Mayordomía Cristiana

Blog

Bendiciones Sin Medida

“Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:3, 4). Mi esposo y yo somos brasileños y vivimos hace casi diez años en Estados Unidos. En este país de tanta libertad es […]


  • Compartir:

“Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:3, 4).

Mi esposo y yo somos brasileños y vivimos hace casi diez años en Estados Unidos. En este país de tanta libertad es fácil llevar una vida religiosa sin compromisos, muchos hasta dejan de ir a la iglesia al llegar aquí. Somos de Paraná y crecimos en hogares adventistas, sin embargo, fue en este país que vivimos la experiencia más fantástica de nuestras vidas. Fue aquí que conocimos verdaderamente lo que es andar día a día con Dios.

Cuando conocimos el programa del Seminario de Enriquecimiento Espiritual en noviembre de 2007 fuimos conmovidos profundamente por los testimonios del poder de la oración en la vida de las personas; vimos un video sobre el proyecto de la jornada de 40 días; esa misma madrugada hicimos nuestro primer momento a solas con Dios y planificamos orar por cinco personas durante 40 días. Ese fue el inicio de una jornada espiritual que nunca habíamos conocido.

El tema de mayordomía cristiana me conmovió profundamente. Siempre devolvía el diezmo, pero nunca había hecho un pacto con Dios. Durante esa semana decidimos hacer un pacto de devolver el mismo porcentaje del diezmo en ofrendas. Al final de la misma semana, mi jefe me comunicó un aumento de sueldo de 40%, yo quedé muy sorprendida, pues generalmente los aumentos de sueldos son de 10% en la empresa donde trabajo. Inmediatamente agradecí a Dios, pues sabía que ese aumento era una dádiva de él.

Las bendiciones no terminaron ahí, cuatro meses después recibí una llamada telefónica de una amiga de la universidad que ya no la veía hacía mucho tiempo, ella me ofreció un trabajo como enfermera en la agencia donde trabajaba, yo le expliqué mi condición de no trabajar los sábados y los viernes después de la puesta del sol. Otra dificultad era el hecho que yo recién me había graduado, por lo tanto, no tenía experiencia como enfermera. Para mi sorpresa, ella no tenía problema en darme los sábados libres y también los viernes a la puesta del sol; en cuanto a la experiencia profesional, ella misma me iba a capacitar. Una vez más agradecí a Dios, pues de esa manera podría ejercer la profesión que tanto luché por conseguir.

El año 2008, el país entró en una crisis económica y mucha gente perdió su casa, trabajo, carro y bienes materiales. Dios, una vez más nos bendijo. En ese mismo año de tanta crisis económica en los Estados Unidos, mi esposo recibió la propuesta de iniciar su propio negocio. Nosotros estábamos orando a Dios por largo tiempo y le preguntábamos si esa era su voluntad, ya que las condiciones del país no eran favorables. Dios respondió a nuestras oraciones positivamente. Así, Moacyr (mi esposo) abrió el negocio; y Dios hasta hoy ha bendecido su trabajo. Desde setiembre de 2008 el país está enfrentando una crisis económica, pero gracias a Dios, nuestras finanzas no saben lo que es crisis en este lugar.

No necesitamos probar a Dios, pues él no solamente es el dueño del 10% del diezmo, sino también de los 90% restantes. Decidimos colocar todo el dinero en las manos de Dios. Él es el que decide lo que tenemos que hacer con el dinero que nos ofrece.

Weslaynne Dancini Martins
Asociación Norte Paranaense
Unión Sur Brasileña

  • Compartir:
Artículo anterior
Artículo siguiente