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Las Escrituras indican que Dios siempre valoró el papel que desempeña la música en la vida de sus hijos. Es parte de la realidad celestial (Eze. 28.12-15; Apoc. 5:8, 9; 14:2, 3; 15:2, 3), donde exalta los diferentes atributos de la Deidad. En la creación de la Tierra, los ángeles entonaron alabanzas al nombre del […]


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Imagen: Shutterstock

Las Escrituras indican que Dios siempre valoró el papel que desempeña la música en la vida de sus hijos. Es parte de la realidad celestial (Eze. 28.12-15; Apoc. 5:8, 9; 14:2, 3; 15:2, 3), donde exalta los diferentes atributos de la Deidad. En la creación de la Tierra, los ángeles entonaron alabanzas al nombre del Señor (Job 38:4-7). La Biblia también demuestra que Dios concede a los hombres habilidades para producir instrumentos y componer música (Gén. 4:21; 1 Crón. 23:5; Deut. 31:19-22, 30; 32:1-44; 1 Rey. 4:29-32; Sal.). Esas composiciones retratan diversos temas de la realidad humana (Jue. 4:23, 24; 5:1-31; 11:34; 1 Sam. 18:6, 7; 2 Sam. 6:5, 15; 1 Rey. 1:39, 40; Sal.; Cant.), como también expresan varias emociones (2 Sam. 1:17-27; 2 Crón. 35:25; Lam.). Además, el texto sagrado muestra que los mismos instrumentos musicales pueden usarse para propósitos benignos o malignos (1 Crón. 15:24, 28; 16:6, 42; 2 Crón. 5:12, 13; Sal. 33:2; 43:4; Dan. 3:5). Finalmente, como en todas las otras dimensiones de la vida, la producción musical debe reflejar principios aprobados por la Palabra de Dios (Rom. 12:1, 2; Col. 3:1, 2; 3:14).

Elena de White presenta en sus escritos varios puntos importantes con respecto a ese asunto que, a lo largo de la historia cristiana, ha generado controversias. Con el objetivo de ayudar a los miembros de la Iglesia Adventista a adoptar una posición equilibrada sobre el tema, en 1972, el Ellen G. White Estate preparó, a pedido de la Asociación General, una compilación de textos titulada La música: Su influencia en la vida del cristiano (2005).

Para la autora, “Cuando no se abusa de la música, esta es una gran bendición; pero, mal empleada es una terrible maldición” (Mu, p. 37). En su uso correcto, la música debe servir a “un propósito santo, para elevar los pensamientos hacia aquello que es puro, noble y enaltecedor, y para despertar en el alma la devoción y la gratitud hacia Dios” (Mu, p. 15). Además, “debiera tener belleza, sentimiento y poder” (Mu, p. 18). Al analizar esas tres características presentadas por Elena de White, Lilianne Doukhan (2018) afirma que ellas “tocan el reino espiritual: belleza implica maravilla, transcendencia y excelencia; la ternura despierta y agita el alma e impresiona el corazón con las verdades espirituales; el poder inclina el corazón a la transformación y el cambio” (p. 1108).

Por otro lado, Elena de White declara que la música usada de manera incorrecta se torna un instrumento en las manos de Satanás, que, por medio de ella, tiene acceso a la mente (Mu, p. 38). La autora no aprobaba el uso de música ruidosa y confusa (Mu, p. 31), que estimulaba la agitación y confusión (Mu, p. 32). Además, “los cantos viles, los ademanes, las expresiones y las actitudes lascivas depravan la imaginación y degradan la moral” (Mu, p, 39).

A partir de las informaciones bíblicas y de los escritos de Elena de White, la Asociación General elaboró el documento titulado “Filosofía adventista del séptimo día con relación a la música” (Voto 144-03G). El texto reconoce que “no toda música considerada sacra o religiosa puede ser aceptable para un adventista del séptimo día”, y que esta “no debe evocar asociaciones seculares o sugerir la conformación con normas de pensamiento o comportamiento de la sociedad en general”. En cuanto a la música secular, afirma que “Apela a los asuntos comunes de la vida y a las emociones básicas del ser humano. Proviene de nuestro ser interior, y expresa la reacción del espíritu humano ante la vida, el amor y el mundo en el que el Señor nos ha colocado. Puede elevar o degradar moralmente al ser humano. Aunque no está destinada a alabar a Dios, puede tener un lugar legítimo en la vida del cristiano” (Mu, p. 60).

Algunos principios seleccionados del documento, pertinentes a orientar al tratar del tema en la producción editorial son: (1) “Toda música que se escucha, toca o compone, sea sacra o secular, debe glorificar a Dios”. (2) “Toda música que el cristiano escucha, toca o compone, sea sacra o secular, debe ser la más noble y la mejor”. (3) “La música se caracteriza por la calidad, el equilibrio, la adecuación y la autenticidad. La música favorece nuestra sensibilidad espiritual, psicológica y social, como también nuestro crecimiento intelectual”. (4) “La música revela creatividad y obtiene melodía de calidad”. (5) “La música vocal emplea versos que estimulan positivamente la capacidad intelectual como también nuestras emociones y nuestro poder de la voluntad. Los buenos versos son creativos, ricos en contenido y bien compuestos. Enfocan lo positivo y reflejan los valores morales; instruyen y enaltecen; y están en armonía con la sólida teología bíblica”. (6) “Los elementos musicales y literarios obran juntos y en armonía para influenciar el pensamiento y el comportamiento en concordancia con los valores bíblicos”. (7) “La música mantiene un equilibrio juicioso de los elementos espirituales, intelectuales y emocionales”.

Complementando los principios presentados por el voto de la Asociación General, en 2005, la División Sudamericana votó el documento “Orientaciones con relación a la música para la Iglesia Adventista del Séptimo Día en América del Sur”. De él se destacan las siguientes orientaciones: “II. La música: (a) Debe ser compatible con el mensaje, manteniendo el equilibrio entre ritmo, melodía y armonía. (b) Debe armonizar la letra y la melodía, sin combinar lo sagrado con lo profano. (c) No sigue tendencias que abran la mente a pensamientos impuros, que lleven a comportamientos pecaminosos o que destruyan la apreciación por lo que es santo y puro. (d) No se deja guiar solo por el gusto y la experiencia personal. Los hábitos y la cultura no son guías suficientes en la elección de la música. (e) Provoca una reacción positiva y saludable en los que la escuchan”.

“III. La letra: (a) Debe ser de fácil comprensión y estar en armonía con las enseñanzas de la Biblia. (b) Debe tener valor literario y teológico consistente. No es liviana, vaga y sentimental, que apele solo a las emociones”.

“XII. Músicas seculares: (a) Los principios de elección musical deben servir tanto para la música ‘sacra’ como para la ‘secular’. En ningún momento dejamos de ser hijos e hijas de Dios que buscan glorificarlo en todas las cosas. Elegimos siempre y solo lo mejor. (b) La elección de la música ‘secular’ debe estar caracterizada por un equilibrio saludable en los elementos del ritmo, melodía y armonía con una letra que exprese ideales de un valor elevado”.

 

Principios editoriales

  1. No presentamos en nuestros materiales músicas que contraríen principios claros de la Palabra de Dios.
  2. No presentamos músicas cuyas letras sean lingüísticamente pobres, livianas, sentimentales o que asocien lo sagrado con lo profano.
  3. Al presentar alguna música, verificamos si la obra o su autor están vinculados a movimientos sociales o culturales que se oponen al mensaje cristiano.
  4. Las músicas empleadas en nuestros materiales deben ser reconocidas por su calidad, en conformidad con los criterios indicados por los documentos oficiales de la Iglesia Adventista presentados en este artículo.
  5. Debemos evitar la publicación de músicas cuyos autores o intérpretes vivan en evidente desacuerdo con los principios de la moralidad cristiana.

 

Bibliografía

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (1981). Filosofía adventista del séptimo día con relación a la música. Disponible en: <https://tinyurl.com/yc9wa53q>.

 

División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). Orientaciones con relación a la música para la Iglesia Adventista del Séptimo Día en América del Sur. Disponible en: <https://tinyurl.com/yc9wa53q>.

 

Doukhan, L. (2018). Música (p. 1107, 1108). Em Fortin, D., & Moon, J. (eds.). Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Kis, M. (2011). Estilo de Vida e Conduta Cristã (p.748-802). Em Dederen, R. Tratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

White, E. de. La música: Su influencia en la vida del cristiano.

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