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Lección 1 - Crisis en el cielo

Resumen de la lección en video LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 14:4, 12-15; Ezequiel 28:2, 12-19; Juan 12:31; Apocalipsis 12:7-13; Lucas 10:1-21. PARA MEMORIZAR: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Apoc. 7:10).   “Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de [...]


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Resumen de la lección en video

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 14:4, 12-15; Ezequiel 28:2, 12-19; Juan 12:31; Apocalipsis 12:7-13; Lucas 10:1-21.

PARA MEMORIZAR:
“La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Apoc. 7:10).

 

Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirle voluntariamente” (PP 12).

Mientras todos los seres creados reconocieron su lealtad de amor, hubo armonía perfecta en el universo entero. Todo lo que hizo falta fue un rebelde, Lucifer, y todo cambió; este pensó que podía hacer una tarea mejor que la que Dios había hecho. Quería el puesto de Dios y el prestigio que va con él.

Su ansia de poder resultó en una “guerra en el cielo” (Apoc. 12:7). Al engañar a Adán y a Eva en el árbol prohibido en el Edén, Satanás trajo esa guerra a la tierra, y hemos estado viviendo con las consecuencias desde entonces. El plan de salvación es la

manera en que Dios trata con la rebelión, y con la restauración del orden y la armonía que Satanás interrumpió.

LA CAÍDA EN EL CIELO

Lee Isaías 14:4, y 12 al 15. ¿Qué rasgos del rey de Babilonia indican que Isaías habla de otro ser más grande que un mero gobernante humano?

Ningún rey terrenal cayó del cielo, lo que sugiere que los versículos 12 al 15 consideran a alguien más grande que un rey, aun siendo el de Babilonia. Además, las imágenes de ascender al cielo, de estar en una posición más elevada que los ángeles y de presidir sobre la asamblea en el monte al extremo norte, todas son descripciones conocidas de deidades en el antiguo Medio Oriente. Las ambiciones de Satanás aparecen aquí, en esta “doble” profecía.

Lee Ezequiel 28:2, y 12 al 19. ¿Cómo se describe a Satanás aquí?

Ezequiel describe a un ser prefecto, un querubín protector ante el trono de Dios, presente en el jardín del Edén y engalanado con piedras preciosas (que se ven más tarde en el pectoral del sumo sacerdote). Sin embargo, el ser perfecto se corrompió por causa de su “hermosura”.

Al usar paralelos humanos, podemos comprender realidades divinas. Los profetas usaron lo familiar para ellos, que les era más comprensible, para explicar algo que podría ser difícil de entender. Lo que sucedió en el cielo no nos es fácil de captar, pero podemos entender los efectos de las ambiciones políticas destructivas de gobernantes terrenales. Isaías y Ezequiel nos dan un vistazo de algo inexplicable: cuando todo lo que era perfecto y hermoso en el orden divino fue desfigurado por la ambición destructora.

Si un ser perfecto, creado por un Dios perfecto, en un ambiente perfecto, pudo estropearse tanto por causa del orgullo, ¿qué nos dice esto acerca de cuán mortal es este sentimiento?

Jesús usa un plan similar al describir la destrucción de Jerusalén (Mat. 24). Los discípulos le preguntaron por la destrucción del templo pero, en su respuesta, Jesús describe la destrucción de Jerusalén por los romanos y, además, la realidad mayor del fin del mundo. Isaías describe los atributos de un rey terrenal, pero los aplica a algo mucho más grande que un rey humano.

EL PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO

Lee Juan 12:31; 14:30; y 16:11. ¿Por qué Jesús llamó a Satanás “el príncipe de este mundo”?

Cuando Dios instaló a Adán y a Eva en el Jardín del Edén, les confió la administración del Edén (Gén. 2:8, 15), y el cuidado de todas las criaturas en las aguas, los cielos y sobre la tierra (Gén. 1:26, 28). Cuando Adán nombró a todos los animales, demostró su mayordomía sobre ellos. Generalmente, el que tiene autoridad sobre algo puede darle un nombre; así, al nombrar a todas las criaturas, Adán estaba claramente demostrando su posición como gobernante del mundo.

Cuando Adán perdió ese dominio, Satanás muy rápidamente llenó el vacío. Parte de la restauración de la raza humana, hecha posible por el sacrificio de Cristo en el Calvario, sucederá cuando los redimidos recibirán el privilegio de Adán y de Eva de reinar con Dios por el resto de la eternidad como “reyes y sacerdotes” (Apoc. 1:6; 5:10).

Los capítulos iniciales del libro de Job nos revelan cuán extensa fue la pérdida de Adán. Al darnos un vistazo de la sala del trono del universo, también podemos ver cuán subordinada a la naturaleza ha llegado a estar la raza humana desde la Caída.

Lee Job 1:6 y 7; y 2:1 y 2. ¿Por qué Satanás se presenta a la asamblea de los hijos de Dios como el que “rodea la tierra y anda por ella”?

“Andar por la tierra” no es solo una acción de los turistas. En la Escritura, es una señal de posesión. Cuando Dios le dio la tierra a Abraham, le dijo que fuera “por la tierra a lo largo de ella y a su ancho” (Gén. 13:17); y en forma similar a Moisés y a Josué (Deut. 11:24; Jos. 1:3). Satanás, en un sentido, se está pavoneando como “el dios de este siglo” (“mundo”, NVI; 2 Cor. 4:4).

La presentación de Satanás en los primeros dos capítulos de Job es un paralelo de lo que sucedió en Génesis 3. Satanás inicia los problemas en el paraíso y luego deja detrás de sí a las víctimas humanas para que sufran.

¿Qué evidencia podemos ver de la obra de Satanás en este mundo? ¿De qué modo puedes encontrar esperanza en la promesa de que un día todo este desorden terminará?

GUERRA EN EL CIELO

No tenemos idea de lo que significa guerra en el cielo; es decir, no sabemos qué clase de batallas físicas se pelearon, fuera de la expulsión de Satanás y de sus ángeles. La Biblia no dice nada acerca de las consecuencias físicas de este conflicto celestial. En cambio, trata con los resultados espirituales aquí sobre la tierra.

Lee Apocalipsis 12:7 al 16. ¿De qué manera la gran controversia impactó el cielo y, luego, la tierra?

Nota la forma positiva con que Juan habla acerca de la guerra continua entre “el acusador de nuestros hermanos” y los vencedores. Él la vincula con la salvación y la venida del Reino de Dios (Apoc. 12:10, 11). Este tema positivo se subraya en todo el capítulo, y es un aspecto importante de la gran controversia.

Es vital que notemos el contexto general del capítulo 12. Aquí se describen tres grandes amenazas, pero cada una es seguida por una liberación increíble. En una visión dramática, se le muestra a Juan la lucha entre Cristo y Satanás, y cuán totalmente despareja parece ser.

Por ejemplo, un gran dragón rojo (Satanás, Apoc. 12:9) se prepara para devorar a un bebé (Jesús) a punto de nacer. ¿Qué bebé podría sobrevivir a eso? Pero lo hace, y es arrebatado al trono de Dios.

El dragón luego intenta perseguir a la madre (símbolo del pueblo de Dios; ver Apoc. 12:13). ¿Cuánto puede defenderse de un dragón una madre que acaba de dar a luz? Pero, ella también escapa milagrosamente (vers. 14).

En un tercer intento de destruir a los escogidos, el dragón envía una inundación tras la mujer (vers. 15). ¿Una mujer contra una inundación? Pero, otra vez, Dios interviene y la libera (vers. 16).

El dragón ahora vuelve su atención al remanente de la descendencia de la mujer. Está furioso y pelea contra ellos. La historia muestra la forma en que el pueblo de Dios ha sido acosado, perseguido y oprimido a lo largo de los años. A menudo, vemos lo imposible que es la lucha, y nos preguntamos cómo sobrevivirán los fieles, olvidándonos que la historia no termina allí. Sigue en Apocalipsis 14, donde vemos a los fieles ante el trono de Dios; ellos también han sido liberados.

Cuando te sientes abrumado por fuerzas más grandes que tú mismo, ¿cómo puedes tomar ánimo del Señor, quien es más grande que todas las cosas?

SATANÁS EXPULSADO

La guerra no se limitó al cielo, sino también afectó la tierra. Por un tiempo, parece que Satanás (el “acusador de nuestros hermanos”, Apoc. 12:10) podía presentarse ante el trono de Dios y acusar al pueblo de Dios. Job fue un personaje bíblico que sufrió esta afrenta.

Lee Lucas 10:1 al 21. ¿Qué significan aquí las palabras de Cristo acerca de Satanás?

Antes de enviar a los setenta, Jesús les indicó que no llevaran consigo dinero ni ropa (Luc. 10:4) y que pidieran la bendición de Dios sobre sus huéspedes (vers. 5). Les advirtió que serían como corderos caminando entre lobos (Luc. 10:3), lo que se refleja en Apocalipsis 12, donde el dragón intenta hacer guerra contra el pueblo de Dios.

Al regresar gozosos (Luc. 10:17), informaron que los demonios les estaban sujetos, y esto debe de haberle agradado a Jesús (vers. 21). En este contexto, Jesús declaró que Satanás caía como un rayo del cielo. Advirtió a sus discípulos que su gozo no debía basarse en su éxito sobre los demonios, sino más bien en tener sus nombres escritos en el cielo (vers. 20). Este recordativo pone la salvación humana firmemente donde debe estar: en las manos de nuestro Salvador. Es Jesús, y no nosotros, quien derrotó al enemigo.

Los seguidores de Jesús tienen el privilegio de testificar acerca de la salvación que Jesús ha ganado. Este episodio en Lucas 10:17 al 20 parece vincular la obra de testificar, que Jesús confía a su pueblo, con el poder sobre Satanás en esta gran controversia. Testificar erosiona el poder que Satanás tiene sobre los habitantes del mundo, y da a la humanidad la oportunidad de recuperar su tarea original: expandir las fronteras del Reino de Dios.

El poder sobre el adversario es solo posible por causa de la victoria que Jesús ganó en la cruz. Pablo declara que Jesús “desarmó a los poderes y a las potestades” y triunfó sobre ellas (Col. 2:15, NVI). En él, el pueblo de Dios triunfa. La

desaparición de Satanás es segura. “El príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31) para nunca más acusar al pueblo de Dios. ¡Podemos regocijarnos de que la batalla sea del Señor!

“Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Medita en estas palabras. ¿Qué nos dicen, y por qué es una razón para regocijarnos?

LA BATALLA CONTINÚA

Así como los reflejos de contorsión de una serpiente venenosa recién muerta pueden inyectar su veneno en la persona que la levanta, la mordedura de Satanás todavía es mortal. Fue derrotado en el Calvario, pero el peligro no ha pasado todavía.

Lee Juan 16:33. ¿De qué manera advirtió Jesús a sus discípulos acerca de la lucha continua contra el mal?

Jesús fue claro al decir a sus seguidores que su vida no sería fácil pero, en lugar de concentrarse en los desafíos, lo hizo en la victoria que tendrían con él. Al reflexionar sobre esta garantía, Pablo aseguró a los creyentes en Roma que Dios aplastaría a Satanás debajo de sus pies (Rom. 16:20); y Juan le

dijo a la iglesia de los últimos días lo mismo: su victoria estaba asegurada por medio de la sangre del Cordero (Apoc. 12:11).

Lee Hebreos 12:1 y 2. ¿Quiénes son los “testigos”, y cómo nos animan? Ver Hebreos 11.

Hebreos 11 brevemente bosqueja las vidas de algunos de los famosos héroes de la fe. Abel ofreció un sacrificio perfecto, y no ha sido olvidado aun cuando está muerto. Enoc habitualmente se acercó a Dios, y fue llevado directamente al cielo para estar con Dios. Noé advirtió al mundo sumergido en pecado acerca de eventos invisibles, y le ofreció salvación. Abraham abandonó una gran civilización para ir a una tierra de promesa. Sara dio a luz al hijo prometido aunque era estéril y demasiado anciana para concebir. Moisés eligió sufrir con su pueblo antes que vivir en el palacio de un rey. Y Rahab testificó de la grandeza de Dios (Jos. 2:9-11). Estos son algunos de los que componen la gran nube de testigos mencionada en Hebreos 12:1. No son testigos pasivos, como espectadores que miran un juego; en cambio, testifican activamente que Dios es fiel y que los sustentó en todas las luchas que afrontaron. No estamos solos en esta gran batalla.

Considera algunos de los personajes mencionados en Hebreos 11. ¿Quiénes y cómo eran? ¿Qué ánimo podemos obtener del hecho de que no fueron seres humanos impecables y perfectos, sino personas con debilidades justo como las nuestras?

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: No sabemos por qué el pecado surgió en Lucifer. Elena de White nos dice que “poco a poco, Lucifer llegó a albergar el deseo de ensalzarse” (PP 13). El hecho de que esto ocurrió en un ser perfecto revela de una manera poderosa la realidad del libre albedrío y la libertad de elección como parte del gobierno de Dios. Dios creó buenas a todas las criaturas inteligentes; eran seres morales con una buena naturaleza moral. No había nada en ellas que las inclinara hacia el mal. Entonces, ¿cómo surgió el pecado en Lucifer? La respuesta es que no hay respuesta. No hay excusa para el pecado. Si pudiera encontrarse una excusa, entonces Dios, en última instancia, sería responsable por el pecado. Como humanos, estamos acostumbrados a las relaciones de causa y efecto. Pero, el pecado no tiene una causa; sencillamente no hay razón para él. Es irracional y no tiene sentido. Lucifer no podía justificar sus acciones, especialmente por haber sido tan favorecido por Dios. No obstante, de alguna manera, por el abuso de su libertad de elección, Lucifer se corrompió y, de ser un “portador de luz”, llegó a ser Satanás, “el adversario”. Aunque hay mucho que no comprendemos, tenemos que entender lo suficiente como para ser cuidadosos con el sagrado don de la libertad de elección y el libre albedrío.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Los celos desempeñaron un papel destacado en la rebelión de Satanás contra Dios. En tu propia experiencia, ¿qué clase de daños te han causado los celos? ¿De qué modo puedes aprender a luchar contra esta emoción tan común?

2. Medita en el asombroso don de la libertad de elección y el libre albedrío. ¿De qué formas usamos estos dones cada día? Considera algunas de las terribles consecuencias del mal uso de este don. ¿Cómo puedes aprender a usarlo correctamente?

3. Piensa en la función de la Ley en el contexto de la libertad de elección. El mero hecho de que Dios tiene una ley debería ser un testimonio de la realidad del libre albedrío. Después de todo, ¿cuál es el propósito de una ley moral a menos que haya criaturas morales que puedan elegir seguirla? Medita acerca de las implicaciones de la Ley y lo que dice acerca de la libertad humana.

4. Hay una fuerte tendencia en ciertas partes del mundo a rechazar la idea de un diablo literal. ¿Por qué este concepto es tan contrario incluso a la comprensión más básica de la Biblia?

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