La mujer samaritana
La mujer samaritana dejó más que su cántaro en aquél pozo. Dejó el sentido de inferioridad, la identidad de esposa fracasada y mujer inmoral. Volvió a la ciudad no concentrada en sí misma, sino en Jesús. Al abrirse en una conversación inesperada, ella encontró el camino para romper el ciclo de fracaso y de desesperación. […]
La mujer samaritana dejó más que su cántaro en aquél pozo. Dejó el sentido de inferioridad, la identidad de esposa fracasada y mujer inmoral. Volvió a la ciudad no concentrada en sí misma, sino en Jesús.
Al abrirse en una conversación inesperada, ella encontró el camino para romper el ciclo de fracaso y de desesperación.
Si tu vida parece estar atada a un círculo vicioso, si sientes que tu valor y autoestima se perdieron durante el largo camino, Jesús te ofrece esperanza.
Él nos alcanza de maneras inesperadas y nos confirma la promesa de algo mejor.
El agua viva que Él ofreció a la mujer samaritana está disponible para ti y para mi hoy.
Todo lo que necesitamos hacer es dejar nuestro cántaro de agua juntamente con nuestros fracasos, nuestra desesperación, o falta de amor propio, y estar dispuestas para lo inesperado.
Abiertas a Jesús y a todo lo que Él tiene para ofrecernos.
Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber." (Juan 4:7).
Fuente: Daughters of Grace, Trudy J. Morgan-Cole.