Comunicación

Blog

Medio ambiente

Las Escrituras afirman que cuando Dios creó la tierra, preparó para la humanidad un ambiente totalmente adecuado para suplir sus necesidades físicas, mentales, emocionales y espirituales (Gén. 1, 2). Sin embargo, dio a la humanidad la responsabilidad de “dominar” sobre los animales de la tierra (Gén 1:26, 28), de cultivar y guardar el Jardín del […]


  • Compartir:

Imagen: Shutterstock

Las Escrituras afirman que cuando Dios creó la tierra, preparó para la humanidad un ambiente totalmente adecuado para suplir sus necesidades físicas, mentales, emocionales y espirituales (Gén. 1, 2). Sin embargo, dio a la humanidad la responsabilidad de “dominar” sobre los animales de la tierra (Gén 1:26, 28), de cultivar y guardar el Jardín del Edén (Gén. 2:15). Después de la entrada del pecado (Gén 3), que fue el responsable de provocar el desequilibrio de la ecología del planeta (Rom. 8:22), el Señor ordenó a su pueblo recién establecido que fuera celoso con la tierra (Éxo. 23:10, 11; Lev. 25:2-7, 23, 24) y con los animales (Éxo. 23:5, 12; Núm. 22:23-33; Deut. 25:4). Cristo, a través de sus enseñanzas, destacó el cuidado que Dios tiene para con la naturaleza (Mat. 6:25-30; 10:29; Luc. 12:6), y el mismo deben tener los seres humanos con los animales (Mat. 12:11). En Apocalipsis 11:18, los 24 ancianos adoran a Dios porque ha venido “[…] el tiempo de juzgar […] y de destruir a los que destruyen la tierra”.

Elena de White, siguiendo la perspectiva bíblica, creía que la humanidad debería mantener una relación equilibrada con el medio ambiente. Para ella, “el libro-texto de la naturaleza está abierto a todos. Cuando los hombres y mujeres dejen de ponerse en contra de los propósitos de la Deidad; cuando se pongan en el ámbito de la disciplina de la gracia verán que tienen un trabajo que realizar, el de familiarizarse con la vida vegetal y animal” (1899). Al “familiarizarse con la vida vegetal y animal”, el ser humano debería cuidar de la creación como un todo, demostrando su mayordomía responsable por el planeta. Ella tenía, inclusive, orientaciones específicas en relación al trato con los animales. “El abuso en relación a los animales, o sufrimiento infligido sobre ellos por negligencia, es pecado” (1880).

Stephen Bauer (2018),analizando la comprensión de la autora en relación al medio ambiente, y a la ética animal, destaca algunos puntos: (1) los deberes de los seres humanos en relación al medio ambiente son deberes indirectos hacia Dios, creador y propietario del planeta; (2) la Tierra no es santa en sí misma, como sugieren los panteístas o panenteístas; (3) la humanidad es superior a los animales moral y existencialmente; y (4) la superioridad de los seres humanos en relación a los animales no es una excusa para el abuso y la crueldad hacia ellos. Al final, él afirma: “parece seguro concluir que Elena de White defendería la responsabilidad y el cuidado del ambiente, pero es evidente que no al costo del bienestar humano”. Así, “la humanidad debe cuidar de la naturaleza, pero la naturaleza no debe ser elevada por encima de los seres humanos. Es improbable que ella defendiera el ambientalismo radical, pero es más probable que defendiera el cuidado y el uso responsable del ambiente terrestre” (p. 843 TL).

Al tomar posición oficial sobre el asunto, la Iglesia Adventista afirmó que el cuidado con el medio ambiente es parte de la responsabilidad cristiana. En 1992, la iglesia votó el documento titulado “El cuidado de la creación”, en el cual declara que “los adventistas sostienen que la preservación y el mantenimiento de la creación están íntimamente relacionadas con el culto a Dios” (2005, p. 16). Además, destacó que la denominación valora las “relaciones respetuosas y cooperativas entre las personas, reconociendo nuestro origen común y comprendiendo la dignidad humana como un don del Creador. Siendo que la miseria humana y la degradación del medio ambiente están interrelacionadas, nosotros nos empeñamos en mejorar la calidad de vida de todas las personas. Nuestro objetivo es el desarrollo sustentable de los recursos, atendiendo concomitantemente a las necesidades humanas (ibid., p. 16).

Tres años después, la declaración titulada “Medio ambiente” abordó la destrucción de los recursos del planeta motivada por el “egoísmo humano” y por la “egocéntrica actividad para obtener más y más por medio del aumento de la productividad, del consumo ilimitado y del agotamiento de los recursos no renovables” (ibid., p. 36). Por eso, “los adventistas defienden un estilo de vida sencillo y saludable, donde las personas no participan de la rutina del consumismo desenfrenado, de la acumulación de bienes y de la producción exagerada de residuos” (ibid.,).

En 1996, en ocasión del Concilio Anual realizado en Costa Rica, la Iglesia reiteró el documento votado un año antes, haciendo un pequeño agregado en su conclusión: “Es necesario que haya una reforma en el estilo de vida, basada en el respeto por la naturaleza, en la restricción del uso de los recursos de la Tierra, en la reevaluación de las necesidades del otro y en la reafirmación de la dignidad de la vida creada” (ibid., p. 37).

 

Principios editoriales

  1. Nuestros materiales deben reflejar los principios bíblicos de la mayordomía cristiana con relación al planeta, destacando el papel del ser humano en cultivar la tierra y cuidar de los animales y recursos naturales.
  2. No defendemos ningún concepto de ecología que esté fundado en presupuestos panteístas, panenteístas o naturalistas.
  3. Debemos promover un estilo de vida sencillo, que considera el uso de los recursos naturales de manera consciente y equilibrada, teniendo en vista la conservación de la naturaleza como reconocimiento de que es obra del Creador.
  4. Debemos hacer un esfuerzo intencional sin exagerar para incluir el asunto de la conservación del ambiente en nuestras pautas, especialmente en ocasión de fechas relacionadas al tema.

 

Bibliografía

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Medio ambiente” (p. 36), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “Mayordomía del medio ambiente” (p. 37), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (2005). “El cuidado con la creación” (p. 16, 17), en Declaraciones de la Iglesia. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Bauer, S. (2018). Ecologia (p. 848, 849). Em Fortin, D., & Moon, J. (eds.). Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Bauer, S. (2018). Ética animal (p. 891, 892). Em Fortin, D., & Moon, J. (eds.). Enciclopédia Ellen G. White. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira.

 

Dunbar, S., Gibson, L., Rasi, H. (2016). Custodios del planeta: Ecoteología y ambientalismo. Libertador San Martín: Universidad Adventista del Plata; Nuevo León: Adventus; Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.

 

White, E. (1880). Balaam’s encounter with the Angel. The Signs of the Times, 25/11/1880.

 

White, E. (1899). Teaching from nature. The Bible Echo, 7/8/1899.

  • Compartir:
Artículo anterior
Artículo siguiente