Mayordomía Cristiana

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Dios pelea nuestras batallas

“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:14). “Los nombres de los que son obedientes, los que se sacrifican y los fieles estarán esculpidos en las palmas de sus manos; […]


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“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:14).

“Los nombres de los que son obedientes, los que se sacrifican y los fieles estarán esculpidos en las palmas de sus manos; no serán vomitados de su boca, sino que serán tomados en sus labios y él rogará especialmente en favor de ellos ante el Padre” (Administración eficaz, 218).
Estudié la carrera de Nutrición y Dietética en la Universidad estatal debido a que no teníamos los recursos necesarios para prepararme en una universidad particular. El primer problema que atravesé fue la asistencia obligatoria que se exige a clases, exámenes y prácticas en sábado. La Palabra de Dios había hecho impresión en mi mente y corazón y yo sabía que este día no me pertenecía y era un día sagrado, así que determiné ser fiel a Dios en este punto de mi vida.

Así fue como cada año vi la mano misericordiosa de Dios en mi vida.
El año 2002, cuando era estudiante de tercer año, una de mis docentes que creí comprendería mi decisión de no asistir a clases debido a mis convicciones, resultó que no quiso acceder a mi solicitud de permiso y determinó tajantemente que incluso iba a perder la materia si yo no asistía a las prácticas en sábado. Con humildad busqué a Dios en ayuno y oración para que me diera serenidad y paciencia en esta decisión y resolví, si fuera necesario, perdería la materia pero no deshonraría a Dios en este aspecto. El sábado de mañana me alisté para ir a la iglesia y tuve un sábado maravilloso.

El lunes cuando fui a clases me enteré que el Centro de Salud al cual fueron mis compañeros a realizar la práctica estaba cerrado, motivo por el cual se tuvo que postergar para el sábado próximo.

El siguiente sábado la práctica planificada tenía que realizarse en una población llamada Meca Paca. Cuando mis compañeros y la docente llegaron a este lugar, estaba atestado de partidos políticos porque se encontraban cerca las elecciones municipales, y la práctica nuevamente se frustró y se postergó para el siguiente sábado. El lunes escuché a la docente decir que debíamos rogar a Dios, porque con seguridad era Dios quien estaba interviniendo.

El sábado siguiente debía realizarse la práctica planificada en la zona de Valencia, ese día, el Señor hizo que cayera una lluvia torrencial con truenos y relámpagos, a tal punto que un grupo de compañeros se perdió, e inclusive se mojaron los cuadros didácticos. Ante estos hechos se anuló la práctica.
Lo único que quedó grabado en mi mente fue: ¡Qué Dios maravilloso que tenemos! Él no permitió que perdiera el puntaje correspondiente de esa práctica, vale la pena ser fiel.

Dios estuvo acompañándome durante todos los años que estudié en la Universidad, actualmente estoy trabajando para el Señor en el Servicio de Alimentación del internado en la Unidad Educativa Adventista de Chulumani.

Ximena Rodríguez Lagos
Unidad Educativa Chulumani
Unión Boliviana

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