Salud

Blog

Médico, ¡cúrate a ti mismo!

Una de las interpretaciones de la frase dice que los médicos son eficientes para curar a sus pacientes, pero difícilmente cuidan bien su propia salud.


  • Compartir:

Dr. Hildemar Dos Santos, profesor de Loma Linda University

Pienso que este término lo usó por primera vez Hipócrates, el padre de la medicina. Una de las interpretaciones de la frase dice que los médicos son eficientes para curar a sus pacientes, pero difícilmente cuidan bien su propia salud. Y las estadísticas también demuestran que el médico tiene un nivel elevado de estrés y alta incidencia de enfermedades cardíacas y cáncer. Uno de los factores que facilitan estas estadísticas es el estilo de vida del médico, que le impide tener pleno control de su tiempo y de sus actividades. A pesar de que muchos médicos en el mundo dejaron de fumar, todavía existen muchos colegas que no hacen ejercicio, tienen una dieta rica en grasas y  pobre en fibras, están con exceso de peso, y además, muchos abusan del alcohol.

Una de las peores experiencias de mi vida profesional fue durante una guardia en un hospital en São Paulo,  cuando tuve que atender a un colega médico que estaba teniendo un ataque cardíaco. Y peor todavía, el médico era uno de nuestros amigos, quien trabajaba en el mismo hospital. Éramos cuatro colegas, pero no hubo tratamiento que pudiera salvar al médico. La experiencia fue impactante y nos hizo reflexionar sobre los límites de la medicina ante tales situaciones. Sin embargo, el factor que más agravó el caso fue el estilo de vida del colega cardiólogo, lo que probablemente fue la causa que más influyó en su muerte. Trabajaba haciendo guardias, día y noche casi sin parar, no hacía ejercicio, estaba con el peso encima de lo normal, comía mucha grasa animal, tenía presión alta y no seguía un tratamiento continuo. Muchos médicos, y muchas personas siguen el mismo estilo de vida, y piensan que nunca sufrirán las consecuencias.

Soy vegetariano por más de treinta años, pero no siempre sigo la mejor dieta, ni siempre tengo tiempo para hacer ejercicios, y no tengo control sobre el estrés. Hace dos años, mientras donaba sangre, la enfermera me mostró la muestra de mi sangre. El color era amarillo y no rojo. Era señal de exceso de colesterol y de triglicéridos. En esa época el examen de colesterol era de 270 ml por decilitro (mg/dl). Pocos meses después fui a donar sangre nuevamente, y esta vez la enfermera me dijo que no podría porque mi corazón estaba fuera de ritmo. Era solo lo que faltaba para crear el miedo al ataque cardíaco. Comencé a trabajar con la dieta, pero el ejercicio estaba realmente difícil. En agosto de 2003 hice un chequeo general. En esa época el ritmo cardíaco todavía estaba irregular, y los valores de los lípidos estaban todos altos con excepción del colesterol: Total de colesterol 198 mg/dl, HDL – 38 mg/dl, LDL – 120 mg/dl, e triglicéridos 276 mg/dl. El colega médico que me atendió solo me dijo que debería saber cómo cuidar del nivel de triglicéridos. En ese tiempo, de vez en cuando sentía un malestar y palpitaciones al mínimo esfuerzo. De noche no conseguía dormir, el corazón latía tan fuerte que lo alcanzaba a oír y todavía estaba completamente fuera de ritmo. Mi padre era diabético y murió de ataque cardíaco a los 65 años. ¿Sería el factor genético que me llevaría antes de completar la misma edad de mi padre?

Felizmente, la situación me hizo cambiar el estilo de vida. De esa época en adelante resolví comenzar a correr, y controlar realmente mi dieta “vegetariana” que, a pesar de no tener carne, era todavía rica en algunas grasas derivadas de la leche y de las pizzas. Paso a paso los cambios en el estilo de vida se fueron desarrollando. El ritmo cardíaco volvió a ser normal, el sueño mejoró, ya no escuchaba el corazón al descansar, todo parecía estar normal.

La semana pasada, después de casi un año con un régimen alimenticio más natural, con más fibra y menos grasa y después de dos carreras de maratón resolví hacer el chequeo nuevamente. Pero esta vez sin ningún médico, yo mismo haría mi receta para el examen de sangre. Así no tendría que rendir cuentas a nadie de los resultados. Cosa de médicos, lo que lleva tiempo cambiar. Buenas noticias, el régimen funcionó, la influencia “genética” quedó superada, y mucho más la influencia del apetito. Nuevos resultados: Colesterol, 156 mg/dl, HDL – 45 mg/dl, LDL – 88 mg/dl, Triglicéridos – 113 mg/dl. Para comenzar, nunca tuve en toda mi vida un nivel de colesterol de esos, es casi el nivel normal de colesterol para los chinos (que tienen niveles mucho más bajos que los occidentales). No es un examen perfecto, porque me gustaría tener un HDL más elevado, pero los niveles generales demostraron equilibrio y un bajo o ningún riesgo de enfermedad cardíaca. También pude probar en mi propio organismo que es posible invertir la tendencia “genética”, si es que realmente existe, con cambios de hábitos. Felizmente reaccioné a tiempo, y Dios me dio una segunda oportunidad.

Apreciado amigo, si este es su problema, exceso de colesterol y de otros lípidos, y el factor genético es alto para diabetes y ataques cardíacos, todavía hay tiempo de cambiar. Sea usted médico o no, el tratamiento es simple. Aunque tenga que tomar alguna medicación, el problema no se solucionará si no cambia el estilo de vida. Es necesario un cambio radical en la alimentación. Corte toda grasa, use todo con bajo tenor de grasa, o mejor, sin grasa. Evite alimentos animales cuanto sea posible. Lo mejor es seguir un régimen vegetariano total. Corte el azúcar y todos los dulces, evite el arroz blanco y el pan blanco. Use en abundancia verduras, frutas, granos integrales y frijoles o legumbres. No coma nada pesado de noche. Nunca coma dulces y grasas de noche, ¿por qué? Comer grasa, azúcar y dulces antes de dormir es lo mismo que cometer suicidio en cuotas. Comer alimentos ricos en azúcares o gracias y enseguida dormir, es una de las mayores agresiones al cuerpo porque todo el exceso de calorías se absorberá, se transformará en grasa y se depositará, muchas veces, en las arterias del corazón.

Y finalmente, el ejercicio. ¿Cuántas veces por semana? Ya se olvidó que la pregunta debe cambiar para: ¿Cuántas veces por día? Realmente el ejercicio debe ser diario, no importa cuál sea el tipo, pero debería durar entre media a una hora de ejercicio todos los días.

Y así, mi apreciado amigo, espero que tenga salud. Como decía el apóstol Juan (3 Juan 2) “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

  • Compartir:
Artículo anterior
Artículo siguiente