Transmitir un mensaje de esperanza a un mundo caracterizado por desarrollar vidas agitadas, materializadas y con mucho stress, es una de las formas más prácticas de cumplir con la misión de dar a conocer el amor de Dios. Para lograr este cometido se cree justo y necesario no sólo llegar a lugares alejados y pequeños, sino también a las grandes ciudades, considerando que son sitios en donde se encuentran miles de personas sometidas a una realidad desesperanzadora.
En tal virtud, se ha convocado a 7000 evangelistas adventistas voluntarios para que apoyen al cumplimiento de este propósito, que es el de llevar esperanza a los grandes centros urbanos de Sudamérica.
El plan es que cada voluntario realice dos series de conferencias por año, y así, elabore y coordine planes y estrategias para llegar a más personas con un mensaje diferente, alentador y optimista, fundamentado en la esperanza de un Dios verdadero.
