La Casa Vida Perfecta

Nadie es perfecto, pero Jesús nos llama a la perfección como nuestro Padre Celestial. La casa perfecta es aquella que mejor se adapta a nuestras necesidades y estilo de vida. Incluso en espacios temporales, la organización puede transformar cualquier lugar en un hogar. La búsqueda de la perfección debe centrarse más en cómo queremos vivir la vida que en mantener todo impecable. La vida perfecta se alcanza permitiendo que Cristo nos perfeccione y supla con Su gracia todos los días.
Fuente: Gettyimages

La Casa Vida Perfecta

Carolina Manrique - Arquitecta, esposa y mamá 

¡Nadie es perfecto! Y menos una mujer cristiana que quiere tener todo bajo control: casa, marido, hijos y hasta el perro limpios y ordenados un viernes de tarde. Son palabras que resuenan en mi cabeza cuando intento escribir sobre el orden… Pero, inmediatamente, también recuerdo el pedido que Jesús hizo en el sermón del monte:

“Séperfecta como tu Padre celestial es perfecto”.1 

La casa perfecta ¿es posible? En arquitectura, se suele decir que la casa perfecta es la que mejor se adapta a tus necesidades y condicionantes. Cuando se comienza a diseñar un hogar, la pregunta clave es: ¿cómo quiero vivir?  

Existen tantos tipos de espacios como personas en el mundo. Pero a la hora de empezar a imaginar tu casa ideal, no debes ver solo paredes y platos sucios. Debes pensar qué es lo que más te importa, ¿cómo quieres vivir tu día a día?  

La realidad del país y el estilo de vida “nómade” del ministerio conllevan a que la mayoría de nosotras no viva en su casa propia, entonces, ¿qué sentido tiene pensar en mi casa perfecta? 

En términos absolutos, nuestra casa refleja nuestra vida, y aunque sea un espacio temporal, la vida terrenal también lo es y no por ello debemos descuidarla. Como inquilinas, hay muchas cosas que no podemos cambiar. A menudo, al entrar a una casa, me dan ganas de tirar paredes y cambiar pisos; cuando esa no es una posibilidad, me enfoco en aquellas cosas que sí puedo hacer para que ese lugar se convierta en un hogar. La organización del espacio es una de ellas.  

Principios para lograrlo 

Al referirme a la organización de la casa, deseo centrarme más en cómo se quiere vivir la vida que en deshacerse de todo para crear un espacio diáfano y limpio. Y es que muchas veces me he propuesto ordenar, que todo esté limpio y cada cosa en su lugar. En el mejor de los casos, lo logro por un par de días, pero, como suele suceder cuando se sigue una dieta estricta, el día que la abandonas, terminas más lejos del objetivo que cuando empezaste, frustrada y cansada de intentar. 

Para las mamás de niños pequeños como yo, “la casa perfecta” se vuelve un caos en cuestión de minutos. No soy una “gurú del orden”, pero quiero compartir algunas orientaciones de quien sí es conocida por serlo: Marie Kondo.2 

Ella hace hincapié en un concepto japonés que se traduce como forma de vida. Mencionaré cuatro principios extraídos de su libro y adaptados a mi realidad: 

1. Ampliar la visión. No quedarme solo en el desorden temporal de hoy, debo visualizar mi vida a largo plazo y hacer pequeños cambios hacia lo que quiero y aspiro.  

2. Ser flexible. No ponerme barreras a la hora de imaginar mi casa y mi estilo de vida ideal. Con frecuencia, soy mi peor enemiga a la hora de fijar y perseguir objetivos.  

3. Tomarme tiempo para mí. Hacer el compromiso de dedicarme tiempo a mí misma y cultivar el estilo de vida que deseo. ¿Qué actividades me producen alegría? Seguramente, para realizarlas, deba dejar de lado tareas que me importen menos o simplificarlas. 

4. Hacer espacio para lo que importa. Una vez que determino lo que me produce alegría, el viaje comienza y puedo soñar con mejorar el espacio que habito. 

El objetivo de la organización es que me sienta feliz y satisfecha con el espacio que me rodea. Tomar conciencia de la situación de mi hogar me ayuda a tomar conciencia de cómo estoy. Considerar cuál sería mi vida perfecta es la fuerza que me guiará al decidir cómo pasar el día, establecer objetivos y ordenar la casa. 

Consejos prácticos 

Todo muy lindo, pero mi sala sigue siendo un caos, ¡piso juguetes por doquier! Pienso que quizás, en esta etapa que me toca transitar, debo amigarme con el desorden y disfrutar de mi tiempo en familia en vez de correr tras ellos como una limpiadora compulsiva. Y muchas veces es así. Pero cuando el desorden se intensifica y me abruma, debo realizar acciones específicas para que mi casa no sea un completo descontrol, sino un espacio en el que pueda relajarme y disfrutar. 

¿Por dónde empezar? Veamos algunos tips útiles para organizar:3 

1. No guardes cosas que no usas. 

De “por si acaso” están llenos los armarios. Al organizar, lo primero que debes hacer es liberar espacio y, quizá, permitirle a otro disfrutar de algo que ya no usas. 

Si te regalan o te compras algo nuevo, deshazte de inmediato de lo viejo. Dónalo, regálalo o tíralo a la basura si ya no sirve, pero no lo guardes. 

Si tienes más espacio de almacenamiento del que en realidad necesitas, seguramenteen muy poco tiempo volverás a acumular una gran cantidad de cosas innecesarias. 

2. Pon las cosas siempre en el mismo lugar. 

Encuentra un lugar donde dejar las cosas de uso frecuente para toda la familia. No dejes que todo se acumule sobre una mesa o una silla. Pon un gancho para las llaves de la casa junto a la puerta, ten un cajón de fácil acceso para el correo, un armario o gancho para carteras y abrigos. 

3. Guarda las cosas según la frecuencia de uso. 

Organiza tus armarios y cajones inteligentemente. Lo que usas a diario debe estar más a mano. Lo que usas muy pocas veces puede estar en ese estante del armarioque solo alcanzas con una silla. 

4. Divide tus cajones, usa canastos o cajas plásticas. 

No guardes todas las cosas juntas en los cajones y los estantes, usa divisiones para separarlas. Esto te permitirá aprovechar mejor el espacio y no acumular cosas encima de otras. 

5. Asigna tareas. 

Si no tienes ayuda diaria en la casa, asigna tareas de limpieza a cada miembro de la familia.Alguien debe recoger los platos de la mesa; otro, limpiar los baños; otro, la cocina. Cada uno se encarga de guardar su ropa y hacer la cama todos los días. Las labores asignadas a cada integrante deben cumplirse al instante, no deben dejarse para más tarde; por lo general, el “después” nunca llega. 

Permítete soñar 

¡Y ahora sí!, una vez que hiciste espacio para lo importante, ¡busca inspiración! Realiza pequeños proyectos, un área a la vez, y anímate a renovar. 

Tres recomendaciones desde mi experiencia profesional: 

Colores: considera usar color para los detalles o cosas que puedas cambiar más fácilmente; muchas veces, lo que al principio nos parecía una buena idea, termina cansándonos. Si quieres un espacio calmo, no pintes todo de rojo o una pared de cada color. Existen aplicaciones con las cuales podemos tomar una foto y probar cómo quedarían los colores. 

El color también nos sirve para dar sensación de luminosidad, destacar o disimular algo que no queremos que se vea tanto. Hoy tienes al alcance muchos productos que te permiten renovar sin romper, como pintura para azulejos, bañeras y pisos. 

Distribución: debe haber un equilibrio de espacios llenos y vacíos en cada lugar. No llenes todas las paredes con muebles o cuadros. Al distribuir el mobiliario, no obstaculices la circulación, piensa en no tener que rodear muebles para llegar de un lugar a otro. 

Muebles: si vas a reemplazar un mueble, busca los que son multifuncionales, por ejemplo, camas con cajones de almacenamiento incorporados o sofás con espacio de almacenamiento debajo. 

Elige aquellos muebles que te permitan ser flexible, como mesas plegables o extensibles, y aprovecha al máximo el espacio disponible. Los muebles modulares que pueden dividirse y adaptarse a distintos lugares también son una buena opción. Siempre que sea posible, invierte en calidad. 

Sé perfecta 

Vuelvo al inicio: la idea de perfección me incomodaba. Ningún padre esperaría nunca la perfección de su hija, ¿por qué Dios sí? 

La palabra griega para “perfecto” se refiere a algo que está terminado, completo, sin que le falte nada. No puedes ser casi perfecta. Estrictamente hablando, la perfección es absoluta.  

Di muchas vueltas con este término, hasta que leí el siguiente párrafo de Elena de White que aclaró mi mente: 

“El éxito en esta vida, y el que nos asegurará la vida futura, depende de que cumplamos fiel y concienzudamente con los deberes aparentemente más insignificantes. En las más pequeñas de las obras de Dios no se ve menos perfección que en las más colosales. La mano que suspendió los mundos en el espacio es la misma que ha hecho con delicada maestría los lirios del campo. Y así como Dios es perfecto en su esfera, hemos de serlo nosotros en la nuestra” (Mat. 5:48; Luc. 6:36).4 

Buscar la perfección en nuestra esfera es clave para una vida más feliz y Dios lo sabe. Lo importante es que esa búsqueda no nos agobie ni nos lleve a compararnos. La casa vida perfecta es distinta para cada etapa y cada mujer. Ciertamente, no es aquella que intentan venderte las redes sociales. Es la que existe puertas para adentro si dejamos que Cristo nos perfeccione y supla con su gracia cada día. 


1 Mateo 5:48; énfasis añadido. 

2 Autora, empresaria y consultora de organización. Conocida por conducir el reality “¡A ordenar! con Marie kondo” y por escribir varios libros sobre el tema, entre ellos El método Kurashi: cómo organizar tu espacio para crear tu estilo de vida ideal (Ed. Aguilar), mencionado en este artículo. 

3 Algunos conceptos fueron extraídos de “11 consejos para organizar el hogar que sí funcionan”, disponible en https://mejorconsalud.as.com/consejos-organizar-hogar-si-funcionan/#google_vignette

4 Patriarcas y profetas, cap. 55, p. 558; énfasis añadido.