Michael Greenberg vive en la ciudad de Nueva York. Hace algunos años, todos los días, caminaba rápido al trabajo como otras personas en la ciudad. Andaba con la cabeza baja y no miraba a nadie en la calle.

Una mañana de invierno, Michael estaba atrasado para el trabajo. Con prisa, corrió rápidamente y sin darse cuenta se chocó con un hombre en la esquina. El hombre se cayó y Michael se detuvo para ayudarlo. El viejo hombre no estaba bien abrigado y sus manos estaban azules por el frío.
Michael se sacó sus guantes y se las dio al hombre quien los recibió con asombro. Aquel hombre se puso los guantes y esbozó una tímida sonrisa mientras Michael le dijo adiós y continuó su camino al trabajo.
Aquella noche, al salir del trabajo, Michael no tenía sus guantes y sus manos estaban frías. Miró a su alrededor en la calle y vio otras personas que no tenían guantes. Esas personas eran pobres y no tenían un hogar. Estaban allí todos los días y algunos de ellos dormían en la calle durante la noche. Michael quería ayudar a esas personas, pero ¿qué podía hacer? Fue a una tienda y compró algunos guantes.
A la mañana siguiente, vio a una mujer sin guantes y, sin perder el tiempo, abrió la bolsa y sacó algunos guantes. Al principio, la mujer no los quiso porque pensaba que tenía que pagarlos. Sin embargo, le dio los guantes y también le dio guantes para los dos niños que estaban con ella. Esos guantes eran muy grandes pero los niños se pusieron felices con ellos. Aquella tarde, Michael compró más guantes para hombres, mujeres y niños. A día siguiente, continuó repartiendo guantes y nunca dejó de hacerlo durante los períodos de invierno.
Los mendigos lo apodaron “Guantes” Greenberg. “Ven aquí, Guantes”, le decían. Desde entonces, y por más de 25 años, Michael les regaló guantes a las personas pobres en Nueva York. Un par de guantes es algo pequeño pero puede hacer una gran diferencia en personas durante el invierno.
Vivimos en un mundo dominado por la indiferencia y a veces es necesario “chocarnos” con las personas para darnos cuenta de que necesitan nuestra ayuda, empatía y atención. Dar guantes u otra cosa que pueda ayudar a alguien es una buena demostración de solidaridad, pero aquellas personas recibieron más que eso: la amistad sincera de Michael Greenberg. Los discípulos de Cristo deben acercarse a las personas intencionalmente y darles el valor de una amistad sincera.
El Señor Jesús expresó la importancia de la amistad verdadera cuando les dijo a sus discípulos: “[…] yo os elegí a vosotros […] para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). Cristo se relacionó con sus apóstoles de tal manera que entre ellos no había secretos. Él les reveló todo lo que era necesario para la salvación y crecimiento espiritual. La amistad y las relaciones humanas son una marca registrada en el liderazgo y ministerio del Señor Jesús. Al proceder de esa manera, Cristo les estaba dando un ejemplo a los cristianos de cualquier época.
Es cristianismo es, sobre todo, relaciones humanas. Tal vez por eso encontramos cincuenta y dos mandamientos recíprocos en la Biblia, los mandamientos “los unos a los otros”. Necesitamos más que de un cuerpo de creencias; necesitamos relaciones verdaderas que nos den la oportunidad de crecer en la fe y experimentar los valores del Reino de Dios aquí en este mundo. Existen por lo menos cinco razones por las que debemos ser decididos e invertir en amistades basadas en relaciones auténticas:

• Seguimos el ejemplo de Jesús. Él demostró el valor de una amistad sincera cuando dio su vida por sus amigos. Juan 15:13;
• Nos ayuda a salir de la zona de comodidad (estagnación misionera). Uno de los mayores peligros de la vida cristiana es entrar en una zona de comodidad espiritual. Podríamos llamarlo “síndrome de Laodicea”, que es la sensación de ser rico, sin falta de nada (Ap. 3:17). Esa enfermedad espiritual lleva al individuo a perder la visión de la “Gran Comisión” (Mat. 28, 19-20) y a mirarse solo a sí mismo. Es la pérdida del sentido de urgencia y pasión por los perdidos, generada por una falsa seguridad. En su libro, “Simplemente acércate a ellos”, Bill Hybels presenta un cuadro de lo que sucede con los cristianos y su círculo de amigos a medida que pasan los años. Observe:

No es suficiente con simplemente estar en la iglesia. Es necesario comprender que la tarea de la evangelización es de todos y no solo de un grupo determinado de personas.

• Las personas están abiertas a la convivencia social confiable. Una investigación reciente llevada a cabo en Brasil, indicó que el 60% de los entrevistados señaló a la convivencia social con familiares y amigos como uno de los factores que más los acerca a la felicidad. Los factores como la calidad de vida, la solvencia material, la profesión, los estudios, entre otros, tuvieron menos importancia en relación con la felicidad de los entrevistados.
• Las relaciones auténticas animan y favorecen el discipulado. La Biblia está llena de ejemplos de personas que caminaron juntas en una experiencia discipuladora. Podemos mencionar a Moisés y Josué, Elías y Eliseo, David y Jonatán, y tantos otros. Sin embargo, uno de los ejemplos más significativos es el de Pablo y Timoteo. Pablo estaba preso en Roma cuando le escribió su segunda carta al joven ministro Timoteo. Él quería animarlo en su trabajo ministerial, pero también expresó su deseo de que Timoteo fuera pronto a Roma para brindarle el consuelo de su compañía 1:4;4:9,21. “Después de su conversión, Timoteo había participado en los trabajos y sufrimientos de Pablo, y la amistad entre los dos se había hecho más fuerte, profunda y sagrada. Todo lo que un hijo podría ser para su padre amoroso y honrado, lo era Timoteo para el anciano y agotado apóstol. No es de admirar que en su soledad éste anhelara verlo”.

Esa amistad fue clave para animar a Pablo en momentos difíciles, pero también dio lugar al discipulado, la reproducción del ministerio del apóstol en la vida de Timoteo.

• Es un puente para alcanzar los corazones (evangelismo relacional). En las Escrituras hay diferentes ejemplos de amigos que llevan a sus amigos a Dios. De esa misma manera, Felipe llamó a Natanael para que conociera al Mesías (Juan 1:45-48). Fue de esa manera que Levi Mateo invitó a sus amigos a un banquete, para que pudieran escuchar a Jesús. El factor amistad es fundamental en la tarea de evangelización. Una investigación realizada por el Evangelical Alliance y divulgada por el periódico Christian Today, señaló que la mayoría de los cristianos cree que compartir la fe con los amigos es la forma más eficaz para evangelizar. El 50% dijo que sus acciones son la mejor manera de hablar de Jesús, y el 80% dijo que la intimidad de un grupo de amigos es el lugar más seguro y eficaz para compartir sus creencias.

Dios nos llama a ser discípulos auténticos y eso incluye el valor de nuestra amistad sincera para con las personas. Antes de pensar en hacer un feligrés, es necesario hacer un amigo ya que “Muchos anhelan que se les manifieste simpatía amistosa.... Debiéramos olvidarnos de nosotros mismos y buscar siempre oportunidades de mostrarnos agradecidos, aun en cosas pequeñas, por los favores que hemos recibido de otros”
¡Haga amigos para Dios y transforme vidas!

Referencias

1. Hybels, Bill. Simplemente acércate a ellos, p. 72. Editorial Vida 2007.
2. http://www.akatu.org.br/Temas/Consumo-Consciente/Posts/Brasileiro-associa-felicidade-mais-a-bem-estar-do-que-a-posse-de-bens-indica-pesquisa-do-Akatu
3. White, Elena G., de. Los hechos de los apóstoles, p. 397. ACES.
4. http://www.christiantoday.com/article/christians.prefer.friendship.evangelism/31156.htm
5. White, Elena G., de. El hogar cristiano, p. 387. ACES.