materiales

Para divulgación

El proyecto Maná está basado en la experiencia del pueblo de Israel en el desierto, cuando fue alimentado por Dios. En Éxodo 16:16-21 el pan representa a la Palabra de Dios que está al alcance de todos. Solo que tenemos un pedido Divino en Mateo 6:33, que dice: "Buscad" que significa que necesitamos interesarnos, salir y buscar. Los israelitas tenían que salir temprano y buscar el Maná en el desierto. Hoy, así como en el pasado, la Palabra de Dios está al alcance de todos y los mismos principios que se rigieron en el pasado son validos para este tiempo:

- Cada uno. (16:16) La idea bíblica de la salvación no es corporativa, es individual, por eso, en Éxodo 16:16 Dios ordenó: "Recoged cada uno". Debe haber un encuentro personal, debe haber una búsqueda personal, por parte de cada uno de los miembros de la familia.

- Recojan cada uno según lo que puedan comer. (16:16) Esto significa que no tiene que haber uniformidad en la forma de estudiar la Biblia, o cuanto tiempo debe durar el estudio, etc. Por eso la iglesia tiene un plan diferente de guía de estudio según la edad y la experiencia espiritual.

- Cada día (16:19) la orden fue, cómelo hoy, no se podía dejar para otro día. La experiencia espiritual tiene que renovarse todos los días. Lo que yo como hoy, básicamente me sirve para hoy. Por eso la Palabra de Dios debe ser consumida todos los días. La iglesia tiene un plan de lectura diaria de la Palabra de Dios a fin de preservar al cristiano de las enfermedades espirituales, las que resultan por la falta de alimento.

- Temprano de mañana. En el verso 21 dice la Palabra de Dios: "Y luego que el sol calentaba se derretía" Con la salida del sol vienen las actividades del día, por eso Jesús buscaba al Padre muy temprano, y en medio de la tranquilidad de la mañana encontraba el pan espiritual. El mejor momento para encontrar la palabra de Dios es en la primera hora del día, cuando todo está tranquilo.

Importancia del estudio diario

de la lección de Escuela Sabática

1. El estudio diario crea hábitos que favorecen el crecimiento espiritual.
2. Fortalece nuestras convicciones en la Palabra de Dios.
3. Nos impulsa a compartir cada día lo que hemos aprendido.
4. Une y fortalece a la familia.

"Ningún hombre, mujer, o joven, pueden alcanzar la perfección cristiana siendo negligentes con la Palabra de Dios".