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ESCAPE DE LAS COSTUMBRES DEL MUNDO | Lección 04: Para el 27 de enero de 2018

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 119:11; Efesios 6:18; Romanos 8:5, 6; Hebreos 11:1-6; 1 Reyes 3:14; Ezequiel 36:26, 27. PARA MEMORIZAR: “No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte [...]. El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas” (Prov. 11:4, [...]


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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 119:11; Efesios 6:18; Romanos 8:5, 6; Hebreos 11:1-6; 1 Reyes 3:14; Ezequiel 36:26, 27.

PARA MEMORIZAR:

“No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte [...]. El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas” (Prov. 11:4, 28).

Aunque Satanás fracasó con Jesús, ha tenido éxito con todos los demás. Y seguirá teniendo éxito a menos que peleemos con la armadura y el poder de Dios, el único que nos ofrece la libertad de los señuelos del mundo.

Por lo tanto, debemos centrar nuestra atención en nuestro Proveedor ce- lestial. David se dio cuenta de su verdadero valor en esta vida cuando escribió: “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Sal. 34:10). Salomón reconoció que la sabiduría y el entendimiento eran más valiosos que la plata y el oro (Prov. 3:13, 14). La verdadera felicidad y la vida recta surgen de apartar la vista de nuestras po- sesiones y mirar al Cristo viviente, que nos posee.

Nuestra única esperanza para escapar del encanto del mundo es una re- lación vital y exitosa con Jesús. Esta semana estudiaremos los elementos de esa relación y lo determinante que es para nuestro propio éxito espiritual reconocer el poder detrás de la máscara del mundo y ver la importancia de Cristo como la verdadera razón de vivir.

UNA RELACIÓN CON CRISTO

El amor a las posesiones mundanas, incluso por parte de quienes no tienen mucho, puede ser una cadena poderosa que ate el alma al mundo en vez de a Cristo. Incluso si no tenemos mucho en términos de posesiones terrenales, el apasionado deseo de alcanzar bienes materiales puede convertirse en una terrible maldición que, si no se pone bajo el control del Señor, aleja al alma de la salvación. Satanás lo sabe y, por eso, usa el amor por las posesiones materiales para entrampar a todos los que pueda.
¿Cuál es nuestra única protección?

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:2). ¿Cómo hacemos lo que nos indica Pablo? (Ver también Sal. 119:11; Efe. 6:18.)

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¿Qué otros versículos puedes encontrar que nos digan en qué debemos mantener enfocada nuestra mente? (Fíjate, por ejemplo, en Fil. 4:8.)

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La única cura para la mundanalidad, cualquiera sea su forma, es una con- tinua devoción a Cristo (Sal. 34:1) durante los altibajos de la vida. Moisés tuvo “por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios” (Heb. 11:26). Antes que cualquier otra relación, Cristo debe ser nuestra prio- ridad máxima. Cristo busca un compromiso basado en la convicción, no en la preferencia; es decir, debemos consagrarnos a Cristo por lo que él es y por lo que ha hecho por nosotros, no por alguna ventaja inmediata que puedan aportar nuestra fe y nuestro compromiso con él.
Nuestra vida debe esconderse en Jesús, y sus planes deben ser nuestros planes. El verdadero compromiso es poner nuestra mano en el arado sin “mira[r] hacia atrás” (Luc. 9:62). Cuando asumimos ese tipo de compromiso, Jesús nos eleva a nuestro máximo potencial. Cuando nos entreguemos a él, él quebrantará el dominio del mundo sobre nuestras almas. Nuestra atención debe jarse en Cristo en vez de en lo material; únicamente eso llenará el vacío en nuestra vida.

Piensa en una oportunidad en que adquiriste una posesión material, algo que real- mente estabas deseoso de tener. ¿Cuánto tiempo duraron la alegría y la satisfacción antes de que se desvanezca y vuelvas al lugar donde empezaste?

EN LA PALABRA

Se han distribuido más de seis mil millones de ejemplares de la Biblia en todo el mundo, pero ¿cuántos la consideran la Palabra del Dios viviente? ¿Cuántos la leen con un corazón sincero y abierto para conocer la verdad?
Un estudio bíblico apropiado orienta nuestra brújula espiritual y nos per- mite navegar por un mundo de falsedad y confusión. La Biblia es un docu- mento vivo de origen divino (Heb. 4:12), y como tal nos señala las verdades que no podemos obtener en ningún otro lugar. La Biblia es la hoja de ruta de Cristo para la vida diaria, y nos educa al expandir nuestro intelecto y re nar nuestro carácter.Lee Juan 5:39; 14:6; y 20:31. La Biblia, especí camente los evangelios, nos dan la información más autorizada acerca de Jesús. ¿Qué dicen estos versículos especí cos en Juan y por qué es tan importante para todos los que creemos en Jesús?

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Estudiamos la Biblia porque es la fuente suprema de la Verdad. Jesús es la Verdad y en la Biblia descubrimos a Jesús a medida que lo podemos conocer, gracias al modo en que nos ha sido revelado allí. Aquí, en la Palabra de Dios, en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, aprendemos quién es Jesús y qué hizo por nosotros. Entonces nos enamoramos de él, y con amos nuestra vida y nuestra alma a su custodia eterna. Al seguir a Jesús y obedecer sus palabras, según se revelan en su Palabra, podemos liberarnos de los lazos del pecado y del mundo. “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).

Lee Romanos 8:5 y 6. ¿De qué se nos advierte aquí, y de qué manera el estudio de la Palabra de Dios puede ayudarnos en esta lucha por nuestra mente?

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El amor al mundo, especialmente el amor a las posesiones mundanas, fácilmente puede alejarnos de Dios si no tenemos cuidado. Por eso debemos permanecer en la Palabra, que nos señala las realidades eternas y espirituales, tan cruciales para la vida cristiana.
El amor a las cosas mundanas nunca eleva la mente a la moralidad espiri- tual, sino que reemplaza los principios bíblicos por la codicia, el egoísmo y la lu- juria. El amor, según se revela en la Biblia, construye relaciones al enseñarnos la importancia de darnos a los demás. Al contrario, la mundanalidad implica obtener cosas para nosotros, que es lo opuesto a todo lo que Jesús representa.

LA VIDA DE ORACIÓN

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). No es de extrañar que los cristianos a menudo digan que su fe gira en torno a una relación con Dios. Si conocer a Dios es “vida eterna”, entonces podemos hallar esa vida a través de una relación con él. Y, por supuesto, lo primordial de esa relación es la comunicación. Ayer vimos que Dios se comunica con nosotros mediante su Palabra divina. Nosotros, a su vez, comulgamos con él mediante la oración.
Si, como hemos visto, debemos poner nuestra mente y corazón en las cosas celestiales y no en las cosas de este mundo, entonces la oración es fundamental. Esto es así porque, por su misma naturaleza, la oración nos señala un Reino más elevado que el del mundo mismo.
Sin embargo, incluso aquí debemos tener cuidado porque a veces nuestras oraciones pueden ser meramente una expresión de nuestra propia naturaleza egoísta. Por eso necesitamos orar en sumisión a la voluntad de Dios.
Hace años, una mujer entonaba estas palabras: “Oh, Señor, ¿me comprarías un Mercedes-Benz?” Era su forma de atacar el materialismo de quienes profesan tener fe en Dios. También nosotros debemos estar seguros de que cuando oramos, que es en sí mismo un acto de sumisión a Dios y de muerte al mundo, estamos buscando la voluntad de Dios, no solo la nuestra.

Lee Hebreos 11:1 al 6. ¿Cuál es el componente fundamental que debe mezclarse con todas nuestras oraciones? Además, ¿qué signi ca acercarse a Dios con fe y orar con fe?

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Si nuestras oraciones no van unidas a la fe, habrá presunción, la fe falsa de Satanás. “La oración y la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser es- tudiadas juntas. En la oración de fe hay una ciencia divina; es una ciencia que debe comprender todo el que quiera tener éxito en la obra de su vida. Cristo dice: ‘Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá’ (Mar. 11:24). Él explica claramente que nuestra petición debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios; debemos pedir cosas que él haya prometido y todo lo que recibamos debe ser usado para hacer su voluntad. Cuando se satisfacen las condiciones, la promesa es indubitable” (LO 318).

Revisa tu vida de oración. ¿Por qué oras? ¿Qué dicen tus oraciones acerca de tus prio- ridades? ¿Por qué otras cosas necesitarías orar?

LA VIDA DE SABIDURÍA

Una de las historias más bellas de la Biblia es la del pedido que Salomón le hace a Dios, para que le dé sobre todo un “corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” (1 Rey. 3:9).

¿Qué mensaje importante le dio Dios a Salomón que, si lo hubiese tenido en cuenta, habría salvado al rey de la ruina que le acarrearon sus posesio­ nes? ¿Por qué lo que Dios le dijo es tan importante para todos nosotros? 1 Rey. 3:14; ver también 1 Juan 5:3; 1 Ped. 4:17.

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Salomón tenía una sabiduría extraordinaria, pero la sabiduría en sí misma, si no se pone en práctica y no se vive, llega a ser nada más que buena informa- ción. En el sentido bíblico de la palabra, la sabiduría que no se pone en práctica en realidad no es sabiduría. Se perderán muchos que habrán tenido mucha información correcta acerca de Dios y sus requerimientos. Pero la falta de obediencia de Salomón hizo que se alejara de los caminos a los que el Señor lo había llamado. Recién más adelante en la vida entró en razón, y con humildad escribió: “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (Prov. 8:11).
La sabiduría es la aplicación del conocimiento y el entendimiento. El co- nocimiento representa los hechos; el entendimiento representa el discerni- miento; y la sabiduría se da en el proceso de aplicar nuestro entendimiento y conocimiento a nuestra vida. Un mayordomo sabio no solo necesita co- nocimiento y entendimiento, sino la experiencia que se obtiene al vivir ese conocimiento y entendimiento.
El ejemplo de Salomón nos muestra con cuánta facilidad hasta el más sabio y el más entendido puede verse arrastrado por la vaciedad de un estilo de vida materialista si no pone en práctica el conocimiento que se le ha dado.

Compara 1 Corintios 3:19, con Proverbios 24:13 y 14. ¿Cuál es la diferencia entre los dos tipos de sabiduría que se mencionan en estos versículos? Comparte tus respuestas con la clase el sábado.

EL ESPÍRITU SANTO

El gran con icto es real; hay dos bandos que están luchando por nuestra alma. Uno nos atrae a Cristo (Juan 6:44) y el otro, al mundo (1 Juan 2:16). El poder del Espíritu Santo en nuestra vida nos atrae en la dirección correcta si tan solo nos sometemos a él.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13; ver también Juan 14:16). El Espíritu Santo nos capacita para vivir por principio y por fe, no por caprichos ni emociones que tanto dominan al mundo. La preparación exitosa para vivir en el cielo se da al vivir elmente en este mundo bajo la dirección del Espíritu Santo.
Pablo aconseja: “Que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor. 2:5). El atractivo del mundo, a menudo a través de posesiones materiales, nos aleja del Señor. En contraste, si no nos resistimos, el poder del Espíritu Santo nos llevará a Jesús.

El éxito en la batalla con el mundo y sus atractivos lo lograremos solo desde afuera. Lee Ezequiel 36:26 y 27; Juan 14:26; y Efesios 3:16 y 17. Cuando permitamos que el Espíritu Santo tome posesión de nosotros, ¿qué cosas hará Dios para asegurarse de que obtengamos la victoria espiritual?

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“Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, deforma el carácter. El Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón a través de las Escrituras. Así expone el error y lo expulsa del alma. Es por medio del Espíritu de verdad, obrando a través de la Palabra de Dios, como Cristo subyuga a sí mismo a su pueblo escogido” (DTG 624, 625).
El Espíritu Santo es el relator de la verdad y es el don supremo que Jesús podría dar para representar a la Deidad en la tierra después de su ascensión. El Espíritu Santo se esfuerza por darnos poder para vencer el poderoso señuelo del mundo y sus “encantos”.

El mundo nos atrae a todos, ¿verdad? ¿Qué decisiones puedes tomar ahora mismo que te ayudarán a someterte al Espíritu Santo, el único que te puede dar poder para resistir las tentaciones del mundo?

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Un mayordomo actúa según los principios gemelos del deber y del amor. “Recuerden que el deber tiene un hermano gemelo, que es el amor; cuando estos se unen, pueden lograr casi cualquier cosa; pero si están separados, ninguno es capaz de hacer el bien” (TI 4:66). El deber es el amor en acción. Solo necesitamos concentrarnos en el sacri cio de Cristo para que el amor despierte nuestro deber.

En cambio, los principios del mundo son el odio y su melliza, la rebelión. La rebelión puede ser odio en acción. Lucifer se rebeló contra Dios (Eze. 28:16, 17) y nunca dejará de hacerlo hasta que sea destruido. Él convirtió la autoridad del amor en el amor a la autoridad. Los líderes religiosos de Israel odiaban la autoridad y el poder que Jesús poseía (Mateo 22:29). Aun cuando huían del Templo o se apartaban de su mirada penetrante, no cambiaban de actitud.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Sigue analizando esta idea del amor y del deber. ¿Qué quiere decir Elena de White cuando, después de llamarlos gemelos, dice que uno sin el otro “nin- guno es capaz de hacer el bien”? ¿Cómo es el amor sin el deber, y cómo es el deber sin amor? ¿Por qué deben estar juntos?

2. El versículo de memoria para esta semana dice: “No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte [...]. El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas” (Prov. 11:4, 28). ¿Cuál es el signi cado de este texto? ¿Qué dice y qué no dice, acerca de las riquezas?

3. En clase, analicen la vida de Salomón. Pregunta cómo pudo haberse descarriado tanto. Busca versículos en el libro de Eclesiastés que ayuden a revelar la futilidad y la vacuidad de las posesiones mundanas, sea que ten- gamos muchas como Salomón, o no. ¿Qué hemos aprendido esta semana sobre la oración, sobre el estudio de la Biblia y sobre nuestra relación con Cristo, que nos puede mantener en el camino correcto, espiritualmente hablando?

4. Incluso los que no tienen muchas posesiones mundanales, ¿cómo pueden quedar atrapados en la trampa que Satanás les pone?

5. ¿Qué respuesta obtuviste con respecto a la pregunta nal del miércoles sobre los diferentes tipos de sabiduría?

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