“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” Efesios 3:20

Cierta vez, hablando a los discípulos, Cristo dejó en evidencia que en el mundo tendríamos aflicciones, porque aquí, desde la entrada del pecado, se tornó el gran campo de batalla entre el bien y el mal. Nuestro día a día, exige entrega a Dios y confianza, porque las pruebas ciertamente vendrán.
Fue así con José Claudemir. Cuando se hizo cristiano, imaginaba que ahora su vida sería tranquila. Pero la verdad es que las pruebas vinieron enseguida. Su familia no aceptó su nueva fe, y la convivencia se vio muy afectada. Finalmente, fue expulsado de su casa y tuvo que buscar refugio en otro lugar.

En un sábado, escucho un sermón que cambiaría su vida. El pastor hablaba sobre ser emprendedor. A través de aquel mensaje, entendió que debería comenzar su propio negocio. Infelizmente, las iniciativas fueron frustradas. Intentó algo en el ramo de la alimentación, pero nada parecía salir bien. Dos veces le robaron la moto que había comprado para trabajar, lo que aumentaba su frustración. Se dedicó más a la oración, sabía que debería colocar todo en las manos del Señor, porque él cuida de nosotros.

En medio de las grandes pruebas que pasamos, solamente Dios nos da la fuerza que necesitamos. Es él quien nos trae la paz que excede todo entendimiento. Fue así que José se sintió amparado por Dios. El Señor estaba en el control de todas las cosas, y su vida estaba siendo protegida por el Padre celestial.

El tiempo pasó y con las dudas y frustraciones del día a día, José Claudemir decidió confiar en Dios. Reconociendo las bendiciones de Dios en su vida, mantuvo siempre su fidelidad en la devolución de los diezmos y ofrendas. Investigando, descubrió un gel para el cabello, pero sin recursos para invertir, ofreció el producto a una empresa para que lo comercializara. El Señor prosperó esta inversión y hoy José tiene un equipo próspero de dieciocho productos en el mercado nacional. Está expandiendo su negocio para el ramo femenino con mucho éxito. Comenzó prácticamente de cero, y la facturación ha sido mucho mayor de lo que pidió o pensó. Actualmente, en gratitud a Dios por todo lo que hizo, José permanece fiel y contribuye mensualmente para la formación de un estudiante de Teología.

No podemos entender completamente la realidad del gran conflicto, pero podemos permitir que Dios habite en nuestra vida y cumpla sus propósitos en nosotros, que van más allá de lo que podemos imaginar.

José Claudemir de Souza Dias, UCB