“Acuérdate del día de sábado para santificarlo” Éxodo 20:8

Rogerio César Santos trabaja en la guardia municipal de la ciudad de Aracajú, en Sergipe, Brasil, desde el 2004, cuando aprobó un concurso público. Desde entonces, viene enfrentando dificultades para mantenerse fiel en guardar el sábado. Pero a pesar de todo, nunca cedió a las presiones del trabajo.

Cuenta que en cada dificultad espera con fe, sabiendo que Dios traerá la solución. Un momento crucial para Rogerio se tornó una bendición para él y otros 67 colegas. Los guardias municipales poseen un plan de carrera que prevé que cada tres años sean promovidos después de participar y aprobar un curso de capacitación y perfeccionamiento. Siendo así, a mediados de noviembre de 2011, fueron convocados para una reunión con el comandante de la guardia municipal que los informó sobre el inicio, la duración y la aplicación del próximo curso.

El curso tendría una duración de doce días ininterrumpidos. Además, quedó bien claro que, si por cualquier eventualidad, alguien debería faltar, estaría automáticamente eliminado del curso, sin derecho a la promoción y al aumento salarial del 20%. Al término de la reunión, Rogerio conversó con un colega del grupo que también es adventista y los dos decidieron pedir una audiencia con el comandante para exponer su situación. Fueron recibidos en el mismo día, pero no tuvieron éxito. Así que, se vieron obligados a mostrar el artículo 5° de la Constitución Federal, en el inciso VIII, que asegura que “nadie será privado de los derechos por motivo de creencias religiosas o de convicción filosófica o política, a menos que se invoca para eludir una obligación legal impuesta a todos y se niega a cumplir la prestación alternativa establecida por la ley”. Solicitaron por escrito su decisión y le informaron que accionarían a la justicia a fin de que se tomase la decisión final. Después de estas palabras, el director informó que llevaría el caso al abogado del municipio y dejaría que él tomase la decisión.

Las semanas pasaron, y no tenían respuesta. Mientras tanto, decidieron no accionar a la justicia y esperar en Dios. El 1° de diciembre, como había sido anunciado, todos estaban reunidos para el primer día del curso, cuando el director de la guardia municipal comenzó a pasar los horarios y los planes de clases con las actividades que serían desarrolladas, vino la sorpresa, el director dijo: “¡el sábado es libre para todos!” Rogerio y los demás pudieron terminar el curso y obtener un buen desempeño.

Dios honró la fidelidad de sus hijos concediendo su bendición y extendiéndola a todos los demás colegas. Alabado sea Dios, que tiene el control del universo en sus manos.

Rogério César Santos, UEB