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Abigail

Abigail era la hermosa, misericordiosa e inteligente esposa de Nabal, un hombre mezquino y de temperamento violento. Por su sabia acción fue capaz de evitar un derramamiento de sangre cuando su esposo trató sin contemplación a David y sus hombres. Esta historia nos permite ver que hay circunstancias en las que es correcto que una […]


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hijas-de-Dios_11abigailAbigail era la hermosa, misericordiosa e inteligente esposa de Nabal, un hombre mezquino y de temperamento violento. Por su sabia acción fue capaz de evitar un derramamiento de sangre cuando su esposo trató sin contemplación a David y sus hombres.

Esta historia nos permite ver que hay circunstancias en las que es correcto que una mujer actúe rápidamente, con decisión e independencia, cuando sabe cuál es el camino del Señor. La esposa debe mantenerse al lado de su esposo como su igual, compartiendo las responsabilidades de la vida y dándole el debido respeto a quien la
ha elegido como compañera de la vida.
El Señor desea que la esposa le de el debido respeto a su esposo, siempre que esto esté de acuerdo a la voluntad de Dios. En el carácter de Abigail, la esposa de Nabal, tenemos un magnífico ejemplo de lo que una mujer debe llegar a ser, siguiendo a Cristo; mientras que en la experiencia de su esposo hay una ilustración de lo que un hombre puede llegar a ser cuando cede su vida al control de Satanás. Manuscript Releases 21:213-215 (1891).

Tal vez estés viviendo una relación que está muy lejos de ser perfecta. Eso no quieres decir que no puedes hacer nada. Dios te concedió, como lo hizo con Abigail, la habilidad de tomar tus propias decisiones para saber cómo reaccionarás. Tú no puedes cambiar a tu esposo, pero puedes cambiar sus propias acciones. Puedes elegir actuar con creatividad, gracia y dignidad frente a una situación difícil, así como Abigail. Puedes confiar en Dios y creer que Él tiene preparado un futuro brillante con días muchos mejores adelante, así como lo hizo con Abigail.

Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Le ruego que permita que su sierva le hable, y que escuche las palabras de su sierva. (1 Samuel 25:24)

Fuente: Hijas de Dios, Elena de White. Daughters of Grace, Trudy J. Morgan-Cole.

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