Ministerio de la Familia

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Entrevista con Pr. Alejandro Bullón

El Pastor Alejandro Bullón, presentador y autor de los sermones de la Semana de la Família 2015,nació en Perú, pero ha trabajado por más de 35años en Brasil. Fue Director de Jóvenes en varias asociaciones y uniones (sedes administrativas de la Iglesia Adventista). Durante los últimos años de su ministerio sirvió a la iglesia como presentador del programa Está […]


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Alejandro Bullon

Autor de los Sermones de la Semana de la Familia 2015

El Pastor Alejandro Bullón, presentador y autor de los sermones de la Semana de la Família 2015,nació en Perú, pero ha trabajado por más de 35años en Brasil. Fue Director de Jóvenes en varias asociaciones y uniones (sedes administrativas de la
Iglesia Adventista). Durante los últimos años de su ministerio sirvió a la iglesia como presentador del programa Está escrito y fue Secretario Ministerial en la División Sudamericana, que administra a la Iglesia en ocho países sudamericanos.
En la actualidad está jubilado y vive en Brasilia, Distrito Federal; viaja por el mundo entero presentando seminarios y dirigiendo campañas de evangelismo. Es autor de 34 libros y de centenas de artículos publicados en varios idiomas. Está casado
con Sara Orfilia y tienen cuatro hijos y siete nietos.

En su amplia experiencia como conferencista internacional, ¿cuáles son los problemas familiares más comunes que encuentra?

Son varios. La familia atraviesa uno de los peores momentos de la historia. En realidad, los problemas siempre estuvieron presentes, desde la entrada del pecado. Pero hoy el momento es delicado debido a la idea perversa de que el núcleo familiar puede formarse de acuerdo con la voluntad del ser humano y no como Dios lo planeó desde el principio. Sin embargo, y respondiendo a la pregunta, creo que los dos principales problemas que enfrentan las familias son la conservación y permanencia del matrimonio, y las dificultades que enfrentan los padres para conservar los principios divinos en el corazón de los hijos.

¿El divorcio es la mejor opción para nuestros días?

El divorcio no estaba en los planes divinos para la familia. El amor no es un sentimiento, sino un principio. El sentimiento se termina, pero el principio es eterno. Los seres humanos deben reflexionar sobre sus valores. Por ejemplo, si compro una casa, y después de un tiempo llego a la conclusión de que no me gusta más y deseo rescindir el contrato, ¿qué juez en el mundo me daría la razón y aceptaría mi voluntad de rescindir ese contrato? Bueno, el matrimonio es un pacto que hacemos delante de Dios y en presencia de la Iglesia. ¿Por qué alguien se atrevería a pensar que Dios puede aceptar romper ese contrato?

En la actualidad, ¿cuáles son los mayores desafíos para la constitución de una familia?

Creo que la cultura en la cual vivimos. Los jóvenes ingresan al matrimonio con la posibilidad del divorcio, como si esa fuera una salida a las dificultades que puedan aparecer en el matrimonio. El tema es que hoy la cultura ve el divorcio como algo natural. Pero en la mente divina, el matrimonio es para siempre.

Es evidente que la brecha se amplió con relación al modelo familiar de los tiempos bíblicos y al de nuestros días. ¿Cuál es su opinión?

Nosotros los cristianos necesitamos aprender a vivir con los principios bíblicos. Pablo, en Romanos 12:1 dice que no debemos conformarnos con la forma de pensar de nuestros días. Desgraciadamente, vivimos inmersos en la cultura actual y no podemos aislarnos. Es necesario trabajar, estudiar y relacionarnos con las personas que viven en este siglo en el que Dios se ha transformado en un simple detalle. Sin embargo, a pesar de esa situación, necesitamos entender que estamos en este mundo, pero que no somos de este mundo. La brecha entre las generaciones no es argumento para adaptar la forma de pensar de personas que no consideran, para nada, la Palabra de Dios.

Dando continuidad a la pregunta anterior y buscando salidas, ¿cómo podemos ayudar a las familias disfuncionales a encontrar fundamentos sólidos para un futuro diferente?

La única salida es Cristo. Esta declaración no se puede aceptar como un eslogan de una campaña. Es una realidad actual y eterna. Los problemas familiares siempre existieron desde la entrada del pecado. Adán y Eva vieron a un hijo matar al otro. Ellos tenían discusiones y se acusaban mutuamente de ser los culpables de la caída. Sin embargo, todo el tiempo, Jesús ha sido la solución. Pensemos en el encuentro de Dios con el primer matrimonio, después del pecado. El Señor encontró a nuestros primeros padres desnudos. Esa desnudez no era solo física; era desnudez del alma.
Ellos estaban expuestos a un futuro triste, de soledad y conflictos. ¿Y qué hizo Dios? Un cordero fue sacrificado y con la piel de ese cordero se prepararon vestiduras para cubrir la desnudez de Adán y Eva. Dios les estaba diciendo que, a partir de ese momento, la única salida para ellos sería el Cordero de Dios que un día sería sacrificado en la cruz del Calvario.

La iglesia cumple una función importante en este proceso. ¿Cuál es?

El tercer ángel entró en el escenario de la historia para predicar el Evangelio Eterno. El evangelio consiste en las buenas nuevas de que hay solución para los dramas en los cuales el ser humano se hunde a causa del pecado. La misión de la iglesia es seguir presentando al mundo el evangelio en su total dimensión. El motivo es la gracia y el resultado es la obediencia a los principios de la Ley de Dios.

Después de estos consejos importantes, hablemos del tema del programa Familias Restauradas. ¿Cuáles serán los beneficios para los hogares?

Evidentemente, llevará a las familias a comprender que Jesús es la solución para las dificultades. No hay manera de estar bien con Cristo sin estar bien con las personas que nos rodean, ya sean cónyuges, hijos, padres o hermanos.

Finalmente, ¿cómo se puede restaurar una familia?

¿Es posible recomenzar y formar un hogar según los principios bíblicos?
En las bodas de Caná de Galilea, Jesús encontró una familia con un serio problema. En aquellos tiempos, decirles a los invitados que se había terminado el vino era exponer a la familia a la más terrible vergüenza.
Pero Jesús estaba presente, y donde Jesús está siempre hay solución. De esa manera, no hay un caso perdido para Jesús. A lo largo de mi ministerio, vi al Señor realizar milagros de transformación. Personas que, según el punto de vista humano, nunca podrían convertirse, fueron transformadas por Jesús. Entonces, creo en lo que afirmo: Jesús es la única salida.

Pero uno debe ir a él y entregarse por completo. El conocimiento teórico de la doctrina no ayuda mucho.
Se debe vivir el evangelio en su dimensión práctica.

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