La naturaleza de lo que los pastores y sus familias logran es única. Dios les confió una de las responsabilidades más preciadas: cuidar de su iglesia. Cuando no cumplen con su deber, los miembros de iglesia son los afectados. En este contexto, la familia pastoral tiene una gran responsabilidad ante Dios y ante la iglesia a la que sirve. La iglesia, por otra parte, necesita orar por ellos y apoyarlos en su trabajo.
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