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Sexualidad

De acuerdo con las Escrituras, Dios creó hombre y mujer, macho y hembra, para que vivieran la sexualidad plena exclusivamente en el contexto del matrimonio heterosexual, monogámico y vitalicio (Gén. 2:18-25; Éxo. 20:14; Lev. 18:20; Mat. 19:5, 6; 1 Cor. 6:13-20; 7:3-5; Heb. 13:4). Cuando se vive de manera adecuada, la sexualidad debe servir para […]


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Imagen: Shutterstock

De acuerdo con las Escrituras, Dios creó hombre y mujer, macho y hembra, para que vivieran la sexualidad plena exclusivamente en el contexto del matrimonio heterosexual, monogámico y vitalicio (Gén. 2:18-25; Éxo. 20:14; Lev. 18:20; Mat. 19:5, 6; 1 Cor. 6:13-20; 7:3-5; Heb. 13:4). Cuando se vive de manera adecuada, la sexualidad debe servir para celebrar el amor conyugal, siendo un recordativo del pacto matrimonial establecido entre el hombre y la mujer (Prov. 5:15-18; Cant.). Así, cualquier relación íntima preconyugal o fuera del matrimonio (Éxo. 20:14; Prov. 6:32; Mat. 5:27, 28), homosexual (Lev. 18:22; 20:13; Rom. 1:18-27; 1 Cor. 6:9-11), incestuosa (Lev. 18:6-18), con animales (Lev. 18:23) y abusiva (Deut. 22:25-27) está prohibida en la  Biblia. En diversos textos, la inmoralidad sexual, expresión que engloba esas prácticas mencionadas, es condenada sumariamente (Mat. 5:31, 32; Gál. 5:19-21; Efe. 5:3; Col. 3:5; 1 Tes. 4:3).

Elena de White afirma el concepto bíblico de sexualidad y la considera una bendición divina (HC, p. 124). Cuando se vive en los límites presentados por la Biblia, se trata de una expresión de amor como “principio santo y elevado” (ibid., p. 41). Por ese motivo, no hay endoso de parte de la autora para cualquier distorsión del propósito establecido por Dios, en la relación íntima preconyugal (ibid., p. 49, 50), adulterio (TCS, p. 98, 99), “pasiones sensuales” o prácticas degradantes (TI, t. 2, p. 381), y conductas sexuales depravadas, como se vieron en Sodoma (TCS, p. 120).

El tema es sensible en la sociedad y, a lo largo del tiempo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día publicó varios documentos oficiales tratando sobre diferentes puntos de la cuestión. Una declaración amplia, votada en 1987, abordó la decadencia de los modelos sexuales de la sociedad, cuando se los compara con las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. El documento (2005) indica que “bajo la influencia de la pasión no refrenada por principio moral y religioso, la asociación de los sexos tiene una extensión profundamente inquietante, se ha degenerado en licenciosidad y abuso que resultan en esclavitud. Con la ayuda de muchas películas, televisión, vídeo, programas de radio y materiales impresos, el mundo está siendo conducido a nuevas profundidades de vergüenza y depravación” (p. 85).

Después de presentar las prácticas sexuales contrarias al modelo bíblico, la declaración termina diciendo: “Los degradantes resultados de la obsesión de esta era por sexo y la búsqueda de placeres sensuales están claramente descritos en la Palabra de Dios. Pero Cristo vino para destruir las obras del diablo y restablecer la relación correcta de los seres humanos unos con otros y con su Creador. Por lo tanto, aunque caídos y cautivos del pecado, los que se vuelven a Cristo con arrepentimiento reciben pleno perdón y eligen el mejor camino, el camino para la completa restauración” (ibid., p. 86).

Al tratar el problema de la pornografía, en 1990, la denominación afirmó en el documento que se consideraba “destructiva, degradante, insensibilizadora y exploradora” (ibid., p. 69).

Ocho años después, la Iglesia Adventista al discutir sobre enfermedades sexualmente transmisibles, presentó implicaciones relevantes para la discusión referente a la sexualidad. La declaración indicó que: (1) “La iglesia afirma la visión bíblica de la sexualidad como un atributo saludable de naturaleza humana creada por Dios, algo para ser disfrutado y usado de modo responsable en el matrimonio, como parte del discipulado cristiano (ibid., p. 91); (2) “La iglesia está comprometida en compartir la perspectiva bíblica de la sexualidad humana de manera intencional y culturalmente adecuada” (ibid.); “la iglesia llama a las personas a consagrarse, delante de Dios, a una vida de abstinencia sexual fuera del pacto matrimonial y a la fidelidad sexual al cónyuge” (ibid., p. 92); (4) y “Las heridas emocionales y espirituales que produce la actividad sexual que viola el plan de Dios inevitablemente dejan cicatrices. Pero la iglesia continúa su ministerio de misericordia y la gracia de Cristo ofrece el perdón, la curación y el poder restaurador de Dios” (ibid.).

En 1999, la Asociación General votó una declaración referente a la homosexualidad que afirmó tres elementos importantes: (1) “La Iglesia Adventista reconoce que cada ser humano es precioso a la vista de Dios. Por eso buscamos ministrar a todos los hombres y mujeres en el espíritu de Jesús” (ibid., p. 51); (2) el “modelo heterosexual está confirmado en todas las Escrituras. La Biblia no hace ajustes para incluir actividades o relaciones homosexuales. Los actos sexuales practicados fuera del círculo del matrimonio heterosexual están prohibidos” (ibid.); y (3) “los adventistas se empeñan en seguir la instrucción y el ejemplo de Jesús. Él afirmó la dignidad de todos los seres humanos y extendió la mano compasivamente a todas las personas y familias que sufrían a consecuencia del pecado. […] Pero hizo distinción entre su amor por los pecadores y sus claras enseñanzas sobre las prácticas pecaminosas” (ibid.).

Ante el aumento de la presión social acerca de la reglamentación de la unión entre personas del mismo sexo, en 2004, la Iglesia Adventista reafirmó su posición referente al modelo bíblico de matrimonio y familia, conforme está expresado en la creencia fundamental 23. La declaración oficial termina diciendo: “Creemos que todas las personas, independientemente de su orientación sexual, son hijos de Dios. No toleramos que cualquier grupo sufra escarnio o ridículo, mucho menos abuso. Sin embargo, es muy claro que la Palabra de Dios no aprueba un estilo de vida homosexual; como la iglesia cristiana tampoco lo aprobó en sus dos mil años de historia. Los adventistas del séptimo día creen que la enseñanza bíblica todavía tiene validez hoy porque está anclada en la propia naturaleza de la humanidad y el plan de Dios para el matrimonio en la creación”.

En 2017, respondiendo a la compleja cuestión de la transexualidad, la denominación votó una “Declaración sobre transexualidad” que, entre otros puntos, afirma: (1) “Dios creó al ser humano como dos personas que son respectivamente identificadas como hombre y mujer en términos de género”; (2) “a partir de la perspectiva bíblica, el ser humano es una unidad psicosomática”; (3) “Pero, la Escritura reconoce que, debido a la caída (Gén. 3:6-19), el todo del ser humano, o sea, nuestras facultades mentales, físicas, y espirituales, fueron afectadas por el pecado (Jer. 17:9; Rom. 3:9; 7:14-23; 8:20-23; Gál. 5:17) y necesita ser renovado por Dios (Rom. 12:2)”; (4) “El hecho de que algunos individuos alegan una identidad de género incompatible con su sexo biológico revela una grave dicotomía […]. Aunque la disforia de género pueda no ser considerada intrínsecamente un acto pecaminoso, puede resultar en elecciones pecaminosas”; (5) “Cuando los hombres y mujeres transexuales estén comprometidos en ordenar su vida de acuerdo con las enseñanzas bíblicas sobre la sexualidad y el matrimonio, ellos pueden ser miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día”; (6) “Visto que la Biblia considera a los seres humanos como entidades integrales y no hace distinción entre sexo biológico e identidad de género, la Iglesia vehemente advierte a los hombres y mujeres transexuales contra la cirugía de cambio de sexo y contra el matrimonio, si hubieron pasado por ese procedimiento”; “La Biblia ordena a los seguidores de Cristo que se amen unos a otros. Creados a la imagen de Dios, todos deben ser tratados con dignidad y respeto. Eso incluye a hombres y mujeres transexuales”. (8) “A los que experimentaron desajuste entre su sexo biológico y su identidad de género se los incentiva a seguir los principios bíblicos al tratar con su angustia […]. Con todos los creyentes, a los hombres y mujeres transexuales se los incentiva a esperar en Dios, a ellos se les ofrece la plenitud de la compasión divina, la paz y la gracia, en anticipación del pronto regreso de Cristo, cuando todos los verdaderos seguidores de Cristo serán plenamente restaurados al ideal de Dios”.

Considerando la cantidad de orientaciones bíblicas y denominacionales referentes al tema de la sexualidad, es posible enunciar algunos principios para el trabajo editorial.

 

Principios editoriales
  1. En nuestros materiales defendemos el concepto bíblico de sexualidad, que implica su vivencia en una relación matrimonial monogámica, heterosexual y vitalicia.
  2. No promovemos productos de la industria cultural que incentiven una visión distorsionada de la sexualidad.
  3. Al confrontar comportamientos sexuales contrarios a la orientación bíblica, reconocemos la dignidad de las personas que los defienden, pero, respetuosamente, defendemos nuestra posición como parte de nuestro compromiso con las Escrituras. Además, dejamos claro que hay gracia, perdón y restauración para todo el que renuncia a tales comportamientos y se compromete a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
  4. Nuestros materiales no deben incitar a la violencia o a cualquier forma de preconcepto en relación a personas que vivencian la sexualidad de manera diferente de la que está revelada en las Sagradas Escrituras.
  5. Al divulgar materiales que incluyan relatos involucrando la sexualidad de los personajes, se debe tener cuidado de preservar la identidad de los entrevistados por medio de recursos como pseudónimos, iniciales o distorsión de la imagen. Ese procedimiento debe observarse aun cuando la persona autoriza por escrito la revelación de su identidad. Al final, hay otras personas involucradas y el propio entrevistado podrá sufrir prejuicios o arrepentirse más tarde.

 

Bibliografía

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Comportamiento sexual” (p. 85-86), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Enfermedades sexualmente transmisibles” (p. 87-93), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Homosexualidad” (p. 51), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Pornografía” (p. 69), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

División Sudamericana de la Iglesia Adventista. (2017). “Igreja Adventista vota declaração sobre transgêneros”. Disponible en:  <https://tinyurl.com/yyxqxkrn>.

 

Kis, M. (2018). Sexualidade (p. 1300-1302). Em Fortin, D., & Moon, J. (eds). Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

White, E. de. Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana.

 

White, E. de. El hogar cristiano. Florida, Bs.As. Asociación Casa Editora Sudamericana. (2000).

 

White, E. de. Testimonios para la iglesia (t. 2). Asociación Publicadora Interamericana. (2008).

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