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Lección 1: EL ESPÍRITU Y LA PALABRA - 1º Trim 2017

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Pedro 1:19-21; 1 Corintios 2:9-13; Salmo 119:160; Juan 17:17. PARA MEMORIZAR:  “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 [...]


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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Pedro 1:19-21; 1 Corintios 2:9-13; Salmo 119:160; Juan 17:17.

PARA MEMORIZAR:

 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17).

La Biblia dice lo siguiente acerca de sí misma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). La Escritura cumple este papel porque es la Palabra de Dios, revelada a la humanidad por medio de la obra del Espíritu Santo. En la Biblia, el Espíritu Santo manifiesta cuál es la voluntad de Dios para nosotros y nos muestra de qué modo vivir una vida que le complazca.

Sin embargo, la actividad del Espíritu Santo no se circunscribe al pasado remoto, en el origen de la Biblia. Él está involucrado con la Palabra de Dios de muchas otras maneras significativas, aún hoy. Y quizá la más importante es nuestra lectura de la Palabra y nuestro deseo de entenderla correctamente. Aquí es donde necesitamos al Espíritu Santo. Este mismo Espíritu divino despierta en nosotros el deseo de hacer nuestra la Palabra de Dios y de aplicar sus enseñanzas en nuestra vida. De ese modo, el Espíritu obra con la Palabra escrita y a través de ella, para transformarnos en nuevas criaturas en Cristo.

Esta semana, rastrearemos la obra del Espíritu Santo en relación con las Escrituras.

1° de enero

EL ESPÍRITU SANTO Y LA REVELACIÓN

 

¿De qué manera se asegura Dios de que su voluntad sea transmitida fielmente a los seres humanos caídos? Lo hace por medio de dos actividades importantes del Espíritu Santo, relacionadas entre sí: revelación e inspiración.

En el proceso de revelación, los seres humanos dependemos de la ayuda de Alguien fuera de nosotros mismos para comprendamos cosas que, como seres creados, no podemos conocer por cuenta propia. Es decir, el Espíritu Santo nos enseña verdades que debemos escuchar de otro (ver, por ejemplo, Dan. 2:19-23); verdades que, de otra forma, nunca podríamos llegar a saber por medios naturales.

La revelación es un proceso en el que Dios se da a conocer al ser humano, junto con su divina voluntad. La idea básica asociada con la palabra revelación es la de desvelar (quitar el velo) o descubrir; un desvelamiento de algo que, de otro modo, permanecería oculto. Necesitamos una revelación como esa porque, como seres humanos caídos y finitos –separados de Dios por causa del pecado–, estamos grandemente limitados en lo que podemos aprender por nuestra cuenta. Dependemos de Dios para conocer su voluntad. Por lo tanto, dependemos de la revelación de Dios pues no somos Dios y tenemos solo un conocimiento natural muy limitado de él.

 

Lee 2 Pedro 1:19 al 21. ¿Qué nos dice esto acerca del origen del mensaje bíblico profético? ¿Y acerca del origen divino del mensaje bíblico sobre la autoridad de la Biblia?

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Según el apóstol Pedro, el mensaje profético del Antiguo Testamento no es de origen humano. Los profetas fueron movidos por el Espíritu Santo de tal manera que el contenido de su mensaje provino de Dios. Estos hombres no crearon el mensaje por cuenta propia. Fueron meramente recipientes del mensaje, no sus originadores. Pedro fue muy intencional al enfatizar la inspiración del Espíritu como fuente de las profecías: aunque escritas por hombres, “nunca la profecía fue traída por voluntad humana” (2 Ped. 1:21). Y es este origen divino el que da a la Biblia su autoridad última sobre nuestra vida.

Dios utilizó a seres humanos para proclamar su Palabra al mundo. ¿De qué manera podemos nosotros ser utilizados por el Espíritu Santo para hacer algo similar hoy; no para escribir las Escrituras, sino en la proclamación de lo que ya ha sido escrito?

2 de enero

EL ESPÍRITU SANTO Y LA INSPIRACIÓN

 

Inspiración es el término utilizado para describir la influencia de Dios a través de la obra del Espíritu Santo al transmitir su mensaje por medio de instrumentos humanos. La obra del Espíritu Santo en el proceso de inspiración es la razón por la que encontramos una unidad fundamental en toda la Escritura en relación con la verdad. Como Espíritu de verdad (Juan 14:17; 15:26; 16:13), el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad.

 

       Lee 2 Pedro 1:21; Deuteronomio 18:18; Miqueas 3:8; y 1 Corintios 2:9 al 13. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de los escritores bíblicos y del involucramiento de Dios en el origen de la Biblia?

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Ser “impulsados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21, NVI) es una afirmación fuerte de la obra del Espíritu Santo en la inspiración. En 1 Corintios 2:9 al 13, el apóstol Pablo atribuye la revelación y la inspiración al Espíritu Santo. A nosotros los apóstoles, dice Pablo, Dios reveló las cosas ocultas que ningún ojo ha visto, y que menciona en el versículo 9. Dios las reveló por medio del Espíritu (1 Cor. 2:10). Los apóstoles han recibido este “Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (vers. 12). Luego, en el versículo 13, pasa a referirse a la obra de la inspiración, donde habla “no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales” (BA). Pablo no tenía duda en cuanto a la fuente y la autoridad de lo que estaba proclamando.

Aunque muchas partes de la Biblia son un resultado de la revelación sobrenatural directa de Dios, no todo en la Biblia fue revelado de esa manera. A veces, Dios usó a los escritores bíblicos y su investigación cuidadosa personal de las cosas o su uso de los documentos existentes (Jos. 10:13; Luc. 1:1-3), a fin de revelar y comunicar el mensaje divino. De manera que todas las partes de la Biblia son reveladas o inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la cual Pablo afirma que “todo” lo que fue escrito, fue escrito para nuestra enseñanza, para que por medio del “consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4, BA). El Dios que habla y que creó el lenguaje humano capacita a personas escogidas para comunicar en palabras humanas los pensamientos inspirados, de un modo fidedigno y confiable.

“Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del cielo” (CS 10).

3 de enero

EL ESPÍRITU SANTO Y LA VERACIDAD DE LAS ESCRITURAS

 

Mientras que la revelación es el acto sobrenatural por medio del cual Dios revela la verdad a seres humanos escogidos, la inspiración es la actividad del Espíritu Santo que salvaguarda la veracidad de lo que escribieron los autores humanos, a fin de que sus palabras tengan la plena aprobación de Dios. Dios aborrece el falso testimonio (Éxo. 20:16) y no puede mentir (Heb. 6:18); y es llamado el Dios de verdad (Sal. 31:5; Isa. 65:16). De manera similar, el Espíritu Santo es llamado “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17).

 

Lee Salmo 119:160. ¿Qué nos enseña esto acerca de todo lo que Dios nos revela?

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       Lee Juan 17:17. ¿Qué nos dice Jesús aquí acerca de la Palabra de Dios?

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La Palabra de Dios es fidedigna y merece plena aceptación. No es tarea nuestra sentarnos a juzgar la Escritura; más bien, la Escritura tiene el derecho y la autoridad para juzgarnos a nosotros. “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12, NVI).

Aunque, por supuesto, la Biblia fue escrita por aquellos que vivían en momentos, lugares y culturas específicos (no podría haber sido de otro modo), no deberíamos usar ese hecho para diluir o descartar el mensaje de la Biblia para nosotros. Una vez que se abre esa puerta, la Biblia es sujeta a la determinación humana de lo que es la verdad. El resultado es que muchas personas, aunque aseveran creer en la Biblia, rechazan cosas tales como una creación en seis días, un diluvio universal, un nacimiento virginal, la resurrección corpórea de Jesús y la segunda venida literal; y estas son solo unas pocas de las verdades bíblicas que han sido desechadas por personas falibles que se sentaron a juzgar las Escrituras. Ninguno de nosotros debería tomar ese camino jamás.

 

¿Por qué es tan crucial que sometamos nuestro propio juicio a la Palabra de Dios, y no viceversa?

 

4 de enero

EL ESPÍRITU SANTO COMO DOCENTE

 

El Espíritu Santo es importante no solo a la hora de revelar la Palabra escrita de Dios, sino también en ayudarnos a entenderla correctamente. Los seres humanos están limitados en su comprensión de la verdad; por naturaleza, están alienados de Dios (Efe. 4:18). Por eso, el mismo Espíritu que reveló e inspiró la Palabra de Dios y es el que nos habilita para entenderla. El problema no es que la Biblia sea un libro oscuro, sino nuestra actitud manchada de pecado hacia Dios, quien se revela en la Biblia.

El Espíritu Santo es un maestro que desea guiarnos a una comprensión más profunda de la Escritura y a una apreciación gozosa de la Biblia. Él trae la verdad de la Palabra de Dios a nuestra atención y nos da vislumbres frescas de esas verdades, a fin de que nuestra vida pueda ser caracterizada por una fidelidad y una obediencia amantes a la voluntad de Dios. Sin embargo, esto solamente puede suceder si nos acercamos a la Biblia con un corazón humilde y dispuesto a ser enseñado.

 

       Lee 1 Corintios 2:13 y 14. ¿Qué escribe el apóstol Pablo acerca de nuestra necesidad de interpretar espiritualmente las cosas espirituales?

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En nuestra comprensión de la Biblia, dependemos del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, no se discierne el sentido espiritual de las palabras bíblicas, sino solo su significado lingüístico. Más aún, como seres humanos pecadores, a menudo estamos en oposición a la verdad de Dios, no porque no la entendamos sino porque preferimos no seguirla. Sin el Espíritu Santo, no hay afecto por el mensaje de Dios. No hay esperanza ni confianza, y no hay respuesta de amor. Lo que el Espíritu trae a la vida está en armonía con la verdad ya proclamada en la Biblia.

 

       “Las muchas opiniones contradictorias con respecto a lo que enseña la Biblia no surgen de ninguna oscuridad del libro mismo, sino de la ceguera y el prejuicio de parte de los intérpretes. Los hombres ignoran las sencillas declaraciones de la Biblia para seguir su propio raciocinio pervertido” (COES 25). ¿De qué manera tu orgullo ha sido una piedra de tropiezo que te ha impedido implementar la verdad de las Escrituras en tu vida? ¿En qué áreas de tu vida tus propios deseos te impiden aceptar la verdad de Dios para ti? ¿Cómo puedes aprender a entregarlo todo a Dios?

5 de enero

EL ESPÍRITU SANTO Y LA PALABRA

 

El Espíritu Santo, que ha revelado e inspirado el contenido de la Biblia a los seres humanos, no nos guiará contrariamente a la Palabra de Dios en ningún aspecto.

 

Lee Juan 5:39, 46 y 47; y Juan 7:38. ¿A qué autoridad se refiere Jesús en estos textos? ¿De qué manera confirma la Biblia que Jesús es el Mesías?

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Algunas personas afirman tener “revelaciones” e instrucciones especiales del Espíritu Santo que son contrarias al claro mensaje de la Biblia. Para ellos, el Espíritu Santo ha alcanzado un nivel de autoridad mayor que la Palabra de Dios. Cuandoquiera que la Palabra inspirada y Escrita de Dios sea anulada, y se evada su claro mensaje, estaremos caminando por terreno peligroso y no estaremos siguiendo al Espíritu de Dios. Únicamente la Biblia es nuestra salvaguardia espiritual. Solamente la Biblia es una norma confiable para todo asunto de fe y práctica.

“Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos” (DTG 624).

Elena de White ha dejado muy en claro que “el Espíritu no fue dado —ni puede jamás ser otorgado— para invalidar la Biblia; pues las Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada” (CS 11).

El Espíritu Santo nunca es dado en reemplazo de la Palabra de Dios. Más bien, trabaja en armonía con la Biblia, y a través de ella, para atraernos a Cristo y hacer así de las Escrituras la única norma de espiritualidad bíblica auténtica. Podemos estar seguros de que, cuando aparece alguien haciendo afirmaciones que contradicen la Palabra de Dios, esa persona no está hablando la verdad. No podemos juzgar los corazones ni los motivos. No obstante, sí podemos juzgar la teología; y la única norma que tenemos para hacerlo es la Palabra de Dios.

 

¿Cuáles son algunas de las enseñanzas claramente contrarias a la Palabra de Dios que ciertas personas están intentando promover en la iglesia? ¿Cuál debiera ser nuestra respuesta a (1) las personas que promueven estos errores y (2) los errores mismos?

6 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Nuestra única salvaguardia”, El conflicto de los siglos, pp. 579-588; y “No se turbe vuestro corazón”, El Deseado de todas las gentes, pp. 617-635.

 

Piensa en toda la verdad que conocemos solamente porque nos ha sido revelada en la Biblia. Piensa, por ejemplo, en la creación. Qué contraste entre lo que la Palabra de Dios enseña acerca de cómo fuimos creados y lo que la humanidad afirma al respecto (es decir, que llegamos a existir por medio del proceso que ahora se llama “la síntesis neo darwiniana”). ¡Observa cuán equivocados están los seres humanos! Piensa, además, en la segunda venida de Jesús y la resurrección de los muertos al fin del tiempo. Estas son verdades que nunca podríamos aprender por nuestra cuenta. Deben sernos reveladas; y lo son, en la Palabra de Dios, que fue inspirada por el Espíritu Santo. De hecho, la verdad más importante de todas, que Jesucristo murió por nuestros pecados, y que somos salvos por fe en él y sus obras por nosotros, es una verdad que nunca habríamos podido dilucidar por nuestra cuenta. Lo sabemos únicamente porque nos fue revelado. Piensa en otras verdades que sabemos solamente porque nos han sido dichas por medio de la Palabra de Dios. El hecho de que tales verdades cruciales se encuentran únicamente en la Biblia ¿qué nos debería decir acerca de cuán central debe ser la Palabra de Dios en nuestra vida?

 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  • ¿Por qué, respecto de las cuestiones espirituales, la Biblia es una guía más segura que las impresiones subjetivas? ¿Cuáles son las consecuencias cuando no aceptamos la Biblia como la norma según la cual probamos toda enseñanza e, incluso, nuestras experiencias espirituales?
  • A menudo escuchamos la palabra “verdad” utilizada en una variedad de contextos. En la clase, hablen sobre el concepto de “verdad”: lo que es verdadero o no, y qué significa que digamos que algo es “verdadero”. Reflexionen: ¿Qué significa que algo sea verdadero?
  • ¿De qué manera debería reaccionar tu iglesia si alguien afirma tener “nueva luz”?
  • Analiza la diferencia radical entre lo que la Biblia enseña sobre el modo en que fuimos creados y lo que propone la sabiduría humana. Lo que afirma la sabiduría humana, es decir, la última comprensión sobre la teoría de la evolución, es completamente contrario al mensaje de la Biblia. ¿Qué nos debería decir eso acerca de por qué tenemos que confiar en la Biblia por sobre todo lo demás?
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