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Actividades competitivas

La discusión sobre cómo tratar con las actividades competitivas ha llevado a conclusiones antagónicas en los círculos cristianos. Por un lado, los estudiosos defienden la idea de que la competitividad posibilita el desarrollo de habilidades fundamentales para el éxito en un mundo en el cual la competencia es un hecho cada vez más intenso. Por […]


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La discusión sobre cómo tratar con las actividades competitivas ha llevado a conclusiones antagónicas en los círculos cristianos. Por un lado, los estudiosos defienden la idea de que la competitividad posibilita el desarrollo de habilidades fundamentales para el éxito en un mundo en el cual la competencia es un hecho cada vez más intenso. Por otro lado, se levantan voces para presentar los efectos nocivos sobre la espiritualidad y la ética que provoca la competividad en los que están involucrados con ella.

Al analizar la Biblia, se nota, en primer lugar, que en el hogar edénico no existía ningún indicio de competitividad, sino de complementariedad y compañerismo (Gén. 2:18, 20). Sin embargo, la entrada del pecado trastornó ese orden (Gén. 3), y como primera evidencia de la rivalidad en la Tierra, el texto bíblico presenta el relato del asesinato de Abel (Gén. 4:4-13).

Las Escrituras no ignoran la existencia de la competitividad, sino que ilustran por medio de historias sus resultados negativos. Se observan los efectos problemáticos de la rivalidad en el contexto familiar, más restringido (Gén. 21:8-11; 25:27, 28; 37:1-4), y también bajo una perspectiva más amplia, en la comunidad o política (1 Sam. 18:6-8; 2 Rey. 14:8-12). En última instancia, fueron el orgullo y el deseo de supremacía de Lucifer la causa de su expulsión del Cielo (Isa. 14:12-15; Eze. 28:14-17).

En los evangelios, Jesucristo indica que el amor, la abnegación y el servicio al prójimo son esenciales en sus seguidores (Mat. 7:12; Mar. 9:35; 10:42-45). Además, él recriminó la actitud competitiva de los discípulos, que buscaban una posición preeminente en su reino (Luc. 9:46-48; 22:24-27). En las epístolas, Pablo fue enfático al recomendar que los cristianos vivieran de modo abnegado, considerando a los otros superiores a sí mismos (Rom. 12:10; Fil. 2:3, 4). Al comparar la iglesia como un cuerpo (1 Cor. 12), el apóstol resaltó la dimensión cooperativa de la comunidad cristiana, en la cual, a pesar de las distinciones funcionales, todos ocupan un papel de importancia y nadie está autorizado a rebajar a sus hermanos.

Pero es importante distinguir la diferencia entre actitud competitiva y aspiración por la excelencia (Ecl. 9:10; Prov. 22:29; Col. 3:23; Sant. 2:7). Podemos indicar a Daniel como un ejemplo representativo de cómo se da esto en la práctica. Lejos de alimentar un espíritu de rivalidad en cuanto a los demás sabios de su tiempo, él usó sus dones y talentos para servir a las personas y testificar del Señor (Dan. 1:20; 2:24-28; 4:9; 5:14; 6:1-4). Así, cada individuo tiene el desafío de desarrollar al máximo sus potencialidades y buscar continuamente el crecimiento personal, para servir al prójimo y glorificar a Dios.

Al discutir el tema, Elena de White presenta los principios bíblicos mencionados para condenar el espíritu competitivo. Ella expresa su reprobación a la rivalidad y supremacía entre cristianos (MM, p. 420; AFC, p. 176), pastores (PVGM, p. 19), médicos obreros (MM, p. 62) y editoras (TI, t.7, p. 165).

Además, la autora aborda la diferencia entre competitividad y excelencia por medio de una argumentación clara. Para ella “cada uno debe perfeccionar sus talentos hasta el punto máximo; y la fidelidad en hacerlo le otorga honra a la persona, sean sus dones muchos o pocos. (Ed, p. 225). Sin embargo, Elena de White afirma: “La levadura de la verdad no producirá espíritu de rivalidad, ambición, deseo de supremacía. El amor verdadero nacido del cielo no es egoísta y cambiable. No depende de la alabanza humana. […] El yo no lucha para ser reconocido” (PVGM, p. 72).

Autores adventistas discutieron el asunto, en su mayor parte, aplicando las cuestiones referentes a la práctica de actividades deportivas en instituciones confesionales. Eso generó la elaboración de algunos documentos oficiales de la denominación lanzados en 1962 (“Guide for Health and Physical Education in Seventh-day Adventist Schools”), 1964 (“Department of Education statement of denominational attitude toward sports”), 1976 (“Guidelines for activities with elements of competition”) e 1988 (“Actividades competitivas”). Este último presenta tres conclusiones generales sobre el tema: (1) “Los cristianos deben actuar con los más elevados motivos en su búsqueda de excelencia atlética”; (2) “los juegos amistosos ocasionales involucrando instituciones en reuniones sociales conjuntas no son clasificados como atletismo intermural o interescolar”; (3) “todos tienen talentos, unos más, otros menos. Dios espera fidelidad en el servicio sin considerar los talentos o la remuneración (Mat. 20:1-16). Aunque los talentos sean distribuidos de manera diferente, Dios espera que las personas desarrollen al máximo su capacidad, y les dará responsabilidad según su fidelidad” (2005, p. 34).

 

Principios editoriales
  1. No promovemos historias que exalten la competitividad como cualidad a ser desarrollada. En narraciones, ilustraciones o ejemplos que traten del asunto, se debe presentar intencionalmente, cuando sea apropiado, los efectos negativos de esa actitud. Por otro lado, las virtudes cristianas de la solidaridad, cooperación abnegación y servicio deben exaltarse e incentivarse como principios elementales del ejercicio de la ciudadanía y de la vida cristiana.
  2. Debemos evitar al máximo utilizar recursos que promuevan la competitividad. El ideal es que nuestras publicaciones promuevan el trabajo cooperativo, de modo que desarrollen en nuestro público una disposición integradora, solidaria y servicial.

3, Debemos dar espacio a historias, ilustraciones y ejemplos que enfaticen la excelencia o superación personal como medio de servicio amoroso al prójimo.

 

Bibliografía

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). Actividades competitivas (p. 26-34), en Declaraciones de la iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Graybill, R. (1974). Ellen G. White and competitive sports. The Ministry, julho (p. 4-7).

 

Knight, G. (2018). Competição (p. 767, 768). Em Fortin, D., & Moon, J. (eds.). Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Sather, B. (1996). The development of interscholastic sports at Seventh-day Adventist academies and colleges. Disponível em <https://tinyurl.com/y7me9ujm>.

 

White, E. de. A fin de conocerle. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana. (1965).

 

White, E. de. Testimonios para la Iglesia, t. 7). Asociación Publicadora Interamericana. (2008).

 

White, E. de. El ministerio médico. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana. (2002).

 

White, E. de. Mensajes selectos (t. 2). California, EE.UU. Publicaciones Interamericanas, PP.PA. (1967).

 

White, E. de. Educación. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana. (1998).

 

White, E. de. Palabras de vida del Gran Maestro. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana. (1991).

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