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EL PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO | Lección 7: Para el 18 de agosto de 2018

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 13; 2 Corintios 4:7-10; Ro- manos 10:1-4; 3:19; Hechos 14:1-26; Romanos 9-11. PARA MEMORIZAR: “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en [...]


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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:

Hechos 13; 2 Corintios 4:7-10; Ro- manos 10:1-4; 3:19; Hechos 14:1-26; Romanos 9-11.

PARA MEMORIZAR:

“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hech. 13:38, 39).

Sin ninguna duda, el evangelio debía llegar tanto a gentiles como a judíos. El primer informe explícito que tenemos sobre gentiles que se unen a la fe a gran escala corresponde a Antioquía. En otras palabras, fue
en Antioquía donde se fundó la primera iglesia gentil, aunque allí también había un contingente importante de creyentes judíos (Gál. 2:11-13). Debido al celo misionero de sus fundadores y al nuevo impulso proporcionado por la llegada de Bernabé y Pablo, la iglesia creció rápidamente y se convirtió en el primer centro cristiano importante fuera de Judea. De hecho, en algunos aspectos incluso superó a la iglesia de Jerusalén.
Mientras los apóstoles todavía estaban apostados en Jerusalén, Antioquía pasó a ser el lugar de nacimiento de las misiones cristianas. Fue desde allí, y con el apoyo inicial de los creyentes locales, que Pablo partió rumbo a sus tres viajes misioneros. Debido al compromiso de ellos, el cristianismo llegó a ser lo que Jesús había previsto: una religión mundial.

SALAMINA Y PAFOS

En Hechos 13, Lucas vuelve a trasladar la escena a Antioquía para presentar el primer viaje misionero de Pablo, que ocupa dos capítulos enteros (Hech. 13, 14). Desde aquí hasta el final del libro, la atención está puesta en Pablo y sus misiones gentiles.
Este es el primer esfuerzo misionero de Hechos planificado en forma inten- cional y esmerada por una iglesia en particular. Sin embargo, Lucas es cuida- doso al destacar que ese esfuerzo se originó en Dios, no por iniciativa propia de los creyentes. No obstante, la clave es que Dios puede obrar solamente cuando nos colocamos voluntariamente en una posición en la que él puede usarnos.

Lee Hechos 13:1 al 12. ¿Qué elementos principales quiere enfatizar Lucas sobre las actividades de Bernabé y Pablo en Chipre?

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Un período de oración intercesora y ayuno precedió a la partida de los misioneros. En este contexto, la imposición de manos básicamente fue un acto de consagración: encomendarlos a la gracia de Dios (Hech. 14:26) para la tarea asignada.
La isla de Chipre se encuentra en el extremo noreste del mar Mediterráneo, no lejos de Antioquía. Era natural comenzar en este lugar, no solo porque Bernabé era de Chipre, sino también porque el evangelio había llegado a la isla. Sin embargo, aún quedaba mucho por hacer.
Una vez en Chipre, Bernabé y Pablo (y Juan Marcos, el primo de Bernabé [Hech. 15:39; Col. 4:10] que estaba con ellos) predicaron en las sinagogas de Sala- mina. Esta era la práctica habitual de Pablo: predicar primero en las sinagogas antes de dirigirse a los gentiles. Como Jesús era el Mesías de Israel, era más que natural compartir el evangelio con los judíos primeramente.
Después de Salamina, se trasladaron al oeste, predicando (suponemos) de camino, hasta que llegaron a la capital, Pafos. A continuación, el relato gira en torno a dos personas: un hechicero judío llamado Barjesús, conocido también como Elimas, y Sergio Paulo, el gobernador romano local. La historia es un buen ejemplo de cómo el evangelio se topó con respuestas contrastantes: por un lado, con una abierta oposición; por el otro, con una fiel aceptación incluso por parte de gentiles de gran prestigio. El lenguaje de Hechos 13:12 implica claramente que hubo conversión.

Piensa en lo siguiente: en este caso, fue un judío el que se resistió a la verdad, mientras que un gentil la aceptó. Esto, ¿cómo podría ayudarnos a entender por qué a veces los creyentes de otras confesiones cristianas son más difíciles de alcanzar con la “verdad presente” que los no creyentes?

ANTIOQUÍA DE PISIDIA: PRIMERA PARTE

De Chipre, Pablo y sus compañeros navegaron a Perge de Panfilia, en la costa meridional de la actual Turquía. Antes de pasar a Antioquía de Pisidia, Lucas relata dos cambios incidentales importantes: Pablo llega a ser la figura principal (hasta aquí, siempre se menciona a Bernabé en primer lugar) y Lucas deja de usar el nombre judío de Pablo (“Saulo”) y comienza a referirse a él solo como “Pablo” (Hech. 13:9). Probablemente esto se deba a que a partir de ahora Pablo se halla principalmente en un entorno grecorromano.
Hechos 13:13 registra que Juan Marcos regresó a Jerusalén. El texto en sí no nos informa la razón de la deserción de Juan Marcos. Elena de White escribió que, ante el temor y el desánimo debido a las dificultades que les aguardaban, “Marcos se intimidó y, perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a Jerusalén” (HAp 137). Dios nunca prometió que la misión sería fácil. Al contrario, Pablo sabía desde el principio que servir a Jesús implicaría mucho sufrimiento (Hech. 9:16), pero aprendió a confiar enteramente en el poder de Dios, y en eso residía el secreto de su fortaleza (2 Cor. 4:7-10).

Lee Hechos 13:38. ¿Cuál fue la esencia del mensaje de Pablo en la sinagoga de Antioquía?
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Hechos 13:16 al 41 contiene el primero de los sermones de Pablo registrados en el Nuevo Testamento. Por supuesto que no fue el primer sermón que Pablo predicó, y no cabe duda de que solo representa un breve resumen de lo que dijo.
El sermón se divide en tres partes principales. Comienza con creencias compartidas sobre la elección de Israel por parte Dios y el reinado de David (Hech. 13:17-23); esta parte está destinada a establecer un punto de contacto con su audiencia judía. A continuación, presenta a Jesús como el cumplimiento de las promesas de Dios: un descendiente de David que podría traer salvación a Israel (Hech. 13:24-37). La conclusión es una advertencia en contra del rechazo de la salvación que se ofrece a través de Jesús (Hech. 13:38-41).
El punto culminante del sermón son los versículos 38 y 39, que contienen el núcleo del mensaje de Pablo sobre la justificación. El perdón y la justifica- ción están disponibles solamente a través de Jesús, no de la ley de Moisés. Este pasaje no dice que la Ley haya sido abrogada. Simplemente, destaca su incapacidad para realizar lo que los judíos esperaban que hiciera: justificar (Rom. 10:1-4). Esa prerrogativa descansa únicamente en Jesucristo (Gál. 2:16).

¿Qué significa que la salvación sea solo a través de Jesús? ¿Cómo concilias la necesidad de guardar la Ley moral de Dios con el hecho de que la Ley es incapaz de justificar?

ANTIOQUÍA DE PISIDIA: SEGUNDA PARTE

Hechos 13:38 y 39 presenta el tema de la incapacidad de la Ley para justi- ficar, un importante concepto doctrinal. A pesar del carácter obligatorio de sus mandamientos morales, la Ley es incapaz de ofrecer justificación porque no puede producir obediencia perfecta en quienes intentan guardarla (Hech. 15:10; Rom. 8:3). Incluso si la Ley pudiera producir obediencia perfecta en nosotros, esa obediencia perfecta no puede expiar los pecados pasados (Rom. 3:19; Gál. 3:10, 11). Esta es la razón por la que la justificación no se puede ganar, ni siquiera en parte. Podemos recibirla solamente por la fe en el sacrificio expiatorio de Jesús (Rom. 3:28; Gál. 2:16), un regalo que no merecemos. Por más importante que sea para la vida cristiana, la salvación no se puede conseguir a través de la obediencia.

Lee Hechos 13:42 al 49. ¿Cómo recibió la sinagoga el mensaje de Pablo?
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A pesar de la aspereza con que Pablo terminó su mensaje, la reacción de la mayoría en la sinagoga fue sumamente favorable. Sin embargo, al sábado siguiente las cosas cambiaron drásticamente. Es muy probable que “los judíos” que rechazaban el mensaje del evangelio fuesen los dirigentes de la sinagoga, los que representaban al judaísmo oficial. Lucas le atribuye a los celos la des- piadada actitud de ellos hacia Pablo.
En el mundo antiguo, varios aspectos del judaísmo como el monoteísmo, el estilo de vida e incluso el sábado ejercían una fuerte atracción entre los no judíos, y muchos de ellos se unían a la fe judía como prosélitos. No obstante, la circuncisión era un grave obstáculo, ya que se consideraba una práctica bárbara y repugnante. En consecuencia, muchos gentiles asistían a las sina- gogas para adorar a Dios, pero sin convertirse formalmente al judaísmo. Se los conocía como “temerosos de Dios”, y quizá fueron los temerosos de Dios o también los prosélitos de la sinagoga de Antioquía (Hech. 13:16, 43, NVI) los que ayudaron a difundir la noticia del mensaje de Pablo entre la gente en general, y esta acudía en grandes cantidades. La posibilidad de experimentar la salvación sin tener que primero adherirse al judaísmo, sin duda, era particularmente atractiva para muchos.
Esto quizá ayude a explicar los celos de los dirigentes judíos. De cualquier forma, al rechazar el evangelio, no solo se estaban autoexcluyendo de la salva- ción de Dios, sino también liberaron a Pablo y a Bernabé para dedicar toda su atención a los gentiles, quienes se regocijaban y alababan a Dios por incluirlos en su plan de salvación.

ICONIO

Bajo la instigación de los dirigentes judíos de Antioquía, las autoridades locales incitaron a una multitud contra Pablo y Bernabé y los echaron de la ciudad (Hech. 13:50). Sin embargo, los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo (Hech. 13:52). Los misioneros se dirigieron, entonces, a la ciudad de Iconio.

Lee Hechos 14:1 al 7. ¿Cuál fue el resultado de las actividades de Pablo y Bernabé en Iconio?
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En Iconio, Pablo y Bernabé continuaron con su práctica de dirigirse pri- mero a los judíos antes que a los gentiles. El sermón de Pablo en Antioquía (Hech. 13:16-41) ofrece la razón principal de la prioridad judía en su ministerio: la elección de Israel, con todo lo que esto implica (Rom. 3:2; 9:4, 5), y el cumpli- miento de la promesa de Dios de un Salvador a través del linaje de David. A pesar de que muchos judíos rechazaban el evangelio, Pablo nunca perdió la esperanza de una conversión judía considerable.
En Romanos 9 al 11, Pablo aclara que “no todos los que descienden de Israel son israelitas” (Rom. 9:6) y que únicamente por la misericordia de Dios algunos judíos son creyentes. Dios no ha rechazado a su pueblo, pero “en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (Rom. 11:5). Pablo siguió pre- dicando el evangelio a los gentiles, aunque creía que un día habría más judíos que llegarían a creer en Jesús.
“El argumento de Pablo de Romanos 9 al 11 ofrece una explicación adicional de la estrategia misionera que aplica en el relato de Hechos y confronta a todas las generaciones de cristianos con la importancia teológica de dar testimonio a los judíos no creyentes”.–D. G. Peterson, The Acts of the Apostles, p. 401.
La situación no era muy diferente de la de Antioquía. La primera reacción de los judíos y los gentiles al evangelio de Pablo fue sumamente positiva, pero nuevamente los judíos no creyentes, posiblemente los dirigentes de la comu- nidad judía local, caldearon a los gentiles y envenenaron su mente contra los misioneros, causando división entre el pueblo. Cuando los oponentes pla- neaban atacar y linchar a Pablo y a Bernabé, los dos misioneros decidieron abandonar la ciudad y trasladarse a la siguiente.

Más que simplemente oír el evangelio, el pueblo judío necesita verlo en la vida de los que profesan el nombre de Jesús. Si tienes conocidos que son judíos, ¿qué tipo de testimonio les estás ofreciendo?


LISTRA Y DERBE
El siguiente lugar que visitaron Pablo y Bernabé fue Listra, una aldea recóndita a unos 29 kilómetros al suroeste de Iconio. Aunque se quedaron un tiempo allí (Hech. 14:6, 7, 15), Lucas solamente relata el desarrollo de una historia: la curación de un cojo, probablemente mendigo, que sufría esa en- fermedad de nacimiento.

Lee Hechos 14:5 al 19. La reacción de la gente ¿qué le reveló a Pablo? ¿Cuán sumida en la ignorancia estaba?

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La multitud quedó tan impresionada por el milagro que confundió a Pablo y a Bernabé con dioses: a Bernabé, con Zeus, el dios supremo del panteón griego; y a Pablo, con Hermes, el ayudante y portavoz de Zeus. De hecho, la gente quería ofrecerles sacrificios.
El poeta latino Ovidio (43 a.C.-17/18 d.C.) había registrado anteriormente una leyenda de estos mismos dioses disfrazados de humanos que visitaban una ciudad en la misma zona (“las colinas de Frigia”) en busca de un lugar para descansar. Según la leyenda, una pareja humilde y anciana los trató amablemente y con hospitalidad; el resto de la gente les fue indiferente. Debido a su amabilidad y hospitalidad hacia los visitantes de incógnito, la casa de la pareja se transformó en templo y ellos en sacerdotes, mientras que el resto de la ciudad fue destruido por completo (Metamorphoses 611-724).
Con una historia así circulando en esta región, no es de extrañar la reacción de la gente ante el milagro de Pablo. La historia también ayuda a explicar por qué la multitud supuso que los misioneros eran esos dos dioses, y no Asclepio, por ejemplo, el dios de la medicina. No obstante, Pablo y Bernabé lograron detener la falsa adoración de sí mismos. Finalmente, algunos oponentes de Antioquía e Iconio lograron trastocar completamente la situación, y Pablo fue apedreado y dado por muerto.

Lee Hechos 14:20 al 26. ¿Dónde terminaron su viaje Pablo y Bernabé? Y, ¿qué hicieron en su viaje de regreso?

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Pablo dijo: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hech. 14:22). ¿Qué significa eso? ¿Alguna vez experimentaste algo así? ¿Cómo puedes aprender a crecer en la fe como resultado de las “tribulaciones” que enfrentas?

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Durante su vida en la Tierra, Cristo intentó sacar a los judíos de su exclusi- vidad. La conversión del centurión y de la mujer sirofenicia son ejemplos de su obra directa al margen del pueblo reconocido de Israel. Ahora había llegado el momento de trabajar en forma activa y continuada entre los gentiles. Comu- nidades enteras de ellos recibieron el evangelio gustosamente y glorificaron a Dios por la luz de una fe inteligente. La incredulidad y la malicia de los judíos no desviaron el propósito de Dios; porque se injertó un nuevo Israel en el antiguo olivo. Las sinagogas se cerraron frente los apóstoles; pero las casas particulares se abrieron de par en par para ser usadas, y los edificios públicos de los gentiles también se utilizaron para predicar la palabra de Dios” (LP 51).
“En todos sus esfuerzos misioneros, Pablo y Bernabé procuraban seguir el ejemplo de Cristo de voluntario sacrificio y fiel y fervorosa labor en bien de las almas. Siempre despiertos, celosos e infatigables, no tomaban en cuenta su personal inclinación y comodidad, sino que en incesante actividad y orando anhelosamente sembraban la semilla de verdad. Al propio tiempo, tenían mucho cuidado de dar valiosísimas instrucciones prácticas a cuantos se deci- dían en favor del evangelio. Este fervor y piadoso temor producía en los nuevos discípulos una duradera impresión acerca de la importancia del evangelio” (HAp 151).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Reflexiona en la historia de la deserción de Juan Marcos cuando las cosas se pusieron difíciles. Pablo y Bernabé más adelante discutieron por Juan Marcos, cuando Bernabé quería volver a usarlo y Pablo no (ver Hech. 15:37). Sin embargo, años después Pablo escribió: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2 Tim. 4:11). ¿Qué lecciones podemos aprender con respecto a quienes, en determinadas circunstancias, resultan ser infieles a su llamado?
2. Repasa la respuesta de Pablo y Bernabé a los listrenses cuando los con- fundieron con dioses (Hech. 14:14-18). ¿Cómo podemos responder cuando es- tamos tentados a atribuirnos algo que Dios ha hecho?
3. Lee Hechos 14:21 al 23. Sobre la base del ejemplo de Pablo y Bernabé, ¿qué podemos hacer individualmente y como iglesia para fomentar o fortalecer la fe de los nuevos conversos?
4. ¿Cómo podemos evitar que las tradiciones humanas, incluso las creen- cias que abrazamos durante mucho tiempo, se interpongan en el camino del progreso de la verdad, como los dirigentes religiosos que se oponían a Pablo?

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