Desde que el gran conflicto comenzó en este mundo, nuestra relación con Dios, con nuestra familia y con nuestros amigos ha sido violentamente atacada. El objetivo del enemigo de Dios es separarnos, apartarnos del Padre celestial y, consecuentemente, los unos de los otros. Sin embargo, ya conocemos el final de esta historia.
Las profecías revelan que muy pronto viviremos el gran reencuentro con Jesús, pero, antes de eso, nos gustaría invitarlo a reencontrarse con nosotros para presenciar una pequeña muestra de la alegría que será reencontrarse con Jesús cara a cara.
¡Lo esperamos!
“Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón”
Salmos 95:7, 8