Aventureros

La ley del Aventurero

La ley del Aventurero


  • Compartir:

Jesús me ayuda a ser: Obediente, puro, revwerente, bondadoso y colaborador

Los cinco puntos de la Ley muestran el perfil personal que debe ser alcanzado por todos los que están involucrados en el Club de Aventureros. Cuando alguien repite la Ley, está declarando su intención de ser una persona del todo especial.

La Ley del Aventurero indica al mismo tiempo, un “producto” y un “proceso”, de los que depende todo el programa del Club.

La Ley del Aventurero es corta, tiene solamente 5 virtudes o cualidades como son cinco los dedos de la mano.

Cada una de las cualidades de esta lista, son un “producto” acabado, son el fin y el objetivo, que debe ser perseguido y “producido” por cada Aventurero. Son los blancos que deben ser alcanzados.

Sin embargo, cada una de estas cualidades, es también un proceso, que esta en ejecución, teniendo como fin mejorar la vida del Aventurero, en los aspectos mencionados en la Ley.
Aun cuando hayamos avanzado significativamente en nuestro desarrollo de uno de los ítems de la lista, necesitamos trabajar arduamente para mejorar en los otros aspectos.

Por ejemplo, puede ser que alguien sea muy obediente, pero poco bondadoso o nada reverente.

Alguien puede ser muy servicial y sin embargo no tener cuidado de sus palabras o pensamientos a fin de mantenerse puro.

Cada uno de estos blancos representa un desafío igual de grande, para los niños y también para los adultos, pues los seres humanos, por lo general, son contrarios a estas virtudes. Además, nuestra naturaleza nos lleva a apartarnos de Dios quien, (como está dicho en el propio texto de la ley), es el único capaz de ayudarnos a ser verdaderamente obedientes, bondadosos, puros, reverentes y colaboradores.

El desafío para adultos es aun más difícil cuando se dan cuenta de que, obligados a cumplir estos ideales en ellos mismos, necesitan también lograr que los niños los comprendan, los acepten y se motiven a practicarlos en sus propias vidas.

Traducir esto al “lenguaje” de los niños, es vital, porque ellos raramente (o nunca) podrán realizar, activamente, algo que no comprendan.

Por esta razón, no deberíamos, jamás, quedar satisfechos con la sola repetición mecánica de los ideales, pues como ya hemos visto anteriormente eso solo contribuye a debilitar la fuerza de estos principios.

Utiliza historias, escenificaciones, parábolas, experiencias personales de los Aventureros, noticias del diario, recortes de revistas, juegos, todo lo que te ayude a enseñar y a enseñar siempre – cada ítem de la Ley de los Aventureros, en su propio “lenguaje”. Eso es siempre necesario.

No permitas que una reunión se realice, sin que, en algún momento de ella, haya por lo menos alguna alusión a uno de los ideales de los Aventureros.

No es una dosis maciza de idealismo lo que confirma los ideales en el corazón de los niños, sino la continúa administración de dosis pequeñas y regulares pero significativas. Haz un poco de eso cada día, y verás lo mucho que se construye a largo plazo.

  • Compartir: