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Lecciones inolvidables

La decisión de invertir en la formación del carácter de sus hijos es el mejor regalo para el día del niño. Para pensar: “El hogar judío es un pequeño templo, y muchas ceremonias y rituales judíos se desarrollan en el hogar”


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La decisión de invertir en la formación del carácter de sus hijos es el mejor regalo para el día del niño. Para pensar: “El hogar judío es un pequeño templo, y muchas ceremonias y rituales judíos se desarrollan en el hogar” (Elliot B. Ger­tel, ra­bi­no).

“La singularidad de la familia cristiana está en su profundo deseo de transmitir a la generación siguiente los valores morales basados en la Biblia y una relación real con Dios a través de la oración, la adoración, las actividades religiosas, y los rituales y cultos” Kay Kuz­ma, es­pe­cia­lis­ta en asuntos fa­mi­lia­res.

Recuerdo que, cuando aún era pequeña, todas las noches mi madre reunía a sus tres hijas, después de la cena, cerca de las 9 de la noche, nos llevaba a la habitación, donde nos vestíamos con pijamas, y ella nos contaba historias de la Biblia en capítulos.

Mis dos hermanas y yo amábamos esos momentos mágicos y los esperábamos con gran expectativa. En realidad, todo momento de historia es un momento mágico para los niños, ya que es un espacio donde todo sucede, donde la imaginación cría alas, y vuela lejos, lejos. Y el pensamiento pinta los cuadros con movimientos y colores, dándole vida a cada escena.

Sé sobre eso porque lo viví en la práctica. ¡Qué lindo era escuchar las historias de Jonás y el gran pez! La historia de Daniel y sus tres amigos en la corte de Babilonia; esos amigos sin miedo que prefirieron enfrentar el horno de fuego antes que desobedecer a Dios. También escuchábamos sobre el osado Daniel que no cambió sus hábitos de vida y continuó orando al Dios verdadero que lo protegió de la furia de los leones.

¿Qué decimos de la historia de José? Mi mamá se tomaba semanas para contarla. ¡Era lo mejor! Nos comíamos cada palabra. Esperábamos boquiabiertas cada nuevo párrafo de la historia y cuando mi madre se detenía, llegaba el reclamo de siempre: “¡Ay, mamá, cuéntanos un poquito más!”.

Ella siempre le daba un toque que solo las madres saben dar, y junto a nosotras se arrodillaba al lado de la cama para orar. Después, nos arropaba y nos daba el beso de las buenas noches. No hace falta decir que dormíamos como verdaderos angelitos.

Si mi padre estaba en la casa, él también nos acompañaba en ese programa diario de familia. Esos instantes, después de las actividades del día, cuando ya todos los juegos habían terminado, y no había más interrupciones externas, producían maravillas. Estábamos listas y concentradas para escuchar lo que mamá nos iba a contar. Muchas veces, antes de la historia, ella repasaba los acontecimientos del día con nosotras. La escuchábamos atentas, reflexionábamos y repasábamos nuestras acciones del día.

A veces, le pedíamos disculpas a mamá por algún capricho, o nos pedíamos disculpas unas a otras por las peleítas entre hermanas. Después, llegaba la historia del día, con las debidas aplicaciones. Es realmente imposible borrar de la mente esos recuerdos. Forman parte de mi vida y me siguen por donde voy. Incluso ahora que ya soy madre y mis hijos son grandes, esos momentos me acompañan. Tengo que confesar que eso moldeó mi vida  y me convirtió en la mujer que soy.

Reorganización de la agenda

Usted puede estar pensando que hoy en día ese plan es inviable. Sin embargo, ¿será que los niños han cambiado tanto? ¿Será que la responsabilidad de los padres hoy es menor que la del pasado? ¿La sociedad actual está más comprometida con la educación de nuestros hijos?

Usando el sentido común, tenemos que admitir que debemos reconsiderar nuestra práctica doméstica, re evaluar nuestras prioridades y actuar con conciencia de nuestra responsabilidad como padres. Considere los siguientes datos:

  1. Es en el hogar donde comienza (o debería comenzar) la educación del niño.
  2. Los padres son los primeros maestros.
  3. La educación de los hijos es una prioridad.
  4. La escuela del hogar precede a la escuela formal.
  5. Padre y madre deben trabajar juntos en la educación de los hijos.
  6. Enseñar con el ejemplo resulta en un mejor aprendizaje.
  7. Los primeros cinco o seis años son fundamentales para la formación del carácter de un niño.
  8. Los hijos son regalos que Dios nos hace, y él espera que seamos eficientes al educarlos integralmente.

Delante de eso, ¿qué tal si reorganiza su rutina y pone a sus hijos como prioridad en su vida y al carácter de ellos como objetivo básico?
“Carácter” es una palabra de origen griego que significa “grabar” y es en la primera etapa de la vida que se asimilan o graban los hábitos y las actitudes que contribuyen a la formación del carácter. Por lo tanto, separar algunos minutos por la mañana o la noche en su agenda diaria, para dedicárselos a sus hijos, será de gran valor para la formación del carácter de ellos.

Usando la creatividad

¿Cómo organizar esos momentos para que el niño se sienta motivado a participar con alegría? ¿Qué recursos podemos utilizar? ¿Cómo competir con los juguetes y artefactos sofisticados de hoy: videojuegos, televisión, computador? ¿Cómo podemos desarrollar un programa interactivo en el que el niño participe activamente? Es una tarea desafiante, pero no imposible, ya que no se necesita mucho para cautivar a los niños.

Algo simple que puede ser muy atrayente para ellos es  el acto de colocar al niño en el regazo y leerle un libro, o simplemente ver dibujos juntos. Puede usar su creatividad para hacer más interesante la historia. Por ejemplo, cuando les cuente una historia de barcos, ¿qué tal si les enseña a hacer barquitos de papel? Elija música que combine con el tema de la lección y canten juntos.

Si hablará de un animal, intente confeccionar uno con retazos o materiales que ya no use. Esa es una actividad que el niño aprecia. Le proporcionará momentos gratificantes de interacción ya que toda la familia puede participar.

Pro­gra­me acti­vi­da­des ex­ter­nas, como un paseo a un parque o bosque de la ciudad. En ese lugar, la familia puede observar el trabajo de las hormigas. También pueden coleccionar hojas secas y clasificarlas según el tamaño o forma.  Aproveche el paseo para destacar que la variedad en la naturaleza revela la inteligencia de Dios. También puede transmitir lecciones de protección al medio ambiente. El niño observará cómo se comportan los padres al tirar restos de alimentos, envases vacíos, y en el trato con animales o plantas.

Los momentos de juegos son importantísimos para enseñar valores como la honestidad, la humildad, valoración de los demás, etc. En el mercado hay opciones de juegos para niños en sus diferentes fases. Intente comprarlos. Compre juegos educativos para el computador y juegue con sus hijos.

Otra opción divertida es jugar a hacer imitaciones. Por ejemplo, usted puede imitar al hijo y el niño a alguno de los padres. Representen situaciones diferentes del día a día. La lista no tiene fin. Pueden dejar volar la imaginación y agregar muchas otras actividades que ayudarán a crear interacciones felices. Un niño que desde pequeño interactúa de manera positiva con la familia, aprenderá a amar a sus familiares, sus amiguitos, su barrio, su ciudad, los animales, la naturaleza y a Dios. Y, al amar a Dios, será más seguro y optimista; logrará trabajar mejor sus sentimientos; sabrá distinguir entre lo bueno y lo malo; tendrá sentido de valor personal, respeto propio y sabrá vivir en sociedad.

¿Y es ese el retrato que quiere de sus hijos? ¿Es esa la realidad que quiere vivir en el futuro? Invierta hoy en la formación del carácter de sus niños. Experimente ese esquema todos los días y verá la diferencia que hace en su hogar. Verá que funciona y que vale la pena.

Revista Sinais dos Tempos [Señales de los tiempos], 2001, Casa Publicadora Brasileña

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