Ministerio de la Familia

Blog

Factores que perjudican la estabilidad del matrimonio

Usted concordará conmigo en que, en los días de hoy, el matrimonio se está convirtiendo en algo cada vez más frágil. Analicemos juntos los factores que perjudican la estabilidad del matrimonio.


  • Compartir:

Usted concordará conmigo en que, en los días de hoy, el matrimonio se está convirtiendo en algo cada vez más frágil. Analicemos juntos los factores que perjudican la estabilidad del matrimonio.

En primer lugar, pensemos en la comodidad material que nos cerca. Observe a una familia de clase media, por ejemplo. Este tipo de familia, generalmente, tiene un automóvil. Puede ser bastante nuevo o un poco más usado, pero tienen uno. También cuentan con un plan de salud. Muchas de estas familias tienen casa propia o, viven en una casa alquilada, pero en un ambiente agradable y los hijos asisten a buenas escuelas.

¿Ya se dio cuenta de que, a pesar de todo eso, las personas no tienen tiempo para nada? Esa carrera desenfrenada puede estar contribuyendo para que la vida familiar salga perjudicada. Mire cuántas personas viven aisladas y hasta solitarias. Las casas, muchas veces bien decoradas, son silenciosas, ¡están vacías! Falta vida en su interior. Incluso el marido y la esposa cuando llegan a la noche del trabajo, casi no conversan; no tiene mucho caso.

La gran verdad es que vivimos en un mundo de estrés. Como consecuencia de eso, la salud emocional se ve afectada. Y cuando esta se ve afectada, también se ven afectados otros componentes de la naturaleza humana. Sí, porque la naturaleza del ser humano está compuesta por lo físico, lo mental y lo espiritual; y lo emocional es una parte de lo mental. Como esos tres elementos no funcionan de manera aislada, cuando uno de ellos se ve afectado, eso también afecta  a los otros dos.

Es ahí cuando surgen enfermedades que, en muchos casos, son el resultado de la manera en la que vivimos hoy. Muchas personas sufren de gastritis, úlceras, asma, bronquitis, alergias, insomnio e incluso problemas nerviosos. Como puede ver, lo físico se ve afectado y también lo espiritual. Todo porque no puede haber en el hogar un poco de descanso, tranquilidad y paz con esa vida estresada. No es fácil mantener un espíritu de gratitud y adoración a Dios o reflexionar sobre la protección, tantas providencia de Dios cada día. Es muy difícil tomarse un tiempo para adorarlo. Es muy difícil tomarse un tiempo para adorarlo, con ese estilo de vida que está siendo adoptado en nuestros días.

Claro, esa vida estresante no es la única responsable de la dificultad de mantener un matrimonio que cada vez se desintegra más. Hay otros factores que también contribuyen.

Observe la fuerte influencia de los medios de comunicación en masa en el seno de la familia. Muchos modelos falsos se nos presentan a través de películas, novelas, propagandas, libros, Internet, juegos y tantos otros recursos que ofrece el medio. Es un verdadero bombardeo, una invasión desenfrenada dentro de nuestra casa, que conquista la mente de nuestros hijos, con estrategias sutiles y peligrosas.

Usted ya conoce el resultado de eso: madres solteras, algunas de ellas muy jóvenes y que no siempre saben quién es el padre del niño; sexo sin compromiso, un amor que se termina (la Biblia dice que el amor “nunca deja de ser” [1 Cor. 13:8]); matrimonios descartables, el creciente uso de drogas, violaciones, asesinatos, suicidios, pornografía, y la lista sigue. Ese modelo de vida parece proporcionar placer, mientras que por detrás trae amargura y dolor.

Incluso después de este panorama, creo que es posible mantener la armonía familiar. Creo que los matrimonios tienen la oportunidad de relacionarse mejor. Ya comenzamos a sentir algunos cambios. Algunos padres están concientizándose de la necesidad de invertir tiempo en los hijos, y desean mostrar cariño y cordialidad en casa. Estamos viendo el compromiso de algunos maridos con sus esposas, comprendiendo que los símbolos de estatus hoy están cambiando. Para algunos, el estatus ya no consiste en un traje importado o un “autazo”. Mucha gente ya descubrió que esas cosas hasta pueden demostrar el poder del dinero, pero no la clase. Algunos ya están concientizados de que los símbolos de estatus son, por ejemplo: tiempo libre, competencia profesional, tiempo para la familia y una refinada sencillez.

Es cierto que, a pesar de tanto interés, todavía continuamos teniendo problemas para mantener un matrimonio. También hay otros factores que contribuyen a ese perjuicio. Por ejemplo, ¡cuántos matrimonios aún no se dieron cuenta de que somos tan diferentes! Como consecuencia, no aprenden a respetar la manera de ser de su cónyuge y no quieren admitir ideas contrarias a las suyas, y mucho menos aceptarlas. Si, en la vida diaria, las personas usaran más la empatía, muchas cosas buenas podrían suceder. Algunas enciclopedias también llaman a la empatía “endopatía” y dicen que se trata de una “vivencia por la cual quien la experimenta se introduce en una situación ajena, real o imaginaria, de tal modo que parece que estuviese dentro de ella, lo que también se llama proyección sentimental”. Ser empático es de gran importancia desde el punto de vista de la comprensión. Es algo que todos necesitamos.

Otro problema son los cambios en la estructura familiar. Esos cambios también afectan la permanencia del matrimonio. Hace 50 años atrás ya se podía sentir que esa mentalidad comenzaba a cambiar, pero no de manera tan drástica como sucede hoy. ¿Cuáles serían algunas de las razones para esos cambios?

Hoy vemos un índice de natalidad menor, una expectativa de vida más larga, la alteración en el papel femenino dentro y fuera de la casa y un creciente índice de divorcio y de nuevas nupcias.  Antiguamente, la mujer ocupaba una posición central en el funcionamiento de la familia. Sus actividades estaban ligadas a la crianza de los hijos. Pero hoy en día, la madre pasa por el ciclo de la maternidad mucho más rápido de lo que lo hacán sus abuelas y le transfieren esa responsabilidad a terceros muy temprano en la vida de los hijos.

Sé que aún hoy hay mujeres que eligen, como papel principal en su vida, ser madre y ama de casa. Ese factor, entre otros, puede contribuir a un mejor equilibrio del matrimonio. Incluso así, cuando los hijos crecen, los matrimonios se encuentran con otra situación que llamamos “nido vacío”: los hijos salen de la casa y toman su rumbo en la vida. Si la relación entre marido y mujer no ha sido bien trabajada en los años que anteceden a ese período, la vida se vuelve monótona y la soledad se apodera del corazón de los padres.

Me gustaría que también pensara en otro factor que llamamos “migración”. Realmente, la quiebra en la continuidad cultural y social de la familia tiene que ser bien planificada para que dé buenos resultados. Con las mudanzas, los hijos no echan raíces ni forman un “espíritu de lugar”. La geografía cambia y los amigos también. Si esas mudanzas son frecuentes, se va formando una mentalidad de transitoriedad en el matrimonio.

Yo sé que es difícil. Y usted se debe estar preguntando qué se puede hacer al respecto. Yo diría que la sociedad necesita recibir ayuda suficiente como para enfrentar tantos cambios con valentía y decisión. Debe pensar en mantener el matrimonio. Desgraciadamente, muchos matrimonios no tienen en la cabeza la idea de lograr que su matrimonio tenga éxito. Incluso se vulgariza la expresión “el matrimonio es eterno…mientras dure”.

Es verdad que la vida familiar que nos antecedió no tenía mucha intimidad. Pero las personas asumían el compromiso de permanecer casadas. Es reciente la idea del matrimonio descartable. De esta manera, “si no funciona, se termina”. Claro que es más cómodo pensar que ese sistema actual facilita la vida, debido a la libertad de elegir lo que se considera mejor.

Aparentemente es muy sencillo, ¿verdad? Pero, si observamos con más detenimiento,  nos daremos cuenta de que la realidad es bastante diferente. Cuando un matrimonio piensa en terminar una relación ¡cuántas lágrimas, cuánta amargura, cuánto dolor! Después llega la soledad que lleva a la tentativa, al deseo de tener una relación con otra persona, que sea duradero, algo que no siempre sucede. Y cuando sucede aparecen otros problemas. Vea, por ejemplo, cuando a esa nueva relación se le agregan los hijos del primer matrimonio.

A veces, uno de los cónyuges no acepta a los hijos del matrimonio anterior de su pareja. Me gustaría dar algunas sugerencias simples que, si se ponen en práctica, podrían evitar los daños que estamos enfrentando hoy en el matrimonio. En primer lugar, debe llevarle sus problemas a Dios y confiar en él. Él es poderoso, magnánimo, compasivo y perdonador. Recibirá sabiduría para saber cómo resolver cada asunto. No piense en el fracaso, sea cual fuere su sentimiento, no piense en “dejar todo como está”. Tenga la seguridad de que esos sentimientos son indicadores de que aún hay muchas cosas por mejorar. ¡Continúe intentando!

Y no se olvide: el secreto de una vida bien vivida es, por sobre todas las cosas, amar apasionadamente a Dios. Cuando eso sucede, usted ama de verdad y ese amor se expandirá a otras personas, seas cuales fueren sus faltas. Es como una cadena, ¿se dio cuenta? La Biblia dice en 1 Juan 4:20 y 21: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”.

En síntesis, el secreto para una vida bien vivida es el AMOR
Áurea Soares

  • Compartir:
Artículo anterior
Artículo siguiente