsable de enfermedades como ansiedad, síndrome de pánico, déficit de atención, hiperactividad, depresión, obesidad, jaquecas, esquizofrenia, entre otras. Las personas solitarias y que no se sienten amadas tienden a producir menos serotonina, lo que es una realidad común entre las esposas de pastor.

Cerca del 90% de la serotonina del cuerpo es producida en el intestino. Entonces, una alimentación rica en fibras (frutas, legumbres y verduras), grasas buenas (semillas, castañas, aguacate, açaí, etc.), proteínas (granos y cereales integrales), buenos carbohidratos, y pobre en azúcares, conservantes, alimentos procesados, lácteos y cárneos es fundamental. Tener relaciones sexuales y tomar sol también estimulan esa producción.

¡Ámese!

            Es un hecho que cualquier cambio que decidimos hacer en nuestra vida debe tener sentido para nosotras, ¿verdad? El amor propio debe ser consolidado para, entonces, hacer elecciones permanentes. Es ese amor que nos proyecta para las acciones que nos harán sentir bien. Necesitamos creer que merecemos salud, que merecemos ser cuidadas, que merecemos crecer y ser fuentes de vida.

            Tal vez, haya cargado traumas que le impiden amarse y reconocer su valor. Tal vez, sea una niña asustada y llena de conflictos que vive en un cuerpo adulto. Tal vez, se deje a un lado para suplir las necesidades ajenas. Tal vez, no sepa decir “no” cuando es necesario. Amiga, necesita romper ese ciclo. Las marcas que usted carga pueden ser el motivo de que esté como está. Ver la vida por un retrovisor impide la lectura de nuevas oportunidades, pero no es necesario que permanezca así. Entienda: las personas amadas aman; las personas lastimadas lastiman; las personas transformadas transforman.

            El enemigo viene para matar nuestros sueños y ambiciones, robarnos la felicidad, mentirnos sobre nuestro valor, destruir nuestro amor propio y la imagen de Dios en nosotros. Pero el poder de Cristo es infinitamente más grande y mejor. Él vino para que tengamos vida en abundancia. Por lo tanto, permanezca conectada a él y vivirá plenamente.

Tips:

            Concluir este tema es imposible, pero le dejo algunos tips prácticos que suelo aplicar en mi vida y creo que también pueden ayudarla:

  • Realice tres comidas al día, siendo la primera antes de las 08:00, buscando mantener siempre los mismos horarios.
  • Hidrátese solo con agua en los intervalos de las comidas.
  • Haga ejercicios, preferentemente a la mañana y al aire libre, para regular el ciclo circadiano. Muévase hasta transpirar o respirar de forma más intensa, sin quedarse sin aliento.
  • Consuma semillas o castañas todos los días, pues las grasas buenas tienen un papel primordial en la regulación hormonal.
  • No consuma alimentos ricos en sodio a la noche, pues deshidratan el cuerpo y calientan el organismo de forma que lo dejan susceptible a inflamación y fatiga. Vale también para los alimentos picantes.
  • Siga la lógica: última comida hasta 3 horas antes de dormir, trabajo hasta 2 horas antes, y luces blancas y azules hasta 1 hora. También reduzca la exposición a las redes sociales.
  • Tome una ducha caliente y un té relajante (manzanilla, cedrón, anís, etc.) antes de dormir.

Espero que estos consejos la ayuden de alguna forma a construir hábitos que le permitan alcanzar sus objetivos. Pero, refuerzo: no espere. Comience ahora. ¡Beso de la nutri!

___________________

Alyne Cardoso / Nutricionista

  • Compartir:
Artículo anterior
Artículo siguiente