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Rebeca

Isaac estaba aún soltero, y Abraham estaba preocupado por las influencias corruptoras que rodeaban a su hijo. Deseaba seleccionar para él una esposa que no lo apartase de Dios. El siervo a quien se le había confiado esta tarea comenzó su larga jornada, y cuando entró a la ciudad donde los familiares de Abraham vivían, […]


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hijas-de-Dios_3rebecaIsaac estaba aún soltero, y Abraham estaba preocupado por las influencias corruptoras que rodeaban a su hijo. Deseaba seleccionar para él una esposa que no lo apartase de Dios.

El siervo a quien se le había confiado esta tarea comenzó su larga jornada, y cuando entró a la ciudad donde los familiares de Abraham vivían, oró fervorosamente a Dios pidiéndole que lo dirigiera en la elección de una esposa para Isaac. Rogó que se le pudiera dar alguna señal o evidencia a fin de no errar en este asunto.

El pozo donde se detuvo para descansar era un lugar donde muchos se reunían. Fue aquí donde el siervo notó los modales suaves y la conducta cortés de Rebeca. Todas las evidencias indicaban que ella era la mujer que Dios había elegido para llegar a ser la esposa de Isaac. Y cuando fue invitado al hogar, el siervo relató a su padre y a su hermano cómo el Señor le había dado evidencias específicas de que Rebeca debía llegar a ser la esposa de Isaac, el hijo de su amo. Entonces, les dijo: “Ahora, pues, si estáis dispuestos a hacer misericordia y ser leales con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo también, y así sabré qué debo hacer.
Entonces Labán y Betuel respondieron diciendo: “De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte ni mal ni bien. Ahí está Rebeca delante de ti: tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová”.
Cuando el criado de Abraham oyó estas palabras, se inclinó a tierra ante Jehová”. Vers. 49-52.—Spiritual Gifts 3:109-110 (1864).
Obtenido el consentimiento de la familia, preguntaron a Rebeca misma si iría tan lejos de la casa de su padre para casarse con el hijo de Abraham. Después de lo que había sucedido, ella creyó que Dios la había elegido para que fuese la esposa de Isaac, y dijo: “Sí, iré”.

Cuando Dios nos da una pequeña tarea para glorificarlo y bendecir a otros, acuérdate de Rebeca dando agua a los camellos. Y si ese pequeño acto de bondad te lleva a una oportunidad de cambio de vida, avanza por la fe y como Rebeca, acepta los planes de Dios.

“Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre” (Génesis 24:67).

Fuente: Hijas de Dios, Elena de White. Daughters of Grace, Trudy J. Morgan-Cole.

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