Cómo distribuir el libro La Única Esperanza
En los últimos años, en ocho países de la División Sudamericana, los jóvenes adventistas han salido a las calles, los shoppings, entre otros lugares, para llevar un regalo al mundo: la Palabra de Dios.
En los últimos años, en ocho países de la División Sudamericana, los jóvenes adventistas han salido a las calles, los shoppings, entre otros lugares, para llevar un regalo al mundo: la Palabra de Dios. En este año, los jóvenes saldrán una vez más a presentarle a la sociedad su alegría y esperanza. Al unirse a este desafío, considere estas diez sugerencias que pueden ayudarlo a tener éxito.
- No tenga otros intereses además de la salvación de las personas.
- No menosprecie el valor de esta literatura por el hecho de poder distribuirla de manera gratuita.
- No desprecie el libro colocándolo en los buzones. Actuando de esa manera, usted logra que este precioso mensaje se pierda entre las demás correspondencias, catálogos y propagandas.
- Recuerde el día 24 de marzo. Es una fecha especial en la que todo el territorio de la División Sudamericana será alcanzado, al mismo tiempo, con el mismo mensaje de esperanza. No haga planes que impidan su participación en esta iniciativa única.
- Honre la esperanza que hay en su corazón promoviendo los eventos y proyectos de una manera que despierte en las personas la curiosidad por el mensaje del libro. Si esos eventos se planean y divulgan bien, contarán con el apoyo de los medios de comunicación.
- No tenga miedo de quienes los reciban con mala cara, desconfiados. Ellos son quienes más necesitan esperanza.
- No desperdicie su tiempo hablando de cosas superficiales por más amigables que sean las personas. Haga su contacto de evangelismo de manera atenta y vuelva al día siguiente a la casa de los interesados, para poder alcanzar al mayor número posible de personas.
- No salga solo (a), ni vaya a lugares peligrosos. ¿Por qué habría de probar a Dios?
- No saltee las casas de su territorio, tampoco deje de ofrecer la literatura por pensar que alguien no querrá recibirlo. Recuerde siempre que el hombre ve lo exterior, pero Dios conoce el corazón.
- No olvide conocer y practicar el mensaje que le ofrece a las personas. Por el contrario, hable por medio de las palabras y del ejemplo personal.