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EL LLAMADO PASTORAL DE PABLO | Lección 9: Para el 26 de agosto de 2017

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 4:12-20; 1 Corintios 11:1; Filipenses 3:17; 1 Corintios 9:19-23; 2 Corintios 4:7-12. PARA MEMORIZAR: “Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros” (Gál. 4:12). Como hemos visto hasta ahora, Pablo no escatimó palabras con los gálatas. Sin embargo, su vocabulario fuerte simplemente [...]


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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 4:12-20; 1 Corintios 11:1; Filipenses 3:17; 1 Corintios 9:19-23; 2 Corintios 4:7-12.

PARA MEMORIZAR: “Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros” (Gál. 4:12).

Como hemos visto hasta ahora, Pablo no escatimó palabras con los gálatas. Sin embargo, su vocabulario fuerte simplemente reflejaba la pasión inspirada que sentía con respecto al bienestar espiritual de la iglesia que había fundado. Además del problema teológico crucial con el que estaba lidiando Pablo, la carta a los gálatas también muestra, de manera general, cuán importante es la doctrina correcta. Si lo que creyéramos no fuera tan importante, si la doctrina correcta no importara tanto, entonces, ¿por qué Pablo habría sido tan ferviente, tan intransigente, en su carta? Lo cierto es, por supuesto, que lo que creemos es muy importante, especialmente en cuanto al evangelio.

En Gálatas 4:12 al 20, Pablo continúa con su discurso, aunque cambia el enfoque, por lo menos un poco. Pablo ya presentó una serie de argumentos detallados y teológicamente sofisticados para persuadir a los gálatas de sus errores, y ahora hace un llamado pastoral más personal. A diferencia de los falsos maestros que no tenían verdadero interés en los gálatas, Pablo revela la inquietud, la preocupación, la esperanza y el amor auténticos de un buen pastor por este rebaño errante. No solamente estaba corrigiendo la teología; buscaba atender las necesidades de aquellos a quienes amaba.

EL CORAZÓN DE PABLO

 

Lee Gálatas 4:12 al 20. ¿Cuál es la fuerza del mensaje de Pablo en estos versículos?

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La indicación inicial de la preocupación que pesa sobre el corazón de Pablo es su apelación personal en el versículo 12. La apelación sigue inmediatamente después de la insistencia de Pablo de que los gálatas se hicieran “como yo”. Desafortunadamente, la importancia de la palabra “rogar” no se transmite completamente en algunas traducciones. La palabra en griego es deomai. Aunque puede traducirse como “rogar” (RV60) o “suplicar” (NVI), la palabra griega tiene un sentido más fuerte de desesperación (ver 2 Cor. 5:20; 8:4; 10:2). Pablo, en realidad, está diciendo: “¡Por favor, se los imploro!”

La preocupación de Pablo no era simplemente sobre ideas teológicas ni puntos de vista doctrinales. Su corazón estaba ligado a las vidas de las personas que habían sido llevadas a Cristo mediante su ministerio. Se consideraba más que un simple amigo; era su padre espiritual, y ellos eran sus hijos. Pero, además de eso, Pablo compara su preocupación por los gálatas con la ansiedad y la angustia que acompañan a una madre en trabajos de parto (Gál. 4:19). Pablo había pensado que su “trabajo de parto” había sido suficiente para que tuvieran un “buen nacimiento” cuando fundó la iglesia. Pero, ahora que los gálatas se habían apartado de la verdad, Pablo estaba experimentando esos dolores de parto otra vez, para asegurarse el bienestar de ellos.

 

¿Qué objetivo tenía en mente Pablo para los gálatas? ¿Qué resultado deseaba ver de sus “dolores de parto” por ellos? Gálatas 4:19.

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Luego de describir primeramente a los gálatas como formados en el vientre materno, Pablo ahora se refiere a ellos como si fueran madres encintas. La palabra traducida como “formado” se usaba en lenguaje médico para referirse al desarrollo de un embrión. Por medio de esta metáfora, Pablo describe lo que significa ser un cristiano, a nivel individual y colectivamente como iglesia. Ser un seguidor de Cristo es más que solamente la profesión de fe; implica una transformación radical a la semejanza de Cristo. Pablo “no estaba buscando unas pocas alteraciones menores en los gálatas, sino una transformación tal que verlos a ellos sería como ver a Cristo”.—Leon Morris, Galatians, p. 142.

 

¿En qué aspectos has visto que el carácter de Cristo se ha manifestado en tu vida? ¿En qué áreas aún tienes mucho para crecer? 

EL DESAFÍO DE LLEGAR A SER

 

Lee 1 Corintios 11:1; Filipenses 3:17; 2 Tesalonicenses 3:7 al 9; y Hechos 26:28 y 29. ¿Qué está diciendo Pablo allí que se ve reflejado en Gálatas 4:12? ¿Cómo debemos entender lo que enfatiza?

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Varias veces, en sus cartas, Pablo anima a los cristianos a imitar su comportamiento. En cada situación, Pablo se presenta a sí mismo como un ejemplo autoritativo que los creyentes deberían seguir. En 2 Tesalonicenses 3:7 al 9, Pablo se ofrece como un ejemplo de cómo deberían trabajar los creyentes de Tesalónica para ganarse la vida y no ser una carga para los demás. En 1 Corintios 11:1, Pablo les pide a los corintios que lo imiten al poner el bienestar de los demás en primer lugar. La preocupación de Pablo en Gálatas parece ser un poco diferente.

En Gálatas 4:12, Pablo no les pide a los gálatas que lo imiten a él; más bien, les pide que “se hagan” como él es; está hablando de ser, no de actuar. ¿Por qué? El problema en Galacia no era un comportamiento poco ético o un estilo de vida impío, como en la iglesia en Corinto. La situación en Galacia estaba enraizada en la esencia misma del cristianismo. Tenía más que ver con el “ser” que con el comportamiento. Pablo no estaba diciendo que actuaran como él, sino que fueran como él. La terminología exacta de Gálatas 4:12 aparece también en la apelación de Pablo a Herodes Agripa II, en Hechos 26:29, donde Pablo escribe: “¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!”. En otras palabras, Pablo se está refiriendo a su experiencia como cristiano, un fundamento que descansa solamente sobre Cristo, una fe que confía en lo que Cristo ha hecho por él y no en sus propias obras de la ley. Los gálatas estaban dando más valor a su comportamiento que a su identidad en Cristo.

Aunque Pablo no dice específicamente cómo desea que los gálatas se vuelvan como él, el contexto de la situación de Galacia indica que no era una declaración general que cubriera todos los aspectos y detalles de su vida. Debido a que su preocupación se enfocaba en la religión de los gálatas centrada en la ley, Pablo seguramente tenía en mente el maravilloso amor, el gozo, la libertad, y la certeza de la salvación que encontraba en Jesucristo. A la luz de la grandeza extraordinaria de Cristo, Pablo había aprendido a considerar todo como basura (Fil. 3:5-9) y anhelaba que los gálatas tuvieran esa misma experiencia.

 

¿Conoces a alguien (además de Jesús) que represente un buen ejemplo para ti? Si es así, ¿cuáles son las cualidades de esa persona que son un ejemplo, y cómo puedes revelar mejor esas cualidades en tu propia vida? 

YO ME HICE COMO USTEDES

 

Lee 1 Corintios 9:19 al 23. ¿Qué dice Pablo en estos versículos que puede ayudarnos a entender mejor lo que dice en la última parte de Gálatas 4:12? (Ver también Hech. 17:16-34; 1 Cor. 8:8-13; Gál. 2:11-14.)

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Gálatas 4:12 puede parecer un poco confuso. ¿Por qué debieran los gálatas volverse como Pablo, si él ya se había vuelto como ellos?

Como vimos en el estudio de ayer, Pablo deseaba que se volvieran como él en su fe y confianza completas en la suficiencia plena de Cristo para la salvación. Su comentario de que él se volvió como ellos era un recordatorio de que, aun siendo judío, se había hecho gentil “sin la ley”, para poder alcanzar a los gentiles de Galacia con el evangelio. Como el gran misionero al mundo gentil, Pablo había aprendido a predicar el evangelio tanto a judíos como a gentiles. De hecho, según 1 Corintios 9:19 al 23, aunque el evangelio seguía siendo el mismo, el método de Pablo variaba dependiendo de las personas que intentaba alcanzar.

“Pablo era pionero en lo que hoy llamamos contextualización, la necesidad de comunicar el evangelio de tal manera que hable al contexto total de las personas a las que se dirige”.—Timothy George, The New American Commentary: Galatians, p. 321.

Los comentarios de Pablo en 1 Corintios 9:21 indica que creía que había límites de hasta dónde debería llegar una persona en la contextualización del evangelio. Pablo menciona, por ejemplo, que aunque uno es libre de alcanzar de diversas maneras a judíos y gentiles, esta libertad no incluye el derecho de vivir un estilo de vida sin ley, pues los cristianos están bajo la “ley de Cristo”.

Aunque la contextualización no siempre es fácil, “siempre y cuando podamos separar el corazón del evangelio de su cascarón cultural, contextualizar el mensaje de Cristo sin comprometer su contenido, nosotros también deberíamos ser imitadores de Pablo”.—Timothy George, Galatians, pp. 321, 322.

 

Es muy fácil comprometer los principios, ¿verdad? A veces, cuanto más tiempo uno sea cristiano, más fácil es caer en la transigencia. ¿Por qué será? Analízate con sinceridad. ¿Cuánto has transigido en tu vida, y cuáles han sido las formas en que lo has justificado? ¿De qué manera puedes revertir esto en las áreas de tu vida que lo necesitan?

AYER Y HOY

 

La relación de Pablo con los creyentes de Galacia no siempre había sido tan difícil ni glacial como se había vuelto ahora. De hecho, al reflexionar sobre el momento en que predicó el evangelio por primera vez en Galacia, Pablo habla en términos deslumbrantes por lo bien que lo habían tratado. ¿Qué sucedió?

 

¿Qué acontecimiento parece haber llevado a Pablo a decidir predicar el evangelio en Galacia? Gálatas 4:13.

 

Al parecer, la intención original de Pablo no había sido predicar el evangelio en Galacia. Sin embargo, algún tipo de enfermedad lo afectó en su viaje, obligándolo o a permanecer más tiempo en Galacia de lo que esperaba o a viajar a Galacia para recuperarse. La naturaleza exacta de la enfermedad de Pablo está rodeada de misterio. Algunos han sugerido que contrajo malaria; otros, sobre la base de la referencia de Pablo a la disposición de los gálatas de quitarse sus propios ojos y dárselos, sugieren que quizá fue una enfermedad de la vista. Su enfermedad también puedo haber tenido relación con el “aguijón en la carne” que menciona en 2 Corintios 12:7 al 9.

Lo que sea que estaba padeciendo Pablo, nos dice que era tan desagradable que se convirtió en una prueba para los gálatas. En un mundo en el que la enfermedad a menudo era una señal de desagrado divino (Juan 9:1, 2; Luc. 13:1-4), la enfermedad de Pablo fácilmente pudo haberles brindado a los gálatas una excusa para rechazarlo tanto a él como a su mensaje. Pero le dieron la bienvenida a Pablo de todo corazón. ¿Por qué? Porque sus corazón se había conmovido por la predicación de la cruz (Gál. 3:1) y la convicción del Espíritu Santo. ¿Qué motivo podrían tener ahora para cambiar de actitud?

 

¿Cuál pudo haber sido el motivo por el que Dios permitió que Pablo sufriera? ¿Cómo podía ministrar Pablo a los demás cuando estaba luchando con sus propios problemas? Romanos 8:28; 2 Corintios 4:7 al 12; 12:7 al 10.

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Sea cual fuere la enfermedad de Pablo, evidentemente era grave, y pudo haberle provisto fácilmente de una excusa, ya sea para culpar a Dios de sus problemas o simplemente abandonar la predicación del evangelio. Pero Pablo no lo hizo. En vez de permitir que la situación lo superara, Pablo la usó como una oportunidad para depender más plenamente de la gracia de Dios. “Una y otra vez, Dios ha usado las adversidades de la vida (enfermedad, persecución, pobreza, incluso desastres naturales y tragedias inexplicables) como oportunidades para desplegar su misericordia y gracia y como medio para el avance del evangelio”. —Timothy George, Galatians, pp. 323, 324.

 

¿Cómo puedes aprender a permitir que tus pruebas y sufrimientos te ayuden a depender más del Señor? (¿Qué otras opciones tienes?) 

DECIR LA VERDAD

 

Lee Gálatas 4:16. ¿Qué argumento poderoso presenta Pablo aquí? ¿En qué sentido puedes tú haber experimentado algo similar? (Ver también Juan 3:19; Mat. 26:64, 65; Jer. 36:17-23.)

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La expresión “decir la verdad” a menudo tiene connotaciones negativas, especialmente en nuestros días, y puede considerarse una táctica contundente, sin restricciones ni distinción de enemigos, para presentarle la cruda verdad a otra persona, sin importar cuán desagradable o indeseada pueda ser esa verdad. Si no fuera por los comentarios de Pablo en Gálatas 4:12 al 20, y unos pocos comentarios más esparcidos a lo largo de su epístola (ver Gál. 6:9, 10), se podría concluir erróneamente que el interés de Pablo en la verdad del evangelio superaba cualquier expresión de amor. Sin embargo, como hemos visto, aunque Pablo estaba preocupado por que los gálatas conocieran la “verdad del evangelio” (ver Gál. 2:5, 14), esa preocupación surgió por causa de su amor por ellos. ¿Quién no ha experimentado personalmente cuán doloroso puede ser tener que reprender a alguien o decirle la cruda verdad que no quería escuchar, en términos simples, por cualquier motivo que sea? Lo hacemos porque queremos a la otra persona, no porque deseemos hacerle daño, aunque por momentos el efecto inmediato de nuestras palabras puede causar dolor o, incluso, enojo y resentimiento contra nosotros. Lo hacemos de todos modos, porque sabemos que es lo que necesita oír la otra persona, sin importar que no desee escucharlo.

 

En Gálatas 4:17 al 20, ¿qué está diciendo Pablo acerca de aquellos a los que se opone? ¿Qué más está desafiando, además de su teología?

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En contraste con la sinceridad del evangelio de Pablo, por el cual arriesga la posible ira de los gálatas, sus oponentes estaban intentando activamente ganarse el favor de los gálatas, no por amor a ellos, sino por sus propias motivaciones egoístas.

 

Piensa en algún incidente en el que tus palabras, aunque veraces y necesarias, hicieron que alguien se enojara contigo. ¿Qué aprendiste de esa experiencia que podría ayudarte la próxima vez que debas hacer algo similar? 

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “En las iglesias de Gálatas, el error abierto y desenmascarado estaba suplantando al mensaje evangélico. Cristo, el verdadero fundamento de la fe, era virtualmente desplazado por las anticuadas ceremonias del judaísmo. El apóstol vio que para salvar a los creyentes Gálatas de las peligrosas influencias que los amenazaban, debían tomarse las más decisivas medidas, darse las más penetrantes amonestaciones.

“Una importante lección que todo ministro de Cristo debe aprender es que debe adaptar sus labores a la condición de aquellos a quienes trata de beneficiar. La ternura, la paciencia, la decisión y la firmeza son igualmente necesarias; pero han de ejercerse con la debida discriminación. El tratar sabiamente con diferentes clases de mentes, en diversas circunstancias y condiciones, es un trabajo que requiere sabiduría y juicio iluminados y santificados por el Espíritu de Dios. […]

“Pablo rogó a los que habían conocido una vez el poder de Dios en sus vidas, a volver a su primer amor de la verdad evangélica. Con argumentos irrefutables les presentó su privilegio de llegar a ser hombres y mujeres libres en Cristo, por cuya gracia expiatoria todos los que se entregan plenamente son vestidos con el manto de su justicia. Sostuvo que toda alma que quiera ser salvada debe tener una experiencia genuina y personal en las cosas de Dios.

“Las fervientes palabras de ruego del apóstol no fueron estériles. El Espíritu Santo obró con gran poder, y muchos cuyos pies habían sido descarriados por caminos extraños, volvieron a su primera fe en el Evangelio. Desde entonces se mantuvieron firmes en la libertad con que Cristo los había hecho libres” (HAp 309, 311).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

Reflexiona un poco más sobre la cuestión del sufrimiento y cómo Dios puede usarlo. ¿Cómo lidiamos con situaciones en las que nada bueno parece haber surgido del sufrimiento?

Medita en la idea de que Cristo se forme en nosotros. ¿Qué significa esto en términos prácticos? ¿Cómo podemos saber que eso está sucediendo en nosotros? ¿De qué manera podemos evitar desanimarnos si no está sucediendo tan rápidamente como pensamos que debería?

Resumen: Luego de presentar una serie de argumentos detallados y teológicamente sofisticados, Pablo ahora hace un llamado más personal y emocional a los gálatas. Les ruega que oigan su consejo, recordándoles la relación positiva que alguna vez compartieron y el amor y la preocupación auténticos que tiene por ellos como su padre espiritual.

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