María, hermana de Moisés
María vigiló a Moisés cuando su madre lo depositó entre los juncos. A temprana edad María había revelado su fuerza de carácter, cuando siendo niña vigiló a la orilla del Nilo el cesto en que estaba escondido el niño Moisés. Su dominio propio y su tacto habían contribuido a salvar la vida del libertador del […]
María vigiló a Moisés cuando su madre lo depositó entre los juncos.
A temprana edad María había revelado su fuerza de carácter, cuando siendo niña vigiló a la orilla del Nilo el cesto en que estaba escondido el niño Moisés. Su dominio propio y su tacto habían contribuido a salvar la vida del libertador del pueblo.
Posteriormente colaboró con Moisés y Aarón en la liberación del pueblo de Dios desde Egipto. Aunque talentosa en diversos aspectos, sus celos con relación a Moisés la llevaron a cometer serios errores.
Si el descontento y la envidia de María no hubiesen recibido una señalada reprensión, habrían resultado en grandes males. La envidia es una de las peores características satánicas que puedan existir en el corazón humano, y es una de las más funestas en sus consecuencias [...]. Fue la envidia la que causó la primera discordia en el cielo, y el albergarla ha obrado males indecibles entre los hombres. “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. Santiago 3:16 [...].
Incluso mujeres elegidas por Dios pueden ser consumidas por el resentimiento, ira, celos. Solamente volviendo nuestros ojos a Dios y manteniendo viva nuestra conexión con Él, podemos continuar en el compás de la melodía triunfante de la cual quiere que participemos.
"Y María les respondía: Cantad á Jehová..." (Exodo 15:21).
Fuente: Hijas de Dios, Elena de White. Daughters of Grace, Trudy J. Morgan-Cole.