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PABLO: APOSTOL A LOS GENTILES | Lección 1: Para el 1 de julio de 2017

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:  Hechos 6:9–15, 9:1–9, 1 Samuel 16:7, Mateo 7:1, Hechos 11:19–21, 15:1–5. PARA MEMORIZAR: “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” (Hech. 11:18). No es difícil entender a Saulo de Tarso (también conocido [...]


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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 

Hechos 6:9–15, 9:1–9, 1 Samuel 16:7, Mateo 7:1, Hechos 11:19–21, 15:1–5.

PARA MEMORIZAR: Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” (Hech. 11:18).

No es difícil entender a Saulo de Tarso (también conocido como el apóstol Pablo después de su conversión), y por qué hizo lo que hizo. Siendo un judío devoto, a quien durante toda su vida le enseñaron la importancia de la ley y de la inminente redención política de Israel, la idea de que el tan anhelado Mesías fuera ejecutado ignominiosamente como el peor de los criminarles fue demasiado para que Saulo lo tolerara.

No es de sorprender, entonces, que estuviera convencido de que los seguidores de Jesús eran desleales a la Torá y, por lo tanto, entorpecían el plan de Dios para Israel. Pablo creía que las aseveraciones de que el Jesús crucificado era el Mesías y de que había resucitado de entre los muertos eran apostasía abierta. No podía haber tolerancia para esa clase de tonterías ni para nadie que se rehusara a abandonar esas ideas. Saulo estaba decidido a ser el agente de Dios para erradicar de Israel estas creencias. Así, aparece primeramente en las páginas de la Escritura como un perseguidor violento de sus compatriotas judíos, aquellos que creían que Jesús era el Mesías.

Sin embargo, Dios tenía planes muy diferentes para Saulo, planes que nunca habría podido prever por sí mismo: este judío no solamente predicaría que Jesús era el Mesías, ¡predicaría entre los gentiles!

 

PERSEGUIDOR DE CRISTIANOS

Saulo de Tarso aparece primeramente en Hechos involucrado con el apedreamiento de Esteban (Hech. 7:58) y luego en conexión con la persecución de mayor escala que estalló en Jerusalén (Hech. 8:1-5). Pedro, Esteban, Felipe y Pablo juegan un papel importante en el libro de Hechos porque participaron de acontecimientos que llevaron a la propagación de la fe cristiana más allá del mundo judío. Esteban tiene especial importancia porque su predicación y martirio parecen haber tenido una profunda influencia en Saulo de Tarso.

Estaban era judío de habla griega, y uno de los siete diáconos originales (Hech. 6:3-6). Según Hechos, un grupo de judíos extranjeros que habían venido a vivir a Jerusalén (Hech. 6:9) entraron en disputa con Esteban por el contenido de su predicación acerca de Jesús. Es posible, y hasta probable incluso, que Saulo de Tarso haya estado involucrado en estos debates.

 

Lee Hechos 6:9 al 15. ¿Qué cargos se levantaron contra Esteban? ¿A qué te recuerdan estas acusaciones? (Ver también Mat. 26:59-61.)

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La feroz hostilidad contra la predicación de Esteban parece haber sido el resultado de dos cosas diferentes. Por un lado, Esteban despertó la ira de sus oponentes al no darle importancia primordial a la ley judía y al templo, que se habían convertido en el punto focal del judaísmo y eran símbolos atesorados de identidad religiosa y nacional. Pero Esteban hizo más que meramente desestimar estos dos íconos atesorados; proclamó vigorosamente que Jesús, el Mesías crucificado y resucitado, era el verdadero centro de la fe judía.

No es de extrañar, entonces, que haya hecho enojar a Saulo el fariseo (Fil. 3:3-6), cuyo celo contra los primeros cristianos indica que probablemente pertenecía a una facción estricta y militante de los fariseos, llena de un fervor revolucionario. Saulo vio que las grandes promesas proféticas del reino de Dios aún no se habían cumplido (Dan. 2; Zac. 8:23; Isa. 40:55), y posiblemente creía que era su deber ayudar a Dios a apresurar ese día, limpiando a Israel de la corrupción religiosa, incluyendo la idea de que este Jesús era el Mesías.

 

Convencido de estar en lo cierto, Saulo estaba dispuesto a condenar a muerte a quienes consideraba equivocados. Aunque necesitamos celo y fervor por lo que creemos, ¿cómo aprendemos a moderar nuestro celo al percatarnos de que, a veces, podemos estar equivocados?

LA CONVERSIÓN DE SAULO

 

“Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hech. 9:5).

 

Aunque la persecución de Pablo a la iglesia temprana comienza más bien con discreción (ya que solo sostiene los mantos de los ejecutores de Esteban), rápidamente se intensifica (ver Hech. 8:1-3; 9:1, 2, 13, 14, 21; 22:3-5). Muchas de las palabras que usa Lucas para describir a Saulo pintan el cuadro de una bestia feroz o un soldado merodeador que está obstinado en destruir a su oponente. En la traducción griega del Antiguo Testamento (Sal. 80:13) se utiliza la palabra traducida como “asolar”, en Hechos 8:3, por ejemplo, para describir el comportamiento descontrolado y destructivo de un puerco montés. La cruzada de Saulo contra los cristianos evidentemente no era un asunto de compromiso o conveniencia; era un plan deliberado y sostenido para exterminar la fe cristiana.

 

Lee las tres descripciones de la conversión de Saulo (Hech. 9:1-18; 22:6-21; y 26:12-19). ¿Qué papel jugó la gracia de Dios en esta experiencia? En otras palabras, ¿cuánto merecía Saulo la bondad que el Señor mostró para con él?

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La conversión de Saulo, desde una perspectiva humana, debió haber parecido imposible (de ahí el escepticismo que muchos expresaron al enterarse).

Lo único que merecía Saulo era ser castigado, pero en vez de eso, Dios extendió su gracia a este judío ferviente. Sin embargo, es importante notar que la conversión de Saulo no sucedió en un vacío, ni tampoco fue forzada.

Saulo no era ateo. Era religioso, aunque muy equivocado en su comprensión de Dios. Las palabras de Jesús a Pablo, “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hech. 26:14), indican que el Espíritu había estado convenciendo a Saulo. En el mundo antiguo, un “aguijón” era un palo puntiagudo o picana que se usaba para espolear a los bueyes cuando se resistían a arar. Saulo había resistido los espoleos de Dios por un tiempo, pero finalmente, de camino a Damasco, mediante un encuentro milagroso con el Jesús resucitado, Saulo decidió no luchar más.

 

Piensa en tu propia experiencia de conversión. Quizá no fue tan dramática como la de Pablo (la mayoría no lo es), pero ¿hay alguna similitud en la manera en que recibiste la gracia de Dios? ¿Por qué es importante no olvidar nunca lo que hemos recibido en Cristo?

SAULO EN DAMASCO

 

A raíz de su encuentro con Jesús, Saulo quedó ciego y se le instruyó ir al hogar de un hombre llamado Judas y que allí esperara a otro hombre, Ananías. No cabe duda de que la ceguera física de Saulo era un recordatorio poderoso de la ceguera espiritual más grave que lo llevó a perseguir a los seguidores de Jesús.

La aparición de Jesús en el camino a Damasco cambió todo. Donde Saulo había pensado que estaba en lo cierto, había estado sumamente equivocado. En vez de trabajar para Dios, había estado obrando en contra de Dios. Saulo entró a Damasco como un hombre diferente al fariseo orgulloso y celoso que había salido de Jerusalén. En vez de comer y beber, Saulo estuvo los primeros tres días en Damasco en ayuno y oración, mientras reflexionaba sobre todo lo que había sucedido.

Lee Hechos 9:10 al 14. Imagina lo que debió haber pasado por la mente de Ananías: él no solo era Saulo, el perseguidor devenido en creyente de Jesús; sino que era Pablo, el apóstol escogido por Dios para llevar el evangelio al mundo gentil (ver Hech. 26:16-18).

Con razón Ananías estaba un poco confundido. Si unos tres años después la iglesia de Jerusalén fue reacia para recibir a Pablo después de su conversión (Hech. 9:26-30), ¡podemos imaginarnos las preguntas y preocupaciones que llenaron el corazón de los creyentes de Damasco a tan solo unos pocos días después de ese acontecimiento!

Notemos, también, que Ananías recibió una visión del Señor, informándole de las nuevas sorprendentes e inesperadas sobre Saulo de Tarso; cualquier otra cosa menor que una visión posiblemente no lo habría convencido de que lo que oía acerca de Saulo era verdad: que el enemigo de los creyentes judíos se había convertido ahora en uno de ellos.

Saulo se había ido de Jerusalén con la autoridad y la comisión de los principales sacerdotes para erradicar la fe cristiana (Hech. 26:12). Sin embargo Dios tenía una comisión muy diferente para Saulo, que descansaba sobre una autoridad muchísimo mayor. Saulo debía llevar el evangelio al mundo gentil, una idea que debió haber sido aún más sorprendente para Ananías y los otros creyentes judíos que la misma conversión de Saulo.

Allí donde Saulo había intentado detener el esparcimiento de la fe cristiana, ahora Dios lo utilizó para esparcirla mucho más allá de lo que habrían imaginado alguna vez los creyentes judíos.

 

Lee 1 Samuel 16:7, Mateo 7:1, y 1 Corintios 4:5. ¿Cuál es el mensaje de estos textos con respecto a por qué debemos ser cuidadosos en la manera en que vemos la experiencia espiritual de otras personas? ¿Qué errores de juicio para con los demás, y qué has aprendido de esos errores?

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EL EVANGELIO LLEGA A LOS GENTILES

 

¿Dónde se estableció la primera iglesia gentil? ¿Qué eventos hicieron que los creyentes fueran allí? (Hech. 11:19-21, 26). ¿A qué tiempos del Antiguo Testamento nos recuerda esto? (ver Dan. 2).

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La persecución que estalló en Jerusalén después de la muerte de Esteban causó que una cantidad de creyentes judíos huyeran trescientos kilómetros al norte, a Antioquía. Como capital de la provincia romana de Siria, Antioquía era la tercera ciudad en importancia, después de Roma y Alejandría. Su población, que se estima en ese momento de quinientos mil, era extremadamente cosmopolita, lo que la hacía una ubicación ideal no solamente para una iglesia gentil, sino también como base inicial para la misión mundial de la iglesia primitiva.

 

¿Qué ocurrió en Antioquía, que dio como resultado la visita de Bernabé a la ciudad y su decisión ulterior de invitar a Pablo a ir con él a Antioquía? ¿Qué clase de cuadro se nos presenta de la iglesia allí? (Hech. 11:20-26).

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Es difícil construir una cronología de la vida de Pablo, pero pareciera que pasaron unos cinco años entre su visita a Jerusalén, luego de su conversión (Hech. 9:26-30), y la invitación que le hizo Bernabé en Antioquía de acompañarlo. ¿Qué estuvo haciendo Pablo todos esos años? Es difícil saber a ciencia cierta. Pero, basados en sus comentarios de Gálatas 1:21, puede haber estado predicando el evangelio en las regiones de Siria y Cilicia. Algunos han sugerido que, quizá, fue durante esta época que fue desheredado por su familia (Fil. 3:8) y sufrió una serie de dificultades, que describe en 2 Corintios 11:23 al 28. La iglesia de Antioquía floreció bajo la dirección del Espíritu. La descripción de Hechos 13:1 indica que la naturaleza cosmopolita de la ciudad pronto se vio reflejada en la diversidad étnica y cultural de la iglesia misma. (Bernabé era de Chipre, Lucio de Cirene, Pablo de Cilicia, Simón quizá de África, y además todos los conversos gentiles.) El Espíritu ahora procuró llevar el evangelio a más gentiles aún, utilizando Antioquía como base para actividades misioneras de mayor alcance, más allá de Siria y Judea.

 

Lee una vez más Hechos 11:19 al 26. ¿Qué podemos aprender de la iglesia en Antioquía, una iglesia con mucha diversidad cultural y étnica, que podría ayudar a las iglesias hoy a imitar lo bueno que existía allí?

CONFLICTO DENTRO DE LA IGLESIA

 

Por supuesto, nada que sea humano es perfecto, y no pasó mucho tiempo hasta que comenzaran los problemas dentro de la comunidad temprana de fe.

En principio, no todos estaban contentos con el ingreso de los creyentes gentiles a la iglesia primitiva. El desacuerdo no era por el concepto de una misión gentil, sino por el criterio sobre el que se debería permitir unirse a los gentiles. Algunos sentían que únicamente la fe en Jesús no era suficiente como la marca distintiva del cristiano; sostenían que la fe debía complementarse con la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés. Afirmaban que, para ser verdaderos cristianos, los gentiles debían circuncidarse. (Podemos ver, en Hechos 10:1 a 11:18, la magnitud de la división entre judíos y gentiles, en la experiencia de Pedro con Cornelio y la reacción posterior.)

Las visitas oficiales provenientes de Jerusalén, que monitoreaban la obra de Felipe entre los samaritanos (Hech. 8:14) y la obra con los gentiles en Antioquía (Hech. 11:22), pueden sugerir cierta preocupación por la inclusión de no judíos en la comunidad cristiana. Sin embargo, la reacción al hecho de que Pedro bautizara a Cornelio, un soldado romano incircunciso, es un claro ejemplo de la disensión existente sobre la cuestión de los gentiles entre los primeros creyentes. La inclusión esporádica de un gentil como Cornelio pudo haber hecho sentir incómodo a más de uno, pero los esfuerzos intencionales de Pablo de abrir ampliamente las puertas de la iglesia para los gentiles, solamente sobre la base de la fe en Jesús, resultó en intentos deliberados por parte de algunos para socavar el ministerio de Pablo.

 

¿De qué manera ciertos creyentes de Judea intentaron contrarrestar la obra de Pablo entre los cristianos gentiles de Antioquía? Hechos 15:1 al 5.

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Aunque el concilio de Jerusalén, en Hechos 15, en última instancia se alineó con Pablo sobre el tema de la circuncisión, la oposición al ministerio de Pablo continuó. Unos siete años más tarde, durante la visita final de Pablo a Jerusalén, muchos aún tenían reservas con respecto al evangelio de Pablo. De hecho, cuando Pablo visitó el templo, casi perdió la vida cuando ciertos judíos de Asia gritaron: “¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar” (Hech. 21:28; ver también 21:20, 21).

 

Ponte en el lugar de estos creyentes judíos que estaban preocupados por las enseñanzas de Pablo. ¿Por qué tiene cierto sentido su preocupación y oposición? ¿Qué podemos aprender de esto sobre la forma en que nuestras ideas preconcebidas, culturales e incluso religiosas, pueden descarriarnos? ¿Cómo podemos aprender a protegernos de cometer la misma clase de errores, más allá de cuán bienintencionados seamos?

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Sobre la relación entre la conversión personal y la iglesia, lee Elena de White, Testimonios para la iglesia, “Independencia individual”, t. 3, pp. 473-477. Para un mapa muy útil de la vida temprana de Pablo y comentarios sobre su conversión, ver Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 226-233.

 

“Pablo había sido conocido anteriormente como un celoso defensor de la religión judía, y un incansable perseguidor de los seguidores de Jesús. Era valeroso, independiente, perseverante, y sus talentos y preparación le capacitaban para prestar casi cualquier servicio. Razonaba con extraordinaria claridad, y mediante su aplastador sarcasmo podía colocar a un oponente en situación nada envidiable. Y ahora los judíos veían a ese joven de posibilidades extraordinarias unido a los que anteriormente había perseguido, y predicando sin temor en el nombre de Jesús.

“Un general muerto en la batalla es una pérdida para su ejército, pero su muerte no da fuerza adicional al enemigo. Mas cuando un hombre eminente se une al adversario, no solamente se pierden sus servicios, sino que aquellos a quienes él se une obtienen una decidida ventaja. Saulo de Tarso, en el camino a Damasco, podría fácilmente haber sido muerto por el Señor, y se hubiera restado mucha fuerza al poder perseguidor. Pero Dios en su providencia no sólo le perdonó la vida, sino que lo convirtió, transfiriendo así un campeón del bando del enemigo al bando de Cristo. Como elocuente orador y crítico severo, Pablo, con su firme propósito y denodado valor, poseía precisamente las cualidades que se necesitaban en la iglesia primitiva” (HAp 102, 103).

 

 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

¿Qué lección podemos aprender del hecho de que algunos de los oponentes más feroces eran compatriotas judíos que creían en Jesús?

¿De qué manera puedes defender asuntos de principios religiosos y, al mismo tiempo, asegurarte de no estar luchando contra Dios?

 

Resumen: El encuentro de Saulo con el Jesús resucitado de camino a Damasco fue el momento definitorio de su vida y de la historia de la iglesia primitiva. Dios cambió a quien había sido perseguidor de la iglesia y lo transformó en su apóstol escogido para llevar el evangelio al mundo gentil. Sin embargo, el hecho de que Pablo introdujera a los gentiles a la iglesia solo por fe resultó ser un concepto difícil de aceptar para algunos dentro de la iglesia; esto es un poderoso ejemplo de cómo los preconceptos y el prejuicio pueden estorbar nuestra misión.

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