Hoy sabemos que Jesús vive, no para ocupar el trono del cielo sino para ocupar el trono de su corazón. Y la mayor prueba de que Jesús vive es que está viviendo en usted. “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25)